Un fármaco experimental sin hormonas contra los sofocos de la menopausia
El medicamento sería útil para mujeres con antecedentes de cáncer o reticentes a tratamientos hormonales
Un 80% de las mujeres con menopausia sufre sofocos, una sensación súbita de calor que en el 25% de los casos supone un obstáculo importante para continuar con las actividades cotidianas. Para evitar este y otros síntomas de la menopausia hay disponibles tratamientos con hormonas para compensar el descenso de su producción natural. Sin embargo, algunas mujeres, como las que han tenido tumores de mama cuyo crecimiento es sensible a la presencia de hormonas, no pueden recibir estas terapias. Además, muchas mujeres e incluso algunos médicos son reticentes al uso de ...
Un 80% de las mujeres con menopausia sufre sofocos, una sensación súbita de calor que en el 25% de los casos supone un obstáculo importante para continuar con las actividades cotidianas. Para evitar este y otros síntomas de la menopausia hay disponibles tratamientos con hormonas para compensar el descenso de su producción natural. Sin embargo, algunas mujeres, como las que han tenido tumores de mama cuyo crecimiento es sensible a la presencia de hormonas, no pueden recibir estas terapias. Además, muchas mujeres e incluso algunos médicos son reticentes al uso de los tratamientos hormonales.
Hace unos días, la revista The Lancet publicó los resultados de un estudio que puede ofrecer alternativas a las mujeres que quieren evitar los sofocos y no pueden recibir una terapia de reemplazo hormonal o no quieren. El trabajo probó un fármaco llamado fezolinetant, una molécula capaz de bloquear el receptor de neuroquinina-3, una pieza fundamental del sistema de comunicación con el lugar del cerebro desde el que se regula la temperatura, en el hipotálamo. Allí, el descenso de estrógenos se interpreta como una bajada de temperatura y envía una señal de defensa para que se dilaten los vasos sanguíneos de la piel, lo que la mujer percibe como un sofoco repentino. El fezolinetant bloquea esa comunicación errónea con bastante éxito.
En el ensayo se reclutó a 2.205 mujeres y se las asignó a varios grupos con distintas dosis de la sustancia, también uno que recibió placebo. La frecuencia de los síntomas se redujo en algo más del 50% en comparación con el placebo, una cifra que, según Antonio Cano, catedrático de Obstetricia y Ginecología en la Universidad de Valencia y coautor del estudio, “estaría solo un poquito por debajo de lo que ofrecen los tratamientos hormonales”. Cano considera que, cuando no se está ante casos como las mujeres que han tenido algunos tipos de tumor, “el tratamiento que procede utilizar en población general es el hormonal”, aunque también puede ser una segunda opción para las mujeres que no aceptan este tipo de tratamientos.
“Sería una segunda opción que en cuanto a eficacia no llega al tratamiento hormonal, pero está muy por encima de otros tratamientos que prácticamente no tienen una eficacia contrastada, como los fitoestrógenos o los inhibidores de recaptación de serotonina [usados habitualmente para la depresión], que se emplean por muchas mujeres con cáncer de mama, pero no tienen una eficacia importante”, continúa Cano.
Sin datos sobre la vida sexual
Silvia González, portavoz de la Asociación para el Estudio de la Menopausia, considera que los resultados “son prometedores, aunque faltan datos importantes sobre calidad de vida, trastornos del ánimo o deseo sexual”. Para la ginecóloga, “puede ser una alternativa” aunque “los hormonales funcionan algo mejor, sobre todo para sintomatología intensa”. Además, González apunta a que, para las pacientes que no tengan contraindicaciones, los hormonales “tienen un efecto más global”. Con fármacos como el fezolinetant serían necesarios otros tratamientos combinados para síntomas de la menopausia como la sequedad vaginal, distintos de los sofocos.
Como Cano, González coincide en que el nuevo fármaco ofrece ventajas significativas frente a las alternativas actuales cuando se quieren invitar las hormonas. “Los antidepresivos no tienen indicación para la sintomatología [de la menopausia] y se dan fuera de la indicación en dosis más bajas que para la depresión”, explica González. “Pero los pacientes, muchas veces, no lo ven bien, porque me dicen: si yo no estoy deprimida”, afirma.
El fármaco, desarrollado por la farmacéutica Astellas, está siendo estudiado para su aprobación por las agencias reguladores en los próximos meses, pero aún no se conoce una fecha. Mientras aparecen alternativas, los expertos animan a que no se acepten los síntomas de la menopausia como algo que simplemente se debe aguantar. “Hay sofocos más moderados, pero los intensos, para mujeres que aún están en edad de trabajar, pueden suponer un problema, y la concienciación sobre la menopausia en el trabajo es un aspecto importante y tenemos que buscar soluciones”, concluye Cano.
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