Primer juicio en Holanda por una eutanasia supuestamente mal practicada

Una geriatra ayudó a morir en 2016 a una anciana con demencia que la pidió estando lúcida, pero había perdido la noción de la realidad cuando ocurrió

Una pareja de personas mayores camina con un andador. getty

La Fiscalía holandesa ha decidido llevar a juicio a una geriatra por haber practicado en 2016 una eutanasia saltándose los requisitos impuestos por la ley, aprobada en 2002. Es la primera vez que un facultativo responde ante la justicia por una práctica regulada, pero que mantiene penas de hasta 12 años de cárcel cuando no se procede adecuadamente. La enferma en cuestión, de 74 años, tenía demencia, y los fiscales esperan despejar las dudas en torno a la capacidad de decisión sobre su propia muerte de l...

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La Fiscalía holandesa ha decidido llevar a juicio a una geriatra por haber practicado en 2016 una eutanasia saltándose los requisitos impuestos por la ley, aprobada en 2002. Es la primera vez que un facultativo responde ante la justicia por una práctica regulada, pero que mantiene penas de hasta 12 años de cárcel cuando no se procede adecuadamente. La enferma en cuestión, de 74 años, tenía demencia, y los fiscales esperan despejar las dudas en torno a la capacidad de decisión sobre su propia muerte de las personas que han perdido la noción de la realidad. Un 4,4% del total de muertes registradas en Holanda en 2017 (150.027 personas) fueron por eutanasia.

El porcentaje de eutanasias es oficial, y aparece en un informe anual publicado, de forma conjunta, por las cinco comisiones regionales que la evalúan en Holanda. La médica que irá a juicio trabajaba en un hogar de ancianos, y fue amonestada en 2017 por la Junta de Disciplina del Colegio de Médicos por seguir adelante cuando la paciente no podía indicar sus deseos. La enferma firmó estando lúcida una declaración donde decía que quería la eutanasia si era internada en un centro para mayores con alzheimer. Sin embargo, añadía que ella decidiría el momento oportuno. La geriatra ha hecho saber, a través de sus portavoces, que espera “claridad acerca de las peticiones de eutanasia firmadas por pacientes luego incapacitados”.

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Cuando la mujer de 74 años acabó en un hogar como el que describía en su escrito, ya no podía decidir por su cuenta si quería o no la eutanasia. Su demencia había avanzado mucho, y la médica consideró “inútil” preguntarle sobre el deseo de morir que había expresado antes. Así que le puso un barbitúrico en el café. No hizo el efecto deseado, porque ella se despertó cuando le estaba administrando las sustancias letales preparadas para la eutanasia. Se puso muy nerviosa y movió los brazos, pero la familia la sujetó hasta que se calmó. La médica consideró que su agitación era debida a su estado mental, y siguió adelante.

En 2017, las comisiones regionales que evalúan las eutanasias concluyeron que se había procedido “sin el debido cuidado”. La geriatra “debió haberse contenido, dijeron, “porque la declaración firmada por la mujer pidiendo la eutanasia no era categórica, sino contradictoria”. Sí es cierto que dos colegas independientes habían constatado que su sufrimiento era insoportable. Las comisiones señalaron que la médica había actuado pensando en el interés de su paciente, y no fue apartada de su trabajo porque ya se había retirado cuando examinaron su caso.

La ley holandesa de 2002 considera eutanasia tanto la practicada por el médico como la ayuda al suicidio (el paciente toma una sustancia preparada por el doctor) y la combinación de ambas. Contempla a su vez la objeción de conciencia del facultativo. El paciente debe pedirla de forma repetida y consciente, y sufrir una enfermedad incurable que le cause un sufrimiento insoportable. El médico, por su parte, se asegurará de que el enfermo entiende la trascendencia de la situación y estar lúcido cuando pida la eutanasia. Otros dos especialistas certifican que estas condiciones se cumplen antes de proceder. La enfermedad más frecuente para pedirla es el cáncer, pero también el parkinson, esclerosis múltiple, ELA, y dolencias gravísimas de corazón y pulmón.

Suele practicarla el médico de cabecera, que es el más cercano, pero existe también un centro privado, la Levenseindekliniek (Clínica para morir). Es un servicio ambulatorio con médicos y enfermeras especializados que analizan el historial del paciente, y si cumple los requisitos legales, la practican aunque no hayan seguido su evolución. Les llegan más casos de enfermos mentales o con dolencias psíquicas que al resto de sus colegas. En 2016, el Ministerio de Sanidad añadió un nuevo protocolo que suaviza precisamente las exigencias ante demencias agudas. La eutanasia se puede aplicar en fases avanzadas siempre que el reclamante haya firmado, en posesión de sus facultades mentales, y ante su médico, una declaración formal que no deje lugar a dudas.

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