“La burocracia acabará con nosotros”

Montse Sala es la directora de un colegio público de Alicante

Alicante -
Montse Sala, directora de un colegio público.JOSÉ OLIVARES

No podrá secundar la huelga porque sus responsabilidades como directora de un colegio público le obligarán a estar en el centro, pero comparte los motivos de la convocatoria, y razones no le faltan. Montse Sala, directora del colegio público El Romeral (Alcoi), se queja: "La burocracia acabará con nosotros, no damos abasto”. En en los centros de Infantil y Primaria, cuenta, no hay administrativos, y son los equipos directivos los que asumen todas esas funciones. “Llevamos años pidiendo que se descentralice el trabajo, pero a final de curso coincide todo: matrícula, programas, informes de gesti...

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No podrá secundar la huelga porque sus responsabilidades como directora de un colegio público le obligarán a estar en el centro, pero comparte los motivos de la convocatoria, y razones no le faltan. Montse Sala, directora del colegio público El Romeral (Alcoi), se queja: "La burocracia acabará con nosotros, no damos abasto”. En en los centros de Infantil y Primaria, cuenta, no hay administrativos, y son los equipos directivos los que asumen todas esas funciones. “Llevamos años pidiendo que se descentralice el trabajo, pero a final de curso coincide todo: matrícula, programas, informes de gestión…es una locura”, describe esta docente, de 44 años de Lengua Extranjera (Inglés) que lleva ocho como directora. “Y para colmo de males, en pleno periodo de matrícula, salen noticias en la prensa poco claras que generan alarma y confusión entre las familias”, asegura Sala, en referencia, por ejemplo, a la propuesta de jornada continua (solo por la mañana) que prepara el Gobierno valenciano. “Vamos a salto de mata”, reconoce esta directora que acaba de ser elegida portavoz de todos los directores de la provincia de Alicante.

Los profesores también están muy molestos con los recortes y cambios de las plantillas docentes (se han suprimido todos los profesores de francés) y en algunos colegios el próximo curso habrá cuatro compañeros menos y más alumnos por aula. “El descontento es general, hay gente que tras 20 años en un centro se tiene que ir a otro o incluso a la calle”, explica Sala, que añade un sinfín más de motivos para secundar la huelga: las becas de comedor no llegan, las ayudas para la compra de libros de texto del curso pasado están pendientes de cobro por parte de las familias y el dinero para los gastos de funcionamiento llega con retraso. Pero, pese a todo: “Aunque el entorno no sea el más favorable, trabajamos con ilusión y ganas porque la escuela pública es la mejor”, concluye.

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