Ciudad de México registra una tendencia a la baja en hospitalizaciones por la covid-19
Las autoridades estudian ampliar las actividades que pueden reactivarse en la capital, mientras aumenta el número de pruebas realizadas a la población
Los hospitales de Ciudad de México han registrado una tendencia a la baja en la cantidad de ingresos por la covid-19 desde el 11 de junio, lo que hace pensar a las autoridades locales que lo peor de la pandemia pudo haber pasado en la capital, uno de los epicentros del coronavirus en México. Los registros diarios manejados por la ...
Los hospitales de Ciudad de México han registrado una tendencia a la baja en la cantidad de ingresos por la covid-19 desde el 11 de junio, lo que hace pensar a las autoridades locales que lo peor de la pandemia pudo haber pasado en la capital, uno de los epicentros del coronavirus en México. Los registros diarios manejados por la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP) –el organismo a cargo del monitoreo del comportamiento de la pandemia en la metrópoli– muestran que el número de hospitalizados alcanzó su punto álgido el 22 de mayo, con un registro de 6.457 personas que fueron internadas, pero ha bajado hasta las 5.600 el 22 de junio, lo que representa una caída del 60% en la saturación de los centros médicos. “Se trata de una caída constante, día con día. Ya podemos decir que son buenas noticias, una tendencia marcada que nos da gusto”, afirma Eduardo Clark, director general de Gobierno Digital de la ADIP.
La agencia que Clark dirige creó el 23 de marzo un sistema de monitoreo en la capital para determinar el comportamiento de la pandemia, que consiste en reportar todas las noches las camas disponibles y ocupadas en los 90 hospitales del Valle de México –área metropolitana en la que habitan más de 20 millones de personas–, así como la cantidad de pacientes que han requerido usar ventiladores. Puede sonar un método anticuado para un organismo que vela por la innovación, pero Clark explica que ha sido eficiente para determinar el golpe del coronavirus en la capital. “Creemos que la capacidad hospitalaria nos da una idea mucho más apegada a la realidad”, afirma.
De esta manera, el equipo de la ADIP ha podido determinar la tendencia a la baja, que ha sido corroborada con otros datos, que incluye monitoreos a las llamadas de emergencia al 911, actas de defunciones, ingresos hospitalarios y el sistema de atención temprana de la covid-19 que implementó la capital. “Son una serie de indicadores que muestran prácticamente lo mismo”, afirma Clark.
Ciudad de México registró el pico más alto de contagios entre el 15 y 20 de mayo, pero a partir del 11 de junio ha comenzado una caída en las hospitalizaciones. Esta tendencia a la baja permite a las autoridades establecer las medidas a tomar, que pueden implicar una flexibilización de las acciones asumidas frente a la contingencia. Clark explica que cada jueves se reúne el equipo que determina el plan de apertura de la capital, que él dirige, y que ha tomado como parámetros el mecanismo de vigilancia de cuatro colores que ha implementado el Gobierno mexicano. La ciudad se encuentra en este momento en el llamado semáforo rojo, es decir, que mantiene la alerta máxima por la cantidad de contagios de la covid-19. Este jueves el equipo de Clark analizará la caída en las hospitalizaciones en la capital y decidirán si la metrópoli pasa al semáforo naranja, que amplía las actividades que puede realizar el sector privado, público y la ciudadanía. La capital mexicana registra 43. 596 contagios y 5.656 defunciones.
La ciudad también planea aumentar la cantidad de pruebas para diagnosticar contagios. Clark dice que han pasado de realizar 6.000 pruebas hace ocho semanas a más de 17.000 y que esperan aumentar el número a 23.000 para la segunda semana de julio, con 117 centros de salud donde se toman las muestras. Además, mantienen el sistema de monitoreo telefónico, Locatel, con 1.500 personas siguiendo a contactos de contagiados por la covid-19. En las últimas dos semanas se ha dado seguimiento a 7.500 personas con pruebas positivas. El equipo de Locatel llama a un enfermo, toma datos de dónde se pudo haber contagiado y pregunta por las personas con quienes estuvo en contacto, que luego son localizadas para pedirles que se hagan la prueba. “Hemos tenido una tasa de respuesta del 40%, pero entre más gente tome confianza podemos identificar cadenas de contagios y romperla si es posible”, explica Clark.
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