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Uno de cada cinco niños del mundo sigue siendo pobre

Unicef advierte en un informe anual de que más menores corren el riesgo de caer en la pobreza debido a los recortes mundiales en cooperación, los conflictos crecientes y el cambio climático

Cuando la tuberculosis dejó paralítico a su padre, Astride, sus hermanos y su madre fueron a las minas de cobre de Lualaba, en la República Democrática del Congo. Por 12 horas de trabajo peligroso y extenuante, recogiendo y lavando mineral, esta niña recibía dos dólares. “Trabajar en una mina siendo mujer significa vivir con miedo constante”, afirma Astride, hoy convertida en soldadora en un taller.

Su testimonio es uno de los recogidos por Unicef en su informe anual El Estado de los Niños en el Mundo 2025: Acabar con la Pobreza Infantil publicado este jueves, coincidiendo con el Día Mundial de la Infancia. En él, la agencia de la ONU lanza varios mensajes de alerta: los importantes avances en la lucha contra la pobreza infantil registrados en los últimos 25 años han perdido velocidad o directamente se han estancado, especialmente en países del África subsahariana, y los conflictos, los estragos climáticos y los graves recortes en ayuda oficial al desarrollo amenazan gravemente la lucha contra la pobreza infantil.

“Tenemos la capacidad de reducir y acabar con la pobreza infantil. Hay que tenerlo como prioridad a nivel nacional, porque está comprobado que cuando se dedican voluntad y fondos, se consiguen grandes logros, y también como una prioridad global, que nos una a todos”, dice a este periódico Blanca Carazo, responsable de programas internacionales de Unicef España.

Tenemos la capacidad de reducir y acabar con la pobreza infantil
Blanca Carazo, Unicef

Esta agencia de la ONU insiste en que la pobreza infantil es mucho más amplia y grave que el hecho de no tener dinero. Tras examinar 130 países de ingresos bajos y medios, la agencia calcula que 417 millones de menores, es decir más de uno de cada cinco niños del mundo, son pobres porque están privados diariamente de al menos dos de seis aspectos considerados claves para su bienestar y desarrollo: educación, salud, vivienda, nutrición, saneamiento y agua. El saneamiento es la privación severa más extendida, con un 65% sin acceso a un baño en países de bajos ingresos, según este informe.

Hay países donde las cifras son especialmente graves, como en Chad, por ejemplo, donde el 64% de los niños y niñas sufren importantes carencias en al menos dos aspectos de esta lista. Pero Unicef también resalta historias de éxito como Tanzania, donde la pobreza se redujo un 46% entre 2000 y 2023, gracias en gran parte a subvenciones públicas, y Bangladés, donde hubo una disminución del 32% gracias a iniciativas públicas para fomentar la educación y el acceso a la electricidad y mejorar el saneamiento.

Seis millones de niños sin escuela

Unicef subraya que desde 2000, el número de niños que viven en pobreza económica extrema se ha reducido de 507 a 412 millones. La pandemia de coronavirus supuso un parón en esta tendencia positiva, pero en África subsahariana los retrocesos comenzaron antes y, en general, la región ha avanzado poco o nada en la reducción de la pobreza infantil desde 2014. Actualmente, más del 19% de la infancia mundial vive en pobreza económica extrema, es decir, con menos de tres dólares (2,59 euros) al día. Casi el 90% de estos niños y niñas se encuentra en África subsahariana y el sur de Asia.

En los países de ingresos altos, aunque la pobreza disminuyó, de media, un 2,5% en los 37 países estudiados, entre 2013 y 2023, el progreso se ha estancado o revertido en muchos casos. En Francia, Suiza y el Reino Unido, por ejemplo, la pobreza infantil aumentó más del 20% en ese periodo.

La publicación de este informe coincide con importantes recortes en cooperación de parte de numerosos países, comenzando por Estados Unidos. Unicef calcula que la reducción de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) puede dejar a seis millones de niños fuera de la escuela el año que viene.

La reducción de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) puede dejar a seis millones de niños fuera de la escuela el año que viene.

Un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) publicado esta semana, estima que 22,6 millones de personas morirán de aquí a 2030 si se mantienen estas interrupciones en la cooperación global.

“No es momento de retirarse. Es un momento para construir sobre el progreso logrado con mucho esfuerzo en favor de los niños a lo largo de los años”, apremia Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef. “Hay gente que habla de ceñirse a lo básico, que es salvar vidas, en este momento de restricción de fondos. Pero ¿qué pasa con la educación, con la protección de los niños? ¿Qué futuro les espera si quedan mucho más expuestos a varias formas de violencia?”, se pregunta Carazo.

Paralelamente, muchos de los países que sufren especialmente el efecto de estos recortes son Estados muy endeudados, donde los gobiernos deben honrar sus compromisos financieros y dejar de invertir en educación o salud, servicios esenciales para la infancia. Unicef destaca que 45 países en desarrollo del mundo pagan ahora más en intereses que en sanidad y 22 gastan más en intereses que en educación.

En un informe previo, Unicef ya calculó que en 2024, los estragos climáticos provocaron que al menos 242 millones de estudiantes de 85 países vieran interrumpido su acceso a la escuela.

Sawsan y las guerras

Sawsan, de seis años, fue herida en un ataque aéreo al este de Líbano. La metralla entró en su cabeza y la privó del habla, oído y vista. Además, su casa quedó muy dañada, la familia tuvo que desplazarse y su padre perdió el trabajo. La niña ha faltado al colegio un año y necesita mucha rehabilitación y terapia. Un programa lanzado este año especialmente diseñado para apoyar a niños heridos de guerra en Líbano y financiado por la Unión Europea, está apoyándola para recuperar un poco de normalidad.

“Hay pocas imágenes más fuertes de pobreza que la de una familia que huye y lleva consigo solo lo que puede cargar en una mochila o maleta”, opina Carazo.

Unicef subraya que en 2024 y 2025 se ha registrado el mayor número de países implicados en conflictos armados desde la Segunda Guerra Mundial. Un 19% de los niños del mundo vivían en una zona de conflicto en 2024, casi el doble del porcentaje de mediados de los años noventa.

Un 19% de los niños del mundo vivían en una zona de conflicto en 2024, casi el doble del porcentaje de mediados de los años 90.

Además, en 2024, la ONU verificó más de 41.000 violaciones graves perpetradas contra niños en conflicto, cifra que representa un aumento del 25% con respecto a 2023.

La guerra implica pobreza. Según Unicef, más de la mitad de los niños que viven en entornos frágiles y afectados por conflictos viven en medio de una necesidad extrema. Los niños desplazados y refugiados también sufren más riesgo de pobreza, durante su tránsito y cuando llegan al lugar en el que encuentran cobijo.

Derara y la sequía en Etiopía

La familia de Derara, de siete años, tuvo que migrar al quedarse sin sustento debido a una sequía. La niña vive hoy en el campo de desplazados de Dubuluk, bajo el sol inclemente del sur de Etiopía. “Teníamos 25 cabezas de ganado y ni una sola sobrevivió. Nos fuimos sin nada. No teníamos otra opción”, explica su madre.

Cada año, cuatro de cada cinco niños se enfrentan al menos a un peligro climático extremo, que pueden traer consigo la interrupción de la educación, el desplazamiento y el deterioro de la salud.

Alrededor de 1.000 millones de niños, casi la mitad de la infancia mundial, viven en países que corren riesgos extremadamente altos debido a los impactos de la crisis climática, según Unicef. Cada año, cuatro de cada cinco niños se enfrentan al menos a un peligro climático extremo, que pueden traer consigo la interrupción de la educación, el desplazamiento y el deterioro de la salud.

“Los riesgos climáticos y la pobreza no se pueden disociar. Las personas desplazadas por una sequía o una inundación pierden su sustento, su forma de vida, sus animales... “, resalta Carazo.

Según Unicef, hasta 175 millones de personas podrían salir de la pobreza extrema para 2050 mediante una acción decisiva y eficaz contra el cambio climático. “Abordar la pobreza y las crisis climáticas de forma aislada supone perder una gran oportunidad”, concluye el informe.

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