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De Katy Perry en el espacio al tanga con vello púbico de Kim Kardashian: 2025 resumido en 21 momentos muy pop

Los hitos de cultura pop que han estado en boca de todos en los últimos 12 meses y que mejor han conectado con el ánimo de nuestro tiempo. De los 11 minutos que Katy Perry pasó en el espacio a los movimientos más pasmosos de las Kardashian

Si algo ha reafirmado 2025 es que la cultura pop sigue siendo imprevisible y que nada conecta más a la humanidad que eso, su necesidad de conexión. Recordaremos 2025 por viajes de millonarias al espacio, escándalos de alfombra roja, los genes de Sydney Sweeney y momentos virales como el regreso de Amaia Montero, la kiss-cam del concierto de Coldplay que acabó en divorcios, el tanga con pelo de Kim Kardashian o el adiós a Giorgio Armani. Estos son los momentos que hicieron que el año quedara grabado en nuestra memoria colectiva.

El año arrancó con una canción que no era nueva sino algo mejor: vintage. Pretty Little Baby (1962) de Connie Francis se convirtió en fenómeno global gracias a TikTok y millones de usuarios la utilizaron para enseñar sus rutinas de belleza. La canción incluso entró en listas virales de Spotify, confirmando que el archivo emocional es oro puro para las nuevas generaciones.

En febrero llegó la primera polémica del año en la esfera de las celebridades. Minutos antes de los Grammy, Kanye West y Bianca Censori accedían a la alfombra roja con el único propósito de llamar la atención, algo que claramente consiguieron. Todo marchaba con normalidad hasta que, tras unos gestos un tanto tensos, Bianca Censori se retiraba el abrigo para mostrar su cuerpo prácticamente desnudo, cubierto únicamente por un tejido tipo media transparente y lo que parecía un apósito del tono de su piel para cubrir su vulva. Mientras, Kanye posaba con actitud desafiante y vestido completamente. Las imágenes despertaron mucho debate sobre si la aparición de la pareja fue una completa humillación misógina de él, conocido por ejercer un control férreo sobre la imagen de sus parejas.

El 14 de abril sucedió uno de los momentos más distópicos del año: Katy Perry se embarcó en un vuelo suborbital solo para mujeres” a bordo de una nave de Blue Origin, de Jeff Bezos. Junto a ella, la periodista y entonces prometida del magnate Lauren Sanchez, la presentadora Gayle King, la ingeniera aeroespacial Aisha Bowe, la activista Amanda Nguyen y la productora Kerianne Flynn. Kris Jenner y Kim Kardashian siguieron el lanzamiento en directo y el vuelo duró exactamente 11 minutos. En ese tiempo la cantante flotó en gravedad cero con una margarita en la mano mientras cantaba What a Wonderful World. Al aterrizar besó el suelo y durante la aventura aseguró: “Estoy superconectada al amor”.

Las tripulantes lucieron un traje hecho de neopreno elástico resistente al fuego con pantalones acampanados, en lugar del clásico uniforme de tejido brillante de la compañía, bastante más holgado. “La simplicidad era importante, así como la comodidad y el ajuste. Pero también queríamos algo que fuera un poco arriesgado, como un traje de motocrós. O un traje de esquí. Favorecedor y sexi”, comentó Fernando García, diseñador del uniforme y cofundador de la marca Monse. En un encuentro previo con la revista estadounidense Elle, Perry afirmó: “El espacio finalmente será glamuroso”. “¡Vamos a tener extensiones de pestañas volando en la cápsula!”, bromeó luego Sanchez. Los memes y las críticas llegaron a la estratosfera digital.

Para terminar el año, Perry ha vuelto a ser titular por otra aventura, esta vez personal, al confirmar su romance con el ex primer ministro canadiense Justin Trudeau.

La primavera continuó con un fuerte carácter de moda: mientras las calles de París, Milán y Copenhague alzaron las Puma Speedcat a la zapatilla del año, tras la saturación por las Adidas Samba, para cuando llegamos a junio el fenómeno Labubu explotó en las redes sociales. Estos muñecos de vinilo, diseñados por Kasing Lung y vendidos por Pop Mart se agotaron en horas y algunas ediciones especiales llegaron a alcanzar los 170.000 euros en reventa en China. Pronto empezaron a colgar de bolsos de lujo en medio mundo, inspiraron imitaciones y se convirtieron en un ejemplo de cómo el producto más insospechado puede dominar la conversación cultural.

En cuestiones de belleza, este ha sido el año en el que las influencers han mostrado en redes sociales que en casa utilizan siempre máscaras de luz led roja, que al dormir se medio momifican (con todo tipo de cintas adhesivas corporales de cuestionada eficacia) y que cuando viajan en avión se ponen rodillos en el pelo para aterrizar con melenas Disney.

En el verano, el mundo de la moda comenzó una rutina intensa: Jonathan Anderson presentó su primera colección masculina para Dior en París y las sillas de las direcciones creativas de las grandes marcas empezaron a bailar. Pierpaolo Piccioli dejó Valentino por Balenciaga, Haider Ackermann llegó a Tom Ford, Glenn Martens a Maison Margiela y Grace Wales Bonner fue anunciada al frente de la colección masculina de Hermès.

Julio fue un mes caluroso: Pedro Pascal se elevó a obsesión global gracias a una portada en Vanity Fair y su estatus de internet daddy. Desde The Last of Us hasta Gladiator II y Materialistas, su combinación de talento, carisma y estilo convierten cada una de sus apariciones en un fenómeno viral. Su imagen representa la mezcla perfecta de masculinidad segura y accesible, convirtiéndose en referente cultural. Un icono del año, con permiso de Jacob Elordi, que este 2025 ha apuntalado su estatus del hombre más estiloso, con sus bolsos de Bottega Veneta, Louis Vuitton o Celine, sus campañas publicitarias de lujo y sus apariciones en la primera fila de los desfiles de grandes marcas. Este año las redes también han puesto el foco sobre su aire de euskalguapo, enfatizado por su corte de pelo —corto a los lados y más largo y texturizado en la parte superior— y por su historia personal: en la promoción de su serie El camino estrecho (2025) detalló que su abuelo, Joaquín Elordi, nació en Ondarroa (Vizcaya) y emigró a Australia huyendo del régimen franquista, explicando con orgullo esa herencia familiar.

En 2025 asistimos al spoiler de todos los detalles de la comedia más anunciada del año: a lo largo del verano se grabó la secuela de El Diablo Viste de Prada, con Meryl Streep y Anne Hathaway. Con aparición sorpresa en el desfile real de Dolce & Gabbana en septiembre incluida. Un destripe sistemático y diario de looks y escenas que nos dejó la sensación de que ya hemos visto la película (que se estrenará en 2026) o de que ya no le queda ningún misterio. ¿Es que también vamos a consumir cine como si fuera TikTok?

Sobre las mismas fechas sucedió uno de los momentos más virales del año. En Foxborough, Massachusetts, una pareja se abrazaba en la grada VIP del concierto de Coldplay. Una escena de lo más romántica hasta que los enfocó la kiss-cam y se zafaron como si dieran calambre: “O están teniendo un affaire o son muy tímidos”, bromeó Chris Martin. Resulta que ambos estaban casados, y no el uno con el otro. La reacción inmediata, los memes virales y los chismes públicos sobre su vida privada provocaron la renuncia de ambos protagonistas en su trabajo. Aquello se convirtió en un ejemplo de cómo la privacidad y la vida profesional se pueden desmoronar de un plumazo en la era digital.

Agosto culminó con otra polémica inesperada, aunque con un cariz no del todo impredecible. La actriz Sydney Sweeney, famosa por su papel en Euphoria y por la decena de contratos de imagen con marcas de maquillaje o moda, estrenaba un anuncio para la marca de vaqueros American Eagle, una firma estadounidense que gusta mucho a la Generación Z, bajo el lema “Sydney Sweeney Has Great Jeans” (tiene buenos vaqueros) con un vídeo y en una valla publicitaria en Times Square. La expresión sonó a juego de palabras entre jeans y genes, estratégicamente homófona. Internet estalló ante la provocación: de un lado, quienes se llevaron las manos al teclado por las connotaciones supremacistas blancas, eugenésicas y racistas; por el otro, perfiles de ultraderecha que vieron el “último clavo en el ataúd de lo woke”. Las acciones de American Eagle subieron un 10 por ciento en los días posteriores a la presentación del anuncio e incluso el presidente Trump entró al trapo, desvelando (sin pruebas verificadas) que la actriz era votante del Partido Republicano. La reputación de Sweeney se vio tocada tras una fallida entrevista en la que no quiso aclarar el tema y un verano de varios fracasos en taquilla. Este caldo de cultivo hizo que, en apenas cinco meses, Sweeney pasara de ser uno de los grandes iconos mediáticos de la Generación Z a una especie de meme de la guerra cultural.

Llegamos al otoño con varios momentos difíciles de olvidar. Kim Kardashian, como buena provocadora cultural que es, lanzó en su marca Skims el producto más comentado desde la vela con olor a vagina, de Gwyneth Paltrow: un tanga transparente decorado con pelo sintético que simulaba the ultimate Bush, como lo definió ella misma. El artículo se llamaba Faux Hair Micro String Thong, costaba 42 dólares y se agotó en horas. La idea dividió opiniones entre memes y debate sobre los estándares de belleza, la libertad de expresión corporal y la capitalización de la anatomía femenina.

Y entonces, conocimos a Victoria Ratliff. Una Nati Abascal de Carolina del Norte, interpretada por Parker Posey en la tercera temporada de The White Lotus, este personaje se convirtió de inmediato en una sensación en redes sociales, con su negación absoluta de la realidad, su disociación del mundo y su privilegio ciego. Sus palabras predilectas —Lorazepan, Tsunaaami, Piper— se convirtieron en gif de manera viral.

En octubre se confirmó el regreso de Amaia Montero a La Oreja de Van Gogh, apenas unas semanas después de que Leire Martínez anunciara su abrupta salida del grupo. España se quedó agridulce ante uno de los retornos más aclamados por la generación milenial y el aireado mal rollo. Sea como fuere, el grupo vendió más de 100.000 entradas en tan solo una hora, con sold out en ciudades tan icónicas para ellos como San Sebastián. Y el bombazo reactivó el interés emocional por una de las bandas más populares del pop español.

A comienzos de noviembre llegó un giro inesperado. El joven socialista Zohran Mamdani, de 34 años, conquistaba Nueva York con su promesa de cambio frente a Trump y se convertía en el primer alcalde musulmán de la ciudad. Con un discurso alrededor de una visión progresista y de izquierda, centrado en políticas sociales expansivas y en la inclusión, no ha parado de decir que Nueva York “seguirá siendo una ciudad de inmigrantes”. Su éxito se debe en gran parte una campaña fulgurante, apoyada en un dominio fuera de lo común del lenguaje de las redes sociales.

Parece que han pasado ya varias vidas pero en realidad ha sido poco más de un mes desde que Rosalía lo cambió todo con el lanzamiento de Lux, el 7 de noviembre. Con temas en 13 idiomas, colaboraciones de Björk e Yves Tumor y eventos sorpresa que paralizaron Times Square y Madrid, Rosalía se coronó como la diosa moderna de la cultura pop que es. El mundo entero alabó lo sobresaliente de Berghain y del disco completo: desde el legendario compositor Andrew Lloyd Webber (“No solo el álbum del año, sino, creo, el de la década”, dijo en un vídeo) hasta cantantes de ópera, la publicación Pitchfork o la London Symphony Orchestra, que colabora en el disco.

Nos acercamos al invierno con Sienna Miller anunciando su tercer embarazo, a los 43 años, en los Fashion Awards de Londres, vestida con un luminoso vestido blanco semitransparente de Givenchy y junto a su pareja Oli Green. Un hito, el de gestar en la cuarentena, que hace unos años habría sido impensable para una celebridad en activo, y que, más allá de lo personal, refleja cómo está cambiando el prisma social sobre la maternidad tardía (Gisele Bündchen dio a luz a comienzos de año a su tercer hijo a los 44 años) pero también que las decisiones del cuerpo femenino siguen bajo un fuerte escrutinio público.

El año cierra con cambios históricos en el universo de la moda: tras 37 años, Anna Wintour dejó el cargo de directora de Vogue USA con Chloe Malle como nueva “jefa de contenido”, que es como se llama ahora a las responsables de las cabeceras. Otro hito lo ha firmado Inditex, que por primera vez desde 2017 superó en beneficios a LVMH, y Prada completó la compra de Versace por 1.375 millones de dólares. La nota triste fue el adiós a Giorgio Armani, uno de los diseñadores más influyentes del último siglo, que falleció a los 91 años el pasado mes de septiembre.

Y así es como recordaremos lo que nos movió, nos entretuvo y nos cambió en 2025.

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