Unas 200 reclusas fueron violadas durante un intento de fuga de la cárcel de Makala, la mayor del Congo

Las prisioneras relatan en una audiencia pública cómo fueron agredidas por los presos varones, que forzaron la entrada al pabellón femenino: “Me violaron 10 hombres, me sujetaron en el suelo y perdí el conocimiento”

Fuerzas de seguridad en el exterior de la prisión de Makala, en República Democrática del Congo, el día 2.AP/ LaPresse

Unas 200 mujeres reclusas de la prisión de Makala, en la República Democrática del Congo (RDC), fueron violadas por otros prisioneros en la madrugada del día 2, durante un intento de fuga que concluyó con 129 muertos y 59 heridos, según han denunciado varias organizaciones de derechos humanos. La investigación que se está llevando a cabo ha revelado que cientos de internos forzaron la entrada en el pabellón nueve, donde están encarceladas 320 mujeres, y atacaron sexualmente a las reclusas. Algunas de ellas han relatado que fueron violadas hasta por 10 hombres, y una de las víctimas falleció este fin de semana por sus heridas.

“Muchas mujeres no quieren hablar por dignidad, pero nos tememos que la cifra de violaciones pueda ser incluso mayor y que prácticamente todas hayan sufrido agresiones múltiples”, asegura Emmanuel Cole, presidente de la ONG local Fundación Bill Clinton por la Paz. “Ni siquiera sabemos si todos los violadores fueron los presos. No había luz y los militares también entraron en el pabellón. Exigimos una investigación internacional, que se atienda a todas estas mujeres y que no solo se identifique a los culpables de estas violaciones, sino que el Estado congolés responda ante la justicia. Han fallado en su misión de proteger a los congoleses”.

Muchas mujeres no quieren hablar por dignidad, pero nos tememos que la cifra de violaciones pueda ser incluso mayor y que prácticamente todas hayan sufrido agresiones múltiples
Emmanuel Cole, presidente de la ONG local Fundación Bill Clinton por la Paz

Aunque desde las horas posteriores al intento de fuga del día 2 el propio Gobierno admitió que un número indeterminado de mujeres habían sido violadas, la dimensión de lo sucedido no salió a la luz hasta que, tres días más tarde, comenzó una audiencia pública que se está llevando a cabo en el patio de la propia prisión de Makala, situada en un barrio del extrarradio de Kinshasa, capital del país, contra los supuestos autores de dichas violaciones. En esta sesión extraordinaria, se ha podido escuchar el relato de las mujeres en presencia de los acusados.

“Ese chico vino y me arrancó la ropa interior”, dijo una de las víctimas señalando a su agresor, “me violaron 10 hombres, me sujetaron en el suelo y perdí el conocimiento”. Otra mujer revela: “Escuchamos disparos y de repente vino mucha gente a tocar violentamente en nuestro pabellón y a pedirnos que saliéramos. Les dijimos que no y entonces nos violaron”. Las mujeres aseguran que los presos entraron gritando y rompiendo todo y que también les robaron el poco dinero que tenían, sus teléfonos móviles e incluso los colchones, por lo que ahora duermen en el suelo.

Cuatro días después de las violaciones, las víctimas no habían recibido ningún tipo de asistencia: todas las visitas fueron suspendidas y la cárcel quedó prácticamente aislada del exterior. Médicos Sin Fronteras (MSF) procedió el lunes al reparto de kits sanitarios para violencia sexual, cuya distribución debe realizarse en las 72 horas posteriores a la agresión. “Esto muestra nuevamente la vulnerabilidad de la mujer y llama la atención sobre las malas condiciones” en las prisiones congoleñas, aseguró a la agencia Efe Thérèse Omari, coordinadora de la ONG local Femme Plus. “Las mujeres estamos expuestas. No es normal que tantas mujeres sean violadas, con el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual e incluso VIH”, añadió.

Cuatro días después de las violaciones, las víctimas no habían recibido ningún tipo de asistencia

La organización Human Rights Watch (HRW) también ha exigido una investigación independiente y que se adopten medidas urgentes para proteger a las reclusas de Makala y de otras prisiones del Congo, donde se produjeron en el pasado agresiones similares. “En septiembre de 2020, un motín carcelario en la prisión central de Kasapa, en Lumumbashi, causó un incendio en la sección de mujeres que obligó a las reclusas a permanecer en el patio principal de la prisión durante tres días. Los responsables de la cárcel no les proporcionaron protección alguna, y durante ese tiempo los presos varones violaron repetidamente a varias docenas de reclusas, entre ellas una adolescente”, asegura HRW mediante un comunicado.

La prisión de Makala fue construida para albergar a unos 1.500 reclusos, pero en la actualidad hay unos 14.000 internos, la mayoría de ellos en prisión preventiva. En julio, el periodista Stanis Bujakera, que estuvo preso en ella seis meses, publicó vídeos de las durísimas condiciones de vida en su interior, con reclusos durmiendo amontonados en el suelo y las letrinas y una absoluta falta de higiene y comida. De igual manera, las ONG llevan tiempo denunciando la superpoblación de Makala. El Gobierno puso en marcha un plan de descongestión de la cárcel que incluía traslados a otras prisiones y la liberación de los detenidos que no hubieran sido condenados, pero la constante llegada de nuevos reclusos no ha mejorado las cosas.

A raíz del intento de fuga del día 2, el ministro de Justicia, Constant Mutamba, prohibió a los jueces enviar nuevos presos a Makala, pero se ha encontrado con el rechazo del Consejo Superior de la Magistratura, que ha denunciado las injerencias del Ejecutivo en su toma de decisiones. “Pedir a los jueces no detener ni transferir a la cárcel a toda persona sospechosa de haber cometido una infracción o violado la ley penal constituye una violación flagrante de la ley”, aseguró el citado consejo en un comunicado. Para los jueces, la solución pasa por construir nuevas prisiones en Kinshasa y aseguran que las detenciones preventivas responden al alza de la criminalidad y la necesidad de asegurar la vida y bienes de la población.

Además, el Gobierno congolés ha destituido al director de la cárcel de Makala, Joseph Yusufu Maliki, y ha ordenado su detención —el alto funcionario se encuentra en el extranjero—. Asimismo, ha ordenado el arresto de un puñado de agentes de la administración penitenciaria responsables de la seguridad en el interior de la cárcel. La primera ministra congolesa, Judith Siminwa Tuluka, quien visitó la prisión la semana pasada, ha anunciado la publicación de los resultados de una exhaustiva investigación sobre lo sucedido en el plazo de siete días.

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