Dormir bien de noche es un reconstituyente para la memoria
La comunidad científica explora qué ocurre en el cerebro de las personas cuando se quedan dormidas y cómo potenciar los efectos reconstituyentes que aporta el sueño profundo
Todo el mundo pasa una mala noche de vez en cuando. Darle vueltas a los problemas o preocupaciones al final del día perjudica al descanso y especialmente al sueño profundo. Tal y como escribió Charlotte Brontë, “una mente agitada es igual a una almohada inquieta”. Un sueño nocturno de buena calidad actúa como reconstituyente. Es más, es un hecho reconocido que dormir sirve de estímulo para el aprendizaje y la memoria. Más recientemente, algunos científicos han descubierto que la primera fase del sueño profundo de ondas lentas reviste suma importancia.
“Si aprendes algo por la tarde, la ...
Todo el mundo pasa una mala noche de vez en cuando. Darle vueltas a los problemas o preocupaciones al final del día perjudica al descanso y especialmente al sueño profundo. Tal y como escribió Charlotte Brontë, “una mente agitada es igual a una almohada inquieta”. Un sueño nocturno de buena calidad actúa como reconstituyente. Es más, es un hecho reconocido que dormir sirve de estímulo para el aprendizaje y la memoria. Más recientemente, algunos científicos han descubierto que la primera fase del sueño profundo de ondas lentas reviste suma importancia.
“Si aprendes algo por la tarde, la información aprendida se reactiva durante el sueño”, señala Bjoern Rasch, profesor de la Universidad de Friburgo y participante del proyecto MemoSleep, financiado por Horizon. El investigador suizo agrega que “los pensamientos negativos aumentan las interrupciones del sueño, nos hacen despertar más temprano de lo que queremos y provocan que nuestro sueño sea menos profundo”.
Reactivación de pensamientos
No obstante, no todo son malas noticias. Según Rasch, que ha organizado un experimento sobre esta idea, los pensamientos positivos también pueden reactivarse en los circuitos del cerebro y mejorar el sueño en el proceso.
Su experimento entusiasmó a los estudiantes de su universidad que participaron en el proyecto, quienes recibieron 50 francos suizos (52 euros) por cada noche que durmieron cómodamente en un laboratorio de sueño equipado con cuatro camas. Los estudiantes fueron conectados a un electroencefalograma que realizaba un seguimiento de sus ondas cerebrales. Sus músculos también fueron objeto de observación para identificar cuándo se quedaban dormidos y en qué estado de sueño se encontraban.
En su opinión, algunas estrategias de relajación ayudan a la gente a conciliar mejor el sueño, pero no influyen en la calidad del sueño posterior. En el ensayo, el investigador les hizo escuchar varios audios de inducción hipnótica que narraban, por ejemplo, el movimiento de un pez nadando en las profundidades del mar, e incluían palabras sugerentes de seguridad y relajación.
“Los sujetos pasaron más tiempo en la fase del sueño más profundo de ondas lentas después escuchar los audios de inducción hipnótica. La explicación estaría en que, durante el sueño, hubo una mayor reactivación de los pensamientos relajantes y tranquilizantes que se habían escuchado en los audios”, explica.
En futuros estudios, Rasch espera ayudar a pacientes con insomnio. “No solo los ayudaría a conciliar el sueño, sino a que tengan un mejor descanso mientras duermen”, apunta. De igual modo, este avance podría servir de ayuda a personas con enfermedades psicológicas, como el trastorno de estrés postraumático, que tengan dificultades para dormir.
Caballitos de mar y aprendizaje
La parte del cerebro con forma de caballito de mar, denominada hipocampo (de la palabra griega para caballito de mar), cobra una importancia vital en lo que respecta al aprendizaje y la memoria. La comunidad científica utiliza con frecuencia roedores para investigar el comportamiento de su hipocampo en el aprendizaje y el sueño.
Las ratas, por ejemplo, son especialmente buenas para recordar el camino que dirige a la comida en medio de un laberinto. El hipocampo es un componente esencial de este proceso.
El Dr. Juan Ramírez-Villegas, becario de postdoctorado del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria, utiliza roedores para explorar cómo el cerebro de los mamíferos almacena recuerdos, trabajo que podría contribuir a luchar contra enfermedades humanas como el Alzheimer.
En el marco del proyecto DREAM, financiado por Horizon, Ramírez-Villegas descubrió que otra de las partes del cerebro, el tronco encefálico, desempeña una función fundamental en interacción con el hipocampo y que se activa antes que este. “Parece que el tronco encefálico forma una especie de decorado para que el hipocampo pueda reactivar recuerdos en las diferentes fases del sueño”, indica.
Por medio de electrodos, Ramírez-Villegas ha registrado la actividad cerebral de ratas mientras recorrían un laberinto y, posteriormente, mientras dormían. El sueño permite al cerebro reproducir acontecimientos diarios y almacenarlos como recuerdos a largo plazo. ”Es impresionante que las células se activen durante el sueño en el mismo orden en que lo hicieron durante el aprendizaje, aunque durante el sueño estén más comprimidas en el tiempo”, afirma.
El proceso de recordar
Este descubrimiento ha sido asombroso porque sugiere que el tronco encefálico puede estimular y modificar la formación de la memoria. Esto parece ser lo que sucede tanto en roedores como en primates y, en consecuencia, es probable que sea el mecanismo básico del cerebro de los mamíferos, incluidos los humanos.
Esta investigación, además de ser esencial para entender el funcionamiento básico del cerebro, podría aportar también beneficios clínicos. “Estamos desenredando los principios básicos de los procesos memorísticos, los cuales podrán usarse para mitigar los efectos de las enfermedades que afectan a la memoria”, añade Ramírez-Villegas.
La investigación descrita en este artículo ha sido financiada con fondos de la UE. Artículo publicado originalmente en Horizon, la Revista de Investigación e Innovación de la Unión Europea.
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