La salud infantil en el mundo debe ser un objetivo de la nueva Cooperación Española

Unicef recomienda que España garantice un nivel de inversión que vuelva a convertir a la ayuda para el desarrollo en la política de Estado que le corresponde, con especial foco en los derechos de los niños

Nigeria lleva más de tres años sin que un solo niño haya quedado paralizado por poliomielitis. Sin embargo, el gobierno y los socios de Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis continúan apoyando los esfuerzos para inmunizar a los 55,5 millones de niños menores de cinco años del país.Christopher Herwig (Unicef)
Rebecka Jonsson María Lafuente

Si prestamos atención a las graves vulneraciones de derechos que afrontan niños, niñas y adolescentes a nivel global, confirmaremos que uno de los principios fundamentales de una Cooperación Española reforzada debe ser la defensa de sus derechos. Esto, además, es un mandato que emana del compromiso que el país tiene en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño. Por ello, celebramos que el proyecto de Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, ya en el Congreso, haya incluido finalmente un objetivo dirigido específicamente a la promoción y garantía de los mismos.

Ha sido un intenso proceso de elaboración en el seno del Gobierno, con participación de los diferentes actores del sector. Y es, sobre todo, un hito tras una etapa en la que se hizo evidente la necesidad de emprender reformas y garantizar un nivel de inversión que volvieran a convertir a la cooperación para el desarrollo en la política de Estado que corresponde a un país como España.

Seguiremos la tramitación parlamentaria, para asegurar una base sólida que posibilite que los esfuerzos de la cooperación transversalicen los derechos de la infancia (como bien se apunta en el proyecto de ley) y que también se aborden de manera específica, garantizando la suficiente inversión en sectores fundamentales para su desarrollo: protección social y frente a la violencia; educación; lucha contra la desnutrición infantil; medioambiente sostenible y saludable, y cobertura sanitaria universal, con foco en la salud materno-infantil.

En relación con este último ámbito, desde Unicef España hemos realizado un estudio para aproximarnos al impacto que la pandemia de la covid-19 ha tenido en la relación entre salud e infancia, con una mirada retrospectiva para entender la evolución y analizando el rol de la Cooperación Española.

Durante esta pandemia, y por primera vez en 30 años, las tasas de vacunación rutinaria de la infancia han disminuido a nivel global. Esto significa que los sistemas de salud no están llegando a la población infantil a la que antes llegaban y que aumentan los niños que no han recibido ninguna vacuna —ascendieron en 2020 a unos 17 millones, una cifra que crece de forma imparable.

Durante esta pandemia, y por primera vez en 30 años, las tasas de vacunación rutinaria de la infancia han disminuido a nivel global

En los países analizados en el estudio (13 desarrollados, entre ellos España, y siete en desarrollo) se observa una disminución de un 7% en la cobertura esperada de vacunación para 2020, tanto en el caso de la tercera dosis contra el tétanos, la difteria y la tosferina, como en el de la primera dosis contra el sarampión. Se ha creado, por tanto, una tormenta perfecta para que se produzcan brotes de esta enfermedad, y de hecho los casos notificados en todo el mundo aumentaron un 79% en los dos primeros meses de 2022 en comparación con el mismo periodo de 2021. Es decir, ya podemos constatar que se están dando las condiciones propicias para brotes de enfermedades fácilmente prevenibles con una vacuna.

A ello se suma una crisis alimentaria mundial sin precedentes que ya ha provocado, en los 15 países más afectados, el aumento del número de niños con desnutrición aguda grave hasta casi los ocho millones.

En este contexto en el que, como vemos, resulta urgente atender a la salud de la infancia a escala global, conviene a la vez analizar el desempeño de la Cooperación Española:

  • España mantenía en 2019 prácticamente el mismo nivel de aportaciones al sector de la salud que en 2015 (casi 24 millones de euros).
  • En los años analizados, 2006-2020, el tercero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), relativo a la salud y el bienestar, ocupaba la 6ª posición (con una inversión de 374 millones de euros) en comparación con los otros ODS.
  • En este mismo periodo, el porcentaje más alto de ayuda oficial al desarrollo (AOD) aportado a salud llegó a ser un poco más del 7% del total, en 2007.
  • El porcentaje medio sobre el total de AOD bruta en salud desembolsada destinada a salud infantil entre 2016 y 2020 es del 13,3%.

Por todo ello, y basándonos en la necesidad de garantizar el derecho a la supervivencia de cada niño y niña, sintetizamos las recomendaciones que aporta el estudio, con la intención de fortalecer el abordaje que desde la Cooperación Española se hace de la salud global de la infancia:

  • España necesita hacer una reflexión sobre la priorización sectorial de su política de desarrollo, para identificar y definir los ámbitos de mayor valor añadido e impacto. La salud global es, definitivamente, uno de ellos, y se debe primar poner fin a las muertes maternas, neonatales e infantiles prevenibles, desde un enfoque comunitario, de promoción de la salud y de fortalecimiento de los sistemas sanitarios.
Se debe primar poner fin a las muertes maternas, neonatales e infantiles prevenibles, desde un enfoque comunitario, de promoción de la salud y de fortalecimiento de los sistemas sanitarios
  • Invertir: incrementar el porcentaje de AOD destinado tanto a salud en general, como a la infantil específicamente, lo que tendría que ir de la mano de la continuidad de la apuesta por el multilateralismo, dado el retorno de inversión demostrado por los mecanismos multilaterales a la hora de abordar los retos globales de salud.
  • Medir impacto: integrar indicadores de mortalidad materna e infantil entre los criterios clave para la selección de países prioritarios, e impulsar el fortalecimiento de los sistemas de seguimiento de los sistemas sanitarios, asegurando que integren parámetros de seguimiento de las acciones para poner fin a las muertes maternas, neonatales e infantiles prevenibles. Asimismo, será fundamental que la Estrategia de Infancia de la Cooperación Española, que incluye objetivos específicos sobre salud de los niños, sea difundida, implementada y evaluada.

Los esfuerzos de la cooperación no pueden obviar los derechos de la infancia: ninguna iniciativa es neutral en este sentido; siempre tienen un impacto sobre el desarrollo de las vidas de niños, niñas y adolescentes, y es imprescindible que todos los actores de la cooperación incorporen esta mirada para garantizar que las inversiones se traducen en una ampliación de derechos para las generaciones más jóvenes, incluyendo, por supuesto, las necesarias y urgentes inversiones en salud global.

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