Eléa Rochera: “Me gusta que mi personaje tome las riendas para besar”
La actriz debuta como protagonista de ‘Mala influencia’, adaptación de un fenómeno de Wattpad con 44 millones de fans
Publicada primero en la plataforma de autoedición Wattpad, la novela juvenil Mala influencia, de la autora que se esconde tras el seudónimo Teenspirit, llegó a acumular 44 millones de lecturas antes de ser lanzada en papel en 2021. Números muy jugosos y una fanbase amplísima y creciente que hacían de la historia protagonizada por la niña pija Reese Russell y su guardaespaldas de barrio, Eros Douglas, una premisa muy atractiva para saltar a la pantalla. Chloé Wallace, que venía del éxito romántico Un cuento perfecto y es referente de la generación Z (junto a su hermana, la actriz Nicole Wallace), se puso al frente del proyecto con el objetivo de desintoxicar el romance adolescente, de huir del cliché de “chica buena obsesionada con chico malo y misterioso”, siendo consciente del público al que va dirigida. El primer reto era encontrar a esa pareja protagonista con la que millones de personas ya habían soñado. A Eros lo escogió rápido, tras ver a Alberto Olmo en El agua, ópera prima de Elena López Riera. Para Reese el casting fue más largo, pero en el momento que entró Eléa Rochera (Castellón, 22 años) en escena, la decisión no fue difícil de tomar.
Para la actriz es su primera película, su primera experiencia interpretativa profesional, su primera protagonista. “Mirela Balic [Élite] me lo decía en el rodaje: ‘Eléa, que es tu primera peli como prota, amor, puedes estar orgullosa. ¿Tú sabes lo que es eso?”, cuenta la joven en esta, su primera entrevista, a la que contestó justo antes de su primera sesión de fotos para una revista. Se debate entre los nervios, la emoción y el miedo ante todo lo que se le viene y se le puede venir encima cuando Mala influencia llegue a los cines (el 24 de enero). Presión para satisfacer a los fans de la novela original, decidida a convencer a muchos otros. De momento, el trabajo llama al trabajo y ya le han empezado a llegar nuevas pruebas para futuros proyectos. En su objetivo, referentes de carreras “como las de Anna Castillo, Bárbara Lennie, Candela Peña, Megan Montaner…” y “un cine independiente, de historias íntimas, cine social y de guerras”, explica.
¿Cómo llega a Mala influencia? Porque no había hecho nada hasta ese momento…
Nada, ninguna película ni nada... Justo el día de mi cumpleaños de 2023 empecé el proceso de casting, el 9 de octubre. En principio, me llamaron para otro personaje, pero haciendo esa prueba me dijeron que íbamos a hablar de esto otro… y de repente, no sé cómo, estaba en el casting final. Hice una prueba sola, otra con Chloé y otra con Alberto, que fue muy guay, porque entramos los dos y se creó una energía fácil en la que todo iba fluyendo.
Y cuando se entera de que la han cogido…
Yo estaba en clase, en el Estudio Corazza, y en el descanso jamás miro el móvil, pero ese día sabía que mis representantes me iban a llamar… o no. Miré el móvil y tenía una llamada perdida, les llamé y me dicen que me han cogido… Pegué tal grito que salieron mis compañeros a ver si estaba bien [risas]. Yo no podía decírselo a nadie… Y a la media hora le dije al profesor que me tenía que ir porque de la emoción no podía sostenerme ahí dentro.
Una vez que tiene el papel, ¿empiezan los verdaderos nervios?
No sabía cómo iba a hacerlo, estaba un poco insegura, pero me dije lo voy a hacer y ya está, hemos venido a jugar. Yo pensaba, todo el mundo creerá que soy tonta, ¿sabes? No había estado nunca en un rodaje. Me preparé mucho en los ensayos, con mi coach y luego con la coach de la peli. Y la verdad que me he sentido muy acompañada. En los primeros ensayos yo estaba supernerviosa y la coach me decía: “Si te han cogido para esto es porque eres tú”. Y, efectivamente, Reese me ha enseñado un montón.
¿Qué le ha enseñado?
Veo en ella muchas cosas que yo le he regalado de mí, cosas que no me gustan nada, pero que el personaje tiene y es bonito también regalárselas al arte. Y luego hay un montón de cosas de ella que sí me gustan más, como que toma las riendas de la película, decide descubrir quién le está intentando hacer daño, se lanza con Eros, es ella quien le besa… Esa parte de mujer que coge las riendas me gusta, pero también esa chica más encerrada del principio, eso también lo tengo yo, todos nos creamos una coraza para que no nos hagan daño.
Ser actriz es un poco saber jugar con esa coraza, con esos sentimientos, abrirlos, protegerse.
Justo. Jugar con esto y poder darle voz a cosas que a lo mejor en mi día a día no le puedo dar voz. Y dar luz a cuestiones que están más en la oscuridad. Este trabajo te enseña a aceptarte a ti misma todo el rato. Es jugar con tu instrumento, que eres tú. Para mí esto es un no dejar de conocerse nunca, que asusta un poco, más cuando empiezas a conocerte…
¿Cuándo empezó a pensar en ser actriz?
No me acuerdo. Siempre. Yo creo que empecé muy pequeña con la extraescolar de mi cole. En mi pueblo, hacía algo de teatro. Y ya con 17 años terminé bachiller y me vine a Madrid.
Y en estos cinco años, ¿cómo ha sido la vida en Madrid?
Cada año ha sido un mundo, siento que llevo aquí ocho vidas y a la vez me parece que acabo de llegar. Cada año ha sido muy diferente, empecé formándome en cine, mi repre, Pedro, confió en mí desde el primer momento, el otro día viendo la película con él, yo lloraba. Pero sí, se dice pronto, llevo cinco años aquí, formándome, no fue llegar y que me dieran un papel.
¿Tener esa formación da seguridad?
Para mí tener una formación completa como actriz me da seguridad, no he terminado Corazza, pero quiero terminar, porque si tengo esa formación, puedo decir que soy actriz, si luego estoy un año sin trabajar, estaré haciendo otra cosa, pero soy actriz.
Con esta película, ¿ya puede decir alto que es actriz?
Siento un poco esto del síndrome del impostor, hasta que no he hecho una película no he podido decir con seguridad soy actriz; ahora sí lo digo: soy actriz. Aunque me sigue dando un poco de cosa decirlo… porque no sabes muy bien si te van a volver a coger, si lo he hecho bien, si no...
Mala influencia es su primera película y protagonista, y no era fácil: escenas de sexo, una montaña rusa emocional, acción, fiesta…
Sí, es una película que toca todo, ¿no? Mi primer proyecto y me tiro a la piscina [risas]. Discoteca con 300 figurantes, escenas de sexo… Todo a la vez. Pero me he divertido mucho y me han acompañado y mimado mucho. En las escenas de sexo me he sentido muy cuidada, muchísimo, no me he sentido incómoda en ningún momento. Ni con Alberto, ni con Maitane [la coordinadora de intimidad], Chloé, la foquista y la cámara… El único chico que había en el set estuvo mirando para la pared porque él quiso. Podría haber sido un desastre y es verdad que hay gente que lo pasa mal porque a lo mejor no se siente tan cuidada y yo por eso lo valoré mucho.
La escena de sexo no es la habitual de una cinta de adolescentes… se ve un preservativo.
Se muestra desde otro punto de vista al habitual. Yo he podido verla, no me ha dado ningún tipo de pudor. Es muy bonita, está contada como una primera vez muy bonita, sale el preservativo, y Reese le dice: “Eh, que yo no he acabado”. Se cuenta de una manera muy real; y que en este tipo de películas adolescentes se muestre un sexo más cuidado, para mí, es muy importante.
Si solo unos pocos de los 44 millones de lectores de la novela van al cine… Esta película puede cambiarle mucho la vida en cuestión de semanas, ¿cómo se siente?
Me pone un poco nerviosa, la verdad, insegura, me da un poco de vértigo… No sé por dónde me va a venir todo esto, pero creo que es importante ser consciente de lo que está ocurriendo, rodearme de mi gente, no dejar las clases… Que se nos puede ir la cabeza a todos… A veces cuando la gente tiende a criticar a un actor o actriz por algo… no sabes por el momento que está pasando, ¿no? Yo tampoco sé si esta película va a llegar muy lejos, espero que sí, me encantaría, pero creo que estoy rodeada de gente muy buena que me va a acompañar mucho y voy a poder estar muy consciente.