Japón extiende su estado de alerta sanitaria a todo el país
El primer ministro, Shinzo Abe, insta a reducir el contacto entre personas al menos “en un 70%”
Japón ha declarado este jueves el estado de alerta sanitaria en todo su territorio en un intento de impedir la propagación del coronavirus, que continúa extendiendo los contagios por el país. Según ha apuntado el primer ministro, Shinzo Abe, en una reunión con expertos, la medida se toma para impedir una desbandada de viajeros por el país durante las vacaciones de la primera semana de mayo, la conocida como Semana Dorada, que pueda multiplicar las transmisiones.
El estado de alerta estará vigente un mes. Hasta ahora, esta me...
Japón ha declarado este jueves el estado de alerta sanitaria en todo su territorio en un intento de impedir la propagación del coronavirus, que continúa extendiendo los contagios por el país. Según ha apuntado el primer ministro, Shinzo Abe, en una reunión con expertos, la medida se toma para impedir una desbandada de viajeros por el país durante las vacaciones de la primera semana de mayo, la conocida como Semana Dorada, que pueda multiplicar las transmisiones.
El estado de alerta estará vigente un mes. Hasta ahora, esta medida solo se había impuesto en siete de las 47 prefecturas del país desde la semana pasada, incluida la capital, Tokio, donde el número de contagios ha ido creciendo sustancialmente. Este jueves las autoridades sanitarias niponas detectaron 300 nuevos casos confirmados, incluidos 149 en esa metrópolis. En total, Japón ha registrado más de 10.000 infecciones desde que comenzó la pandemia.
“He decidido poner todas las prefecturas bajo estado de alerta sanitaria para atajar las infecciones en las áreas respectivas y especialmente para limitar al máximo el movimiento de gente de cara a las vacaciones de la Semana Dorada”, ha indicado el primer ministro, citado por la agencia de noticias Kyodo. “Tenemos que hacer lo que haga falta para reducir el contacto persona a persona al menos en un 70%, y preferiblemente en un 80%”.
El miércoles, el grupo de trabajo gubernamental encargado de identificar las cadenas de infección subrayó la necesidad de reducir el contacto de persona a persona para impedir la propagación del virus y advirtió de que, si no se tomaban medidas preventivas, podrían morir hasta 420.000 personas, según el periódico Japan Times. Pero también “podemos detener el avance de esta enfermedad infecciosa si reducimos drásticamente el contacto entre la gente”, matizó uno de los miembros del grupo de trabajo, Hiroshi Nishiura, de la Universidad de Hokkaido.
Varias prefecturas, incluidas las turísticas Aichi y Kyoto, habían instado al Gobierno japonés a que declarara el estado de alerta para ellas. Otras donde no se ha detectado un aumento notable de contagios, por el contrario, han expresado su insatisfacción. “Hemos mantenido las infecciones bajo cierto nivel. Vamos a tener que cambiar lo que pedimos a nuestros ciudadanos. No lo entiendo”, ha declarado el gobernador de Niigata, Hideyo Hanamizu. Su prefectura ha detectado 47 casos desde enero.
El estado de alerta sanitaria es fruto de una ley de 2012 que el Gobierno de Abe reformó tras el estallido de la covid-19 en China y que solo puede activarse si se considera que una epidemia pone en grave peligro la salud, la vida y la economía. Amplía las competencias del Ejecutivo para tomar medidas contra la pandemia y permite que los gobernadores de las prefecturas afectadas puedan exigir a sus residentes quedarse en casa. Pero en ningún caso podrá imponérselo, porque la legislación japonesa no le concede autoridad para ello.
Como parte de las competencias que atribuye el estado de alerta, las autoridades japonesas pueden pedir el cierre de los establecimientos considerados no imprescindibles y que atraigan multitudes, como los cines, los grandes centros comerciales o los karaokes. También se podrán requisar terrenos o instalaciones para dedicarlos a usos médicos, y las empresas que queden designadas como “servicios esenciales”, como la televisión estatal NHK, podrán ser utilizadas para la distribución de bienes de primera necesidad o de información de utilidad pública.
El Gobierno de Abe ha sido muy criticado dentro de Japón por su respuesta, considerada muy lenta, a la amenaza del coronavirus. Inicialmente, y pese a una primera ola de casos que se disparó con la cuarentena a bordo del crucero Diamond Princess, atracado en el puerto de Yokohama en febrero, Japón había adoptado entre sus medidas el cierre de los colegios y la petición de suspender eventos multitudinarios. También había recomendado el teletrabajo, aunque sin encontrar una respuesta entusiasta. Una segunda ola de contagios le ha obligado a tomar medidas más incisivas.
900 euros para cada japonés
Abe también ha indicado que el Gobierno entregará un cheque de 100.000 yenes (unos 900 euros) a cada japonés, con independencia de sus ingresos, como parte de una serie de medidas para apuntalar la economía ante los perjuicios que pueda causarle la crisis del coronavirus. Para ello, alterará la propuesta de presupuesto suplementario que había presentado para el año fiscal 2020, solo días antes de someterla a la aprobación del Parlamento.
Originalmente, la idea del Gobierno nipón había sido entregar 300.000 yenes (unos 2.700 euros) a las unidades familiares que hubieran sufrido una pérdida de ingresos debido a la pandemia.
En principio, estaba previsto que el proyecto de ley que contenía la propuesta de presupuesto suplementario se presentara el próximo lunes ante la Dieta, el parlamento japonés, pero esa iniciativa puede sufrir ahora un retraso tras el cambio de planes.
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