El cierre del aeropuerto de La Palma bloquea a cientos de enfermos graves o con urgencias médicas
La isla no cuenta con medios para radioterapia, neurocirugía o cateterismos. “Mi padre perdió una prueba urgente para saber si sufría de metástasis”, asegura una afectada
El aeropuerto de La Palma lleva cerrado desde el pasado sábado 20 de noviembre a causa de la caída de cenizas provenientes del volcán. Este cierre no solo ha bloqueado la entrada y regreso de miles de turistas en avión, sino que ha obligado a muchos a salir por mar. Y eso ha ocasionado un efecto más grave: que no reciban tratamiento y diagnóstico cientos de pacientes graves a los que no se puede atender en la isla y que deberían desplazarse a otros puntos de Canarias, según adelantó ayer la Cadena SER. ...
El aeropuerto de La Palma lleva cerrado desde el pasado sábado 20 de noviembre a causa de la caída de cenizas provenientes del volcán. Este cierre no solo ha bloqueado la entrada y regreso de miles de turistas en avión, sino que ha obligado a muchos a salir por mar. Y eso ha ocasionado un efecto más grave: que no reciban tratamiento y diagnóstico cientos de pacientes graves a los que no se puede atender en la isla y que deberían desplazarse a otros puntos de Canarias, según adelantó ayer la Cadena SER. La Palma no cuenta con servicios de radioterapia, ni neurocirugía, ni se puede practicar un cateterismo a quienes hayan sufrido un infarto.
Para tratarse, estos pacientes han de acudir normalmente al centro de referencia, el Hospital Universitario de Canarias (Tenerife), o a otros centros en esa isla o en Gran Canaria.
“Los turistas pueden irse o no irse”, sentencia Mercedes Coello, gerente de los Servicios Sanitarios de la isla. “Pero para los enfermos es imperativo”. Y explica que desde que el volcán entró en erupción, Binter, la principal aerolínea canaria que opera entre las islas, ha reducido la frecuencia de vuelos y deja de despegar a las 17.00 (antes ampliaba el horario hasta las 20.00). Esta situación produjo un cuello de botella para los que necesitaban traslado por cuestiones médicas, lo que ha empeorado desde que se interrumpió la actividad del aeropuerto. “Quienes han sufrido una emergencia médica constituyen el verdadero problema”, subraya Coello. “Esta semana tuvimos un caso de infarto grave. Esperamos a que se abriese el aeropuerto para poder llevarlo en helicóptero. Al final, nos vimos obligados a trasladarlo en ambulancia medicalizada en ferri”.
La salida de estas emergencias no constituye el único problema sanitario derivado del volcán. Muchos pacientes han de trasladarse a Tenerife o Gran Canaria para recibir atenciones que, por tamaño, el área de salud de La Palma no presta. “También están las personas que han de pasar consulta o hacerse pruebas en otras islas”, explica Coello. El Servicio Canario de Salud sufraga el vuelo del enfermo y un acompañante. La afluencia de turistas para contemplar el volcán, sin embargo, impide que muchas consultas graves, que requieren traslado a otras islas, puedan llevarse a cabo.
Sandra (nombre ficticio para preservar su intimidad) tenía previsto acompañar a su padre, de 74 años, para una consulta clave de oncología: tenía como objetivo detectar si el cáncer que sufre ha desarrollado metástasis. “Pero el cierre del aeropuerto nos dejó en tierra”, explica en conversación telefónica. “Abrieron listas de espera para cuando se reanudasen los vuelos, pero nos quedamos fuera, y en Binter nos dijeron que solo reservaban plazas a casos médicos si se trataba de trasplantes. Intenté comprar billetes para trasladarnos en barco: todas las plazas estaban agotadas”.
Sandra logró que el Servicio Canario de Salud le retrasase dos veces la cita. Su padre, finalmente, se hizo las pruebas a principios de semana. La familia espera ahora los resultados. “Tengo una gran sensación de frustración y cabreo”, confiesa. “Todo el proceso se ha retrasado una semana. Si los vuelos están cancelados no hay nada que hacer, claro. Cuando se abrieron, sin embargo, he tenido que ver cómo muchos turistas pasaban por delante de nosotros para coger un avión o un barco y quedarnos nosotros en tierra”.
A fin de evitar estos casos, el Gobierno de Canarias anunció el miércoles un acuerdo con Binter para que, en adelante, la aerolínea reserve plazas a los pacientes que requieran de traslado; pero eso no resulta de gran utilidad con el aeropuerto cerrado y mientras hay problemas con las plazas en los barcos.
Sin embargo, fuentes de la Consejería de Sanidad explican que “ningún paciente ha dejado de recibir sesiones de radioterapia”. Y añaden que La Palma tiene una población reducida (unos 80.000 habitantes) que en otras partes de España tampoco contaría con un hospital general. La filosofía”, de todas formas, “es que los pacientes se muevan lo menos posible”, aseguran. Para ello, recalcan que son numerosos los profesionales que se desplazan semanalmente a las islas menores para pasar consulta.