La diadema ‘hair comb’, el (enésimo) intento de la estética Y2K por conquistar nuestro cabello
Ese accesorio que nunca faltaba en cualquier neceser milenial, vuelve a la palestra de la mano de celebrities y el lujo más inesperado. ¿Un nuevo objeto de deseo a la vista?
Las barras de labios antagónicas ‘ángel o diablo’ que formuló Astor, los chupetes de colores, ese choker finísimo que se tatuaba en nuestro cuello… Cualquiera que rebusque en su imaginario de finales de los 90 encontrará objetos y gestos a la hora de llevarlos que definieron su adolescencia y el paso a la edad adulta.
En ese puzzle nostálgico que la cultura Y2K ha desempolvado los últimos años, hay una pieza en concreto que se dilata hasta el infinito: los complementos para el cabello. A la obsesión por los ‘barrettes’ de hace un par de temporadas se sumó el pasado invierno la omnipresencia casi enfermiza de la cinta negra de pelo (tan válida para ir al gimnasio como para acudir a un desfile de alta costura), y la proclamación del coletero que bien podría llevar Punky Brewster como el accesorio definitivo de este verano.
Con la llegada del entretiempo llega –o regresa– un nuevo objeto de deseo para nuestra cabellera. ¿Quién no recuerda esa diadema circular que emulaba el carey y dividía la cabeza con mechones zigzagueantes que solía llevar de Sarah Michelle Gellar en multitud de episodios de Buffy Cazavampiros? Ultracómoda aunque un poco liosa de poner al principio, se asienta ahora con el final del verano para despejar el rostro y potenciar esa melena pulida que demanda el regreso a la normalidad.
Pero su regreso no ha sido meteórico, sino más bien escalonado. A final de la anterior década, las prescriptoras de estilo Bella Hadid y Kendall Jenner ya prepararon el terreno con repetidas aparaciones en las que su melena oscura aparecía fragmentada gracias a este complemento. En 2022, Maddy, el personaje interpretado por Alexa Medie en la serie Euphoria, lo convirtió en parte intrínseca de su visión hipersuexaulizada de los 2000, junto a un buen número de babyhairs y ese famoso set ‘flossing’ de top y pantalón.
Lo que podría quedarse en una neotendencia Y2K sin más, como las pinzas en forma de mariposas o la vuelta del icónico peinado de Rachel de Friends, parece coger peso esta temporada. El motivo no es otro que la especial atención que los desfiles de primavera verano 2024 han prestado a este accesorio.
De precio irrisorio (hasta la fecha) y relegada a los de grandes almacenes y al locost en general, ahora se codea con otros objetos de lujo en esa lista no escrita que contiene los accesorios más deseados de la temporada. Un ejemplo. En la nueva era de complementos que dibujó Matthew M. Williams para Givenchy antes de su marcha, cada salida de su desfile primaveral incluye una diadema-peine en oro o plata que acicala el cabello en mechones separados minuciosamente.
Si Helmut Lang y Tibi también prolongan su presencia casi invisible y húmeda sobre la pasarela, la casa Patou otorga mayor peso visual con una sólida estructura a modo de tiara. Mientras, la diseñadora australiana Maggie Marilyn apuesta por su silueta slim en negro, y adherida al comienzo del nacimiento del cabello en la frente.
Para colocar esta diadema con precisión, el estilista y fundador de Veluer Creative, Michael Dueñas, recomienda en el portal Real Simple peinar suavemente el cabello para aligerar las raíces, antes de pasar la diadema por la cabeza y colocarla como un collar alrededor del cuello. Después, tiramos de la goma (si es un diseño circular) hacia arriba y la arrastramos hasta el lugar deseado, asegurándonos de mantener la tensión para marcar las raíces.
En caso de usar una diadema normal, encajamos cada diente de la misma en el nacimiento del cabello hasta la mitad de la cabeza. Para trabajar el cabello, primero aplicamos una crema nutritiva sin aclarado que facilite el peinado, seguido una espuma que volumice las raíces o un bálsamo anti encrespamiento para dar mayor elasticidad y brillo. Como toque final, aplicaremos un poco de la laca o gel fijador para intesificar ese efecto húmedo tan recalcado en la pasarela.