Responsable de la ONU en Congo: “Como Naciones Unidas, no podemos tolerar que un Estado invada a otro Estado miembro”

Vivian van de Perre, directora adjunta de la Monusco, alerta de la grave situación humanitaria en Goma, tomada por los rebeldes del M23 y alerta de que el conflicto se extiende al sur y podría convertirse en una guerra regional

Vivian van de Perre, responsable adjunta de la misión de la ONU en República Democrática del Congo (Monusco), durante una entrevista, el 31 de enero de 2025Joost Bastmeijer/de Volkskrant

El rostro de Vivian van de Perre emerge al otro lado de la pantalla en una conexión vía Zoom y queda rápidamente muy claro que la situación en Goma, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), es complicada. La responsable adjunta de la misión de estabilización de la ONU en el país, la Monusco, está usando un chaleco antibalas y un casco azul de protección. “Normalmente, no los llevo, pero encontramos balas por todas partes en nuestras oficinas”, dice, a modo de saludo.

Después de días de intensos combates entre el ejército congoleño y los rebeldes del M23, que controlan la localidad, una calma parcial se respira en las calles, pero esta responsable de la ONU describe una situación humanitaria crítica. “Es un caos. No hay agua, no hay electricidad, no hay instalaciones médicas, no hay internet... También hay mucha delincuencia. Hubo una fuga de la mayor prisión de la ciudad y escaparon 4.000 reos. En esa prisión había unos centenares de mujeres. Fueron violadas y se prendió fuego al ala femenina. Esas mujeres murieron”, describe. Van de Perre alerta además de que el M23, apoyado por Ruanda, avanza hacia el sur del país e insta a los países involucrados en el conflicto a presionar para que el Gobierno y los rebeldes se sienten a negociar. “La población ha sufrido durante demasiado tiempo”, recuerda.

Pregunta. El presidente congoleño, Félix Tshisekedi, dice que está trabajando en “una respuesta fuerte”.

Respuesta. No queremos que esto se resuelva militarmente. Las partes beligerantes deben volver a la mesa de negociaciones porque la población está sufriendo enormemente. Y eso solo será posible si los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y otros países importantes ejercen suficiente presión sobre Ruanda y el Gobierno congoleño. Los países vecinos han tomado partido en este conflicto, lo que nos hace temer que esto pueda convertirse en un problema regional. Tememos que, si no volvemos a las negociaciones, podríamos estar encaminándonos hacia la tercera guerra del Congo.

P. En su intervención en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU el martes pasado, describió la grave situación humanitaria en la ciudad

R. Más de 700.000 personas han huido a Goma, algunas de ellas ya se han desplazado varias veces. También hay alrededor de 1.000 cadáveres en las calles. Es un caos. No hay agua, no hay electricidad, no hay instalaciones médicas, no hay internet... También hay mucha delincuencia. Hubo una fuga de la mayor prisión de la ciudad y escaparon 4.000 reos. En esa prisión había unos centenares de mujeres. Fueron violadas y se prendió fuego al ala femenina. Esas mujeres murieron. Actualmente, estamos dando cobijo a 2.000 personas en nuestro cuartel general y en las bases militares de Goma y sus alrededores. Se trata de civiles y también funcionarios gubernamentales, agentes de policía y militares congoleños, que vinieron a nuestras bases en busca de protección. Una vez más se ve lo importante que es el mantenimiento de la paz. En el último momento, cuando sus vidas corren peligro, vuelven a confiar en la ONU.

Los países vecinos han tomado partido en este conflicto, lo que nos hace temer que esto pueda convertirse en un problema regional. Tememos que, si no volvemos a las negociaciones, podríamos estar encaminándonos hacia la tercera guerra del Congo

P. ¿Hay espacio para dar cobijo a tanta gente?

R. La gente duerme en cualquier lugar, no tenemos suficientes alimentos ni suministros médicos. Hay heridos y también hay niños. Tampoco tenemos suficientes baños, así que la gente se las tiene que arreglar y encontrar algún lugar... Después de tres días, también hay personas que tienen diarrea. Estamos preocupados, pero esas personas no pueden salir de aquí. Necesitamos muchas cosas y el problema es que los almacenes de las agencias humanitarias han sido saqueados en estos días. El aeropuerto es también importante para que llegue la ayuda humanitaria urgente, por lo que debe ser reabierto, pero va a tardar, porque todavía hay muchos explosivos sin detonar en la zona de la pista.

P. ¿Cómo se percibe la presencia ruandesa en el M23?

R. Ruanda jugó un papel importante en la toma de Goma. Apoyan al M23 y también hay tropas ruandesas aquí. Su presencia está demostrada. Me refiero al informe del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que afirma que hay entre 3.000 y 4.000 soldados ruandeses en el este de la RDC. Yo creo que ya hay más. Nuestras patrullas, que pueden salir, lo ven. Gran parte del armamento pesado del M23 también viene de Ruanda. El M23 está realmente mucho más avanzado desde el punto de vista armamentístico que el ejército del Congo y también están mucho mejor entrenados. Nosotros, como Naciones Unidas, obviamente no podemos tolerar que un Estado invada a otro Estado miembro.

P. La presencia ruandesa ¿ha hecho que el conflicto tome un cariz más étnico?

R. Vemos que sí. Hemos percibido discursos de odio, gente atacada porque piensan que son hutus o tutsis. Pero es también un conflicto por los recursos naturales. Oro, diamantes y el coltán de nuestros teléfonos móviles. Hay mucho dinero ahí involucrado y eso marca sin duda el conflicto.

P. ¿Hay conversaciones con Ruanda sobre posibles rutas de suministro de ayuda humanitaria vía Kigali?

R. Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU están involucrados en esas negociaciones

P. ¿También negocian con el M23?

R. Sí, hablo con ellos, pero eso no quiere decir que les apoye. La realidad es que son la autoridad de facto. Y si queremos hacer algo desde la ONU, tenemos que coordinarnos con quien está a cargo, sea quien sea. Así que hablamos con ellos sobre convoyes de ayuda, sobre la necesidad de traer agua...

Hemos percibido discursos de odio, gente atacada porque piensan que son hutus o tutsis. Pero es también un conflicto por los recursos naturales. Oro, diamantes y el coltán de nuestros teléfonos móviles. Hay mucho dinero ahí involucrado y eso marca sin duda el conflicto

P. ¿Y qué posición tiene el M23 hacia Naciones Unidas?

R. Se quejan de que estamos protegiendo a miembros del ejército congoleño en nuestras bases y de que apoyamos al Gobierno congoleño. Siempre les doy una copia de nuestro mandato y les digo: ‘Vayan a hablar con el Consejo de Seguridad de la ONU’. Y lo entienden.

P. ¿Cuál es su sentimiento de cara a los días venideros?

R. En el momento en que hablamos, la situación en Goma es más tranquila, pero temo que pueda empeorar de nuevo en los próximos días. Tenemos informes de que en algunos lugares la gente está ya movilizándose. Y paralelamente, la violencia se está extendiendo hacia Kivu del Sur y la ciudad de Bukavu está ahora en peligro, aunque los rebeldes están a unos 60 kilómetros. La Monusco no está presente en esa zona, tuvimos que salir el 30 de junio. Las cosas tampoco van nada bien en Kinshasa. Mire, este país se ha visto devastado por el conflicto durante décadas. La población ha sufrido durante demasiado tiempo. Cuando hablo con las personas desplazadas, pregunto sobre todo a las mujeres qué es lo que más quieren. Pienso que me van a responder comida o agua, pero siempre me dicen: “Queremos paz”.

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