Michael Wade: “En seis meses veremos explotar la burbuja tecnológica”

Michael Wade, experto en transformación digital del instituto de empresa IMD, no cree que los líderes de las empresas tengan que ser expertos tecnológicos

Michael Wade

El instituto de empresa IMD intenta responder a los retos que están planteando actores disruptivos en compañías tradicionales. Uno de estos proyectos, en colaboración con CISCO, es el Centro Global para la Transformación de Negocios Digitales. Su director, Michael Wade, es uno de los mayores expertos en este campo. IBM, Google y Vodafone, entre otras muchas más corporaciones, han pasado por sus manos para mejorar su innovación y trazar una hoja de ruta que les p...

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El instituto de empresa IMD intenta responder a los retos que están planteando actores disruptivos en compañías tradicionales. Uno de estos proyectos, en colaboración con CISCO, es el Centro Global para la Transformación de Negocios Digitales. Su director, Michael Wade, es uno de los mayores expertos en este campo. IBM, Google y Vodafone, entre otras muchas más corporaciones, han pasado por sus manos para mejorar su innovación y trazar una hoja de ruta que les permita afrontar el futuro con mayores garantías. Su propósito es vender calma en una época de fuertes turbulencias empresariales. Sin embargo, sus afirmaciones pronostican un tiempo venidero aún más inestable. “¿Estamos preparados para que la inteligencia artificial deje a cientos de millones de trabajadores en el paro en los próximos 15 años?, se pregunta durante la entrevista.

Las ventajas de las firmas tradicionales son significativas: acceden al capital más fácilmente, conocen mejor la industria, pueden crear nuevas marcas… todo esto es una gran ventaja".

¿Por qué asegura en sus publicaciones que las empresas tradicionales pueden ganar a los actores disruptivos?

Las compañías nativas digitales, como startups o fintech, pueden escalar mucho más rápido de lo que hemos conocido. Se mueven rápido, son más innovadoras y más ágiles. No obstante, somos muy optimistas al pensar que las empresas tradicionales van a perder fácilmente su espacio. Por ejemplo, Uber es muy fuerte, ¿pero va a ganar en el sector del transporte? Airbnb es fuerte en el negocio hotelero. ¿Va a ganar o podría ser Marriot? No lo sabemos. Las ventajas de las firmas tradicionales son significativas. Acceden al capital más fácilmente, conocen mejor la industria, pueden crear nuevas marcas… todo esto es una gran ventaja.

¿Cuál es la mejor estrategia para adaptarse a la disrupción?

La del seguidor rápido de los cambios es muy buena. Si eres lento, es muy malo para la empresa. Precisamente, este es uno de los principales problemas para las compañías tradicionales, que ni son las primeras y son lentas. Una mala combinación. No tienes que estar preocupado del disruptor, sino de la disrupción.

¿Podría poner algún ejemplo de empresa tradicional que sea un modelo de transformación digital?

General Electrics (GE) es un gran ejemplo. Está inmersa en la mayor transformación digital en la historia empresarial de Estados Unidos. Ha vendido todo su modelo de negocio central, como la creación de bombillas, para ser una firma estructural del negocio de internet. Están contratando científicos para interpretar el bigdata o poniendo sensores en sus productos para recabar información. Así, ahora venden una turbina pero con unos sensores que mejoran el rendimiento. Por otra parte, han hecho una transformación cultural. Han cambiado por completo su modelo de negocio, sus procesos productivos y su organización.

Los riesgos de la carencia de digitalización

Michael Wade es autor del libro Vórtice Digital: cómo los líderes actuales del mercado pueden batir a los disruptores con su propio juego. En su publicación entiende perfectamente que la disrupción se ha convertido en una amenaza global y un asunto de gran trascendencia para la mayoría de empresas. En ese vórtice imaginario, los sectores que están más en el centro, como el de los medios de comunicación o el de los servicios financieros, se encuentran más cerca del abismo. Su explicación se basa en que los productos que ofertan, que son el pilar de su actividad empresarial, no pueden digitalizarse y están muy expuestos. Aún así, tal y como explica Wade, este vórtice está sujeto a cambios inminentes. "Industrias como la del automóvil, por la irrupción de la tecnología, están cada vez más cerca del centro. Ahora tienen que pensar mucho más en el tema digital que hace solo un par de años", concluye.

¿Jeff Immelt, director ejecutivo de GE, se ha jubilado por este cambio hace apenas tres semanas?

Sentía que el futuro de la compañía no iba a ser lo que hacían antes. El valor ahora está en los datos de su maquinaria y GE tiene una visión muy clara de su futuro. El producto ya da igual, ahora lo importante es el servicio que vendemos.

La mayor virtud de las tecnológicas es controlar las plataformas. Si lo haces, puedes bloquear a los competidores.

¿Los líderes de las empresas han de ser expertos en tecnología?

No es necesario. Basta con tener unas bases mínimas para comprender las oportunidades y amenazas que plantean la disrupción. Los líderes están nerviosos porque no saben ante lo que están. El bigdata, las herramientas de análisis, la nube, la inteligencia artificial… Quienes mandan se sienten como si estuvieran en una habitación oscura, oyeran algo, pero no saben lo que es. Este conocimiento mínimo sería como un fogonazo para alumbrarlos.

¿Cree que estamos ante una nueva burbuja tecnológica?

Sí, lo creo. Los precios son bajos para el consumidor, pero los servicios son de alta calidad y costes elevados. Gracias a este dinero barato estamos teniendo muchas cosas casi gratis. Precisamente, este dinero barato es el que está alimentando la burbuja. En los próximos seis meses creo que habrá una corrección en el sector. Alguno de los gigantes comenzará a darse cuenta de que no tiene beneficios. Se dará cuenta de que la gente siempre ha utilizado sin pagar los servicios que ofrece y no le permitirán que los cobre.

¿Piensa en alguna empresa en concreto?

No sé cuál será exactamente. Uber, Snapchat o la que sea. Solo creo que, con los datos que tenemos, se generará una cascada en la que los inversores retirarán su dinero. Y, sinceramente, es lo mejor que puede ocurrir. Es injusto competir contra Amazon, que ni necesita hacer dinero ni pagar dividendos. Será un proceso doloroso, pero llevará a un mercado más justo y más equilibrado.

¿La inteligencia artificial va a afectar a los puestos de trabajo?

Cientos de millones de personas van a perder su puesto de trabajo en los próximos 15 años y no estamos listos para ello. Por ejemplo, pensemos en un mundo de coches autónomos, que ya se están probando en el Reino Unido. En Europa hay entre tres y cinco millones de personas dedicadas al transporte y se quedarán sin su puesto de trabajo. El problema radica en que va a golpear, sobre todo, a las clases medias formadas y no tanto a las clases bajas.

¿A qué se refiere exactamente?

Me refiero a médicos, notarios o físicos. El machine learning ocurre rápido y es previsible. Ahora mismo podemos diseñar un algoritmo para saber cómo invertir el dinero y que lo aprenda un robot. Hay pruebas de que hay robots que aconsejan mejor que las personas que se dedican a ese mismo trabajo.

¿Por qué las tecnológicas dominan con tanta facilidad el mercado?

Su mayor virtud es controlar las plataformas. Si lo haces, puedes bloquear a los competidores. El ejemplo más claro es el comercio electrónico y Amazon. En la mayoría de economías, ¿cuánto espacio hay para compañías similares? Cuatro o cinco podrían competir y solo están ellos porque dominan la plataforma del comercio electrónico. Google y Facebook operan igual, pero lo hacen en sus sectores. De hecho, para contextualizar su trascendencia, tanto Google como Facebook son dos de las cinco empresas mundiales que reciben dos tercios del gasto total que hacen las empresas en publicidad.

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