La población de caballito del mar Menor, en peligro
La especie no ha conseguido superar la crisis que sufrió la laguna en 2019 en la que murieron miles de peces, asegura la asociación Hippocampus
La población de caballitos del mar Menor no consigue remontar. Los resultados sobre su estado que está obteniendo la asociación Hippocampus, especializada en el estudio y conservación de esta especie en este humedal murciano, son desalentadores. “Los primeros sondeos indican que el caballito de mar (Hippocampus guttulatus) de la laguna está en mínimos históricos, en estado crítico”, sostiene Miguel Vivas, biólogo marino del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y colaborador de la asociació...
La población de caballitos del mar Menor no consigue remontar. Los resultados sobre su estado que está obteniendo la asociación Hippocampus, especializada en el estudio y conservación de esta especie en este humedal murciano, son desalentadores. “Los primeros sondeos indican que el caballito de mar (Hippocampus guttulatus) de la laguna está en mínimos históricos, en estado crítico”, sostiene Miguel Vivas, biólogo marino del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y colaborador de la asociación. La asociación se basa también en los datos del Servicio de Pesca de la región, que no ha detectado caballitos en los muestreos de medusas, y en las escasas capturas accidentales por parte de los pescadores, según adelantó La Opinión de Murcia.
El descenso de la población, que lleva décadas produciéndose, tiene su origen en la actualidad en las crisis ecológicas con pérdida de cobertura vegetal que ha sufrido el mar Menor debido a la entrada de nitratos procedentes de la agricultura de regadío del Campo de Cartagena, agravadas por las sucesivas gotas frías, apunta el experto.
Hace ocho años, en 2012, se produjo un repunte. Hippocampus estimó que existían unos 190.000 ejemplares, "lo que indicaba una recuperación parcial de la especie desde los valores preocupantes de principios de siglo”, explica Vivas. Aún así, la población se hallaba “lejísimos” de la de los años setenta y ochenta. “Debía haber millones de ejemplares, pero no hay estudios que lo corroboren”, apunta.
La especie había sufrido ya un expolio en el mar Menor debido a su atractivo aspecto. En la década de los noventa del siglo pasado los pescadores capturaban los caballitos que se adquirían como objeto decorativo. “Una empresa los compraba secos a los pescadores”, concreta Vivas. Hay países en los que se venden en acuarios, para su uso en medicina tradicional y como amuletos, a pesar de que la especie se encuentra dentro de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que prohíbe traficar con ellos.
Juan Gómez, expresidente de la cofradía de pescadores de San Pedro del Pinatar, recuerda cuando los capturaban “porque se podía”. “Yo he conocido años mejores y peores, ha habido momentos en que repuntaban, pero nunca a los niveles de hace 20 o 30 años”, recuerda. Gómez critica con dureza el deterioro de la laguna. “No se ha hecho nada, sigue entrando agua en malas condiciones por la agricultura y eso es una bomba que explotará antes o después”, mantiene.
La bomba ya estalló en 2016, cuando la laguna sufrió su primer gran colapso y se convirtió en una sopa verde llena de fitoplancton, con el consiguiente batacazo para los caballitos y otras especies. La asociación Hippocampus solo contabilizó al año siguiente 3.600 ejemplares. En 2019, sin tiempo para que se produjera una recuperación de la especie, miles de peces se asfixiaron en las orillas del mar Menor debido a un episodio de anoxia (falta de oxígeno). Un año antes, la asociación había detectado 12.000 ejemplares. “Confiábamos en que con ese repunte hubiera una buena reproducción, pero el desastre de 2019 cortó las expectativas”, explica José Antonio Oliver, coordinador de la asociación Hippocampus.
En el acuario de la Universidad de Murcia, Emilio Cortés, conservador de las instalaciones, y su equipo desarrollan el proyecto de Banco de Especies del mar Menor. “Un reservorio genético que nos permitirá contar con stock para hacer frente a cualquier episodio de anoxia que afecte a las especies de forma grave”, describe. Una de ellas es el caballito de mar, con el que llevan trabajando desde el año 1998, y que no está catalogado en peligro “porque no hay datos suficientes”.
El investigador explica que se trata de una especie de movimientos lentos y delicados, “lo que no significa que sea poco resistente”. Nadan erguidos y se sujetan enrollando su cola a las plantas. Los que viven en el mar Menor son fuertes, como demuestra su adaptación a una laguna con mayor salinidad que el Mediterráneo y a los cambios de temperatura del agua (en verano puede superar los 30 grados y en invierno estar en ocho).
“El caballito de mar es sensible a las capturas y, además, se enfrenta a especies predadoras como la lubina, la dorada o el cangrejo azul (este último considerado una especie invasora) que se los comen”, sostiene. Todo ello se une a los episodios de eutrofización que resultan “demoledores”. Pero, “si se consiguiera recuperar el equilibrio del mar Menor, sus poblaciones saldrían adelante”, lanza un mensaje de esperanza.
La mala situación de los caballitos de mar se extiende por el Mediterráneo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) dio la voz de alarma sobre el estado de los peces syngnathiformes —especies únicas, cuyos machos gestan y dan a luz a las crías— en este mar en 2017. Tras evaluar a 14 especies caballitos de mar, peces aguja y trompeteros, la organización concluyó que casi el 15% de las de caballitos estaban “casi amenazadas”. Una de ellas es la que vive en el mar Menor. Lo que significa, añade la UICN, que “si continúa la tendencia, pronto estarán amenazados con la extinción”.