Videojuegos

‘Fortnite’, otra batalla en la guerra comercial entre Estados Unidos y China

La salida de la App Store y Google Play del videojuego estrella de Epic Games apunta a una estrategia de marketing pensada por la desarrolladora bajo el pretexto de rebatir el poder de las ‘big tech’

Madrid -
Un gamer jugando con el 'Fortnite' de Epic Games en la 'Paris Games Week' el 29 de octubre de 2019 in Paris, France. Getty Images

El pasado 29 de julio acudieron al Congreso de Estados Unidos los cuatro líderes de las compañías tecnológicas más poderosas del mundo. Mark Zuckerberg (Facebook), Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Microsoft) y Tim Cook (Apple) declararon durante horas ante la subcomisión encargada de investigar el dominio impuesto por estos colosos digitales y unas posibles prácticas oligopolísticas. Escasa atención captó el careo entre ...

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El pasado 29 de julio acudieron al Congreso de Estados Unidos los cuatro líderes de las compañías tecnológicas más poderosas del mundo. Mark Zuckerberg (Facebook), Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Microsoft) y Tim Cook (Apple) declararon durante horas ante la subcomisión encargada de investigar el dominio impuesto por estos colosos digitales y unas posibles prácticas oligopolísticas. Escasa atención captó el careo entre el republicano Hank Johnson y Cook acerca del funcionamiento de la App Store.

- ¿La reducción en las comisiones, como la que obtuvo Amazon Prime desde abril, está disponible para otros desarrolladores de aplicaciones?, planteó el congresista.

- Está disponible para cualquiera que reúna las condiciones, replicó Cook.

Logotipo de Epic Games en la GDC Game Developers Conference el 20 de marzo de 2019 en San Francisco, California.Getty Images

- ¿Apple ha tomado represalias alguna vez o ha desfavorecido a un desarrollador que haya hecho públicas sus frustraciones con la App Store?

- Ni tomamos represalias ni atosigamos a la gente. Va totalmente en contra de nuestra cultura empresarial.

Tres semanas después, aquellas comisiones que pasaron de puntillas por el Congreso han desatado una batalla a cara de perro entre Apple y Google, de una parte, y Epic Games —desarrolladora de Fortnite, videojuego con una comunidad de 350 millones en todo el mundo, según el portal Statista—. La denuncia oficial: el 30% que se embolsan por los pagos que realizan los usuarios mientras utilizan las apps disponibles en Google Play y App Store. Una denuncia que vino acompañada del lanzamiento por parte de Epic Games de su plataforma de pago dentro del juego, y por la que cobra un 12% a terceros. En medio de estas acusaciones de prácticas monopolísticas, la escalada de tensión ya ha dejado a Fortnite fuera de los móviles y campañas en Twitter bajo el #FreeFortnite.

La disputa comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China abre un frente adicional. El 40% de Epic Games pertenece a Tencent, uno de los mayores gigantes chinos, dominador global de la industria gaming y de casi todo lo que suene a Internet en su país. Aunque el control de la desarrolladora siga en posesión de su CEO y fundador, Tim Sweeney, como explica Guillermo de Haro, profesor del área de sistemas del IE, estamos ante un episodio más del conflicto entre ambas potencias. “Es una jugada extraña por parte de Epic Games, pero tienen suficiente cabeza como para saber el riesgo económico que conlleva salirse de estas plataformas”.

Microsoft, a favor de Epic Games

El motor de desarrollo de videojuegos de Epic Games, Unreal Engine, ha situado a Microsoft a su favor en la guerra de las comisiones. Si Apple cumple con la amenaza de quitar este viernes el certificado de desarrollador a Epic Games, la consecuencia inmediata es que todas las tecnologías que emplea, incluido el motor, desaparecerán de las aplicaciones y de cualquier dispositivo que utilice iOS y macOS. Dejarán de ser compatibles con todo su ecosistema. Y Microsoft se vale de Unreal Engine para lanzar al mercado numerosos títulos. “Si Unreal Engine no puede admitir juegos para iOS o macOS, debemos elegir entre abandonar a los clientes y usuarios potenciales en las plataformas iOS y macOS o contar con un motor de juego diferente cuando nos preparemos para desarrollar nuevos videojuegos”, exponen desde Microsoft.

Ante esta deriva geopolítica, los creadores de Fortnite se presentan como un David indefenso —genera 254 millones de euros al mes, según Superdata— en lucha contra el todopoderoso Goliat de Cupertino. Incluso busca apropiarse de los valores iniciales de Apple. Al instante de desatarse el conflicto, publicó un vídeo en sus redes sociales y dentro del juego en el que parodiaba el anuncio 1984 de Apple, que utilizó para criticar las conductas monopolísticas de IBM. “Es una estrategia de marketing pensada al milímetro. Aparecen como los salvadores del mundo. Sabían lo que iba a ocurrir en cuanto sacaran su plataforma de pago, por eso habían preparado el vídeo”, asegura Loreto Gómez, experta en marketing digital.

Ninguno de los pasos los guía el azar. La campaña en contra de las comisiones está tan marcada que, al menos en palabras de Gómez, conviene mirar también a un rival directo surgido hace poco más de dos semanas: Fall Guys. Suma descargas por millones, ha superado en número de espectadores en Twitch al juego de Epic Games y la industria no cesa de prestarle atención. Pese a las cifras de vértigo Fortnite, lo cierto es que nunca había sentido tanta competencia. El estilo de ambos títulos nada tiene que ver, pero el público objetivo es similar. “Esto es un negocio que les aporta mucho dinero. Quieren más parte del pastel”, zanja.

Comisiones habituales

Las comisiones forman parte de las reglas del juego impuestas por las plataformas. Lo que la desarrolladora de videojuegos denuncia como abusivo es el porcentaje habitual en el sector. Microsoft, Sony, Nintendo y Steam funcionan con la cifra en litigio del 30% —Apple y Google la rebajan a la mitad para desarrolladores que lleven más de un año en sus tiendas—. Si observamos otros sectores, el número se dispara. Amazon se lleva la mitad de las compras y alquileres en Prime Video y el 65% de las publicaciones en Kindle que cuesten más de 10 dólares; StubHub el 37% de la reventa de entradas; Google el 45% de los anuncios de YouTube; y Kobo hasta un 68% de las audiolibros. “Para una startup, reducir estos porcentajes puede suponer la diferencia entre morir o perdurar”, precisa De Haro.

La posición sólida en el mercado de Epic Games le ha permitido mover ficha, pero, por el momento, ningún otro nombre de calado se ha sumado a la refriega. Estos pequeños embates empresariales pretenden suplantar la inacción política durante dos décadas ante la creación de un oligopolio digital natural —“Apple y Google han cambiado las condiciones de servicio infinidad de veces”, apunta De Haro—. Las big tech están bajo la lupa pública. Existe cierto revuelo a su alrededor, aunque necesita más nombres propios que se planten para prosperar. “Si más y más organizaciones entran en este juego, se muestran molestas, a lo mejor logran que Apple vire sus políticas”, sostiene.

Sin embargo, la grieta diminuta abierta por Fortnite tiene un impacto tasado. En esta contienda todo parece muy calculado. En el móvil juega un 22% del total de usuarios y solo una parte sin especificar del 17,8% que facturan los de Cupertino por sus servicios proviene de la App Store (10,5% en Google Play), de acuerdo con los datos de Visual Capitalist. “Todo lo relacionado con tarifas o comisiones en los marketplace, las autoridades huyen de regularlo. Buscan la autorregulación”, razona Xavier Ribas, abogado de Rivas y Asociados experto en derecho digital.

Recorrido legal

Lo que ha propiciado el intercambio de golpes no deja de ser la denuncia de abuso de posición dominante. Fue la primera ficha que inició este dominó de consecuencias mundiales y cuyo pronóstico es el más incierto. Consciente de ello, el propio Sweeney ha prometido que será una “batalla infernal”. El recorrido se antoja largo. Ribas indica que, para que Epic Games prospere en los tribunales, ha de probar dos cuestiones: las comisiones perjudican al consumidor final y estas prácticas distorsionan la competencia por falta de concurrencia en el mercado. “La carga de la prueba depende de Epic Games, no de Apple. Tiene que demostrar que este oligopolio perjudica a la libre competencia”.

Los antecedentes judiciales no ayudan. El Tribunal Supremo estadounidense siempre ha fallado en favor de la manzana. La sentencia más reciente es del 13 de mayo del año pasado, cuando desestimó la demanda por comportamiento monopolístico de la App Store en el denominado caso Apple contra Pepper. Tras una ajustada deliberación, resuelta solo por un voto de diferencia, el Supremo determinó que quienes compran en esta tienda móvil son compradores directos de los desarrolladores de aplicaciones, con lo que no pueden demandar a Apple por monopolizar el mercado y aumentar los precios.

En Europa, resulta menos raro que los temas de competencia no deriven en algún tipo de sanción administrativa. La Comisión Europea acostumbra a estar encima del comportamiento de las grandes tecnológicas. Google, Intel, Qualcomm y Microsoft, entre otras, han sido multadas por abusar de su posición dominante. Los de Mountain View, sin ir más lejos, ostentan el récord con dos sanciones que suman casi 6.800 millones de euros. “Apple y Google son muy poderosas. Lo normal es que salgas escaldado. Epic Games ha roto el hielo. Ahora falta por ver qué postura adopta la Comisión Federal de Comercio”, concluye Ribas.

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