La Ertzaintza encuentra muerto a un enfermo confinado por covid-19 en Eskoriatza

Efectivos de la Ertzaintza han hallado muerto en su vivienda de Eskoriatza (Gipuzkoa) a un varón que el pasado jueves dio positivo en covid-19. Los agentes de la policía vasca han acudido a la vivienda del enfermo después de constatar que no respondía ni a las llamadas telefónicas ni al timbre de la puerta. Los agentes han abierto una incidencia y se han presentado sobre las 10.45, han abierto la puerta y se lo han encontrado muer...

Efectivos de la Ertzaintza han hallado muerto en su vivienda de Eskoriatza (Gipuzkoa) a un varón que el pasado jueves dio positivo en covid-19. Los agentes de la policía vasca han acudido a la vivienda del enfermo después de constatar que no respondía ni a las llamadas telefónicas ni al timbre de la puerta. Los agentes han abierto una incidencia y se han presentado sobre las 10.45, han abierto la puerta y se lo han encontrado muerto. El médico que les acompañaba no ha sido capaz de reanimarlo. Sí ha constatado que no había signos de violencia en el cadáver.

El pasado día 9 el Servicio Vasco de Salud realizó numerosos test PCR a varios vecinos, según algunas fuentes, 150, tras constatarse que había al menos dos casos positivos relacionados con un bar, la taberna del hotel de Eskoriatza. Uno de sus clientes sería el primer positivo y, al parecer, la propietaria del local y el marido de esta, amigos del cliente, se contagiaron. Dos positivos que provocaron la clausura del local. No fue el único establecimiento que cerró. Una vez trazada la ruta que siguió el primer contagiado, otro local de hostelería de la localidad guipuzcoana, el Compostela, echó el cierre.

Ese mismo día, el Ayuntamiento se coordinó con Osakidetza aunque no se activó ningún protocolo especial. Se pidió “responsabilidad” a los vecinos y se confinó a los casos confirmados y a los que estaban a la espera del resultado, entre ellos al cliente del bar.

Fuentes de Sanidad no confirman que el hombre fallecido sea el paciente cero. Se trataría de un marinero, amigo de la propietaria de la taberna del hotel, que había estado trabajando de cocinero en un atunero en Madagascar y se contagió en el avión de vuelta a casa. El seguimiento y el confinamiento preventivo se extendió a unas 30 personas que habrían estado en contacto con este marinero.

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