“Si eres una mujer negra enfadada, te ven como una persona horrible”
La escritora británico-nigeriana Irenosen Okojie es la fundadora del festival afrofuturista de Londres con el que aspira a ampliar los registros de voces negras en las artes; en especial la ciencia ficción, dominada tradicionalmente por hombres blancos
La escritora Irenosen Okojie llegó al Reino Unido a los ocho años. Venía de Nigeria (Benín) y desde entonces, las voces negras han dejado de ser una excepción en las letras británicas, pero Okojie siente que todavía hay una cierta limitación en cuanto al tipo de historias y personajes. Que sí, que son necesarias novelas de inmigrantes, pero echa de menos más diversidad de temas: ciencia ficción, detectives o aventuras escritas o protagonizadas por negros.
Okojie es una escritora reconocida, ganadora del premio Caine, para autores africanos en 2020, y Miembro de la Orden del Imperio Británico por los servicios prestados a la literatura. Ahora utiliza el espacio conquistado para abrirlo a otros. Lo hace abordando a través de su obra lo que llama “la riqueza de la negritud”, pero también como directora y fundadora de Black to the Future, el festival afrofuturista de Londres, que reúne hasta febrero a creadores negros en torno a la ciencia ficción, un género tradicionalmente blanco y poco diverso.
Durante una animada conversación en la British Library de Londres, una de las sedes del festival, Okojie, que prefiere no desvelar su edad, habla de literatura y de lo que implica ser una escritora negra en un país europeo, así como de la necesidad de desaprender a cumplir con las expectativas que pesan sobre las mujeres. Su referente son las mujeres mayores, las que dicen lo que sienten porque no tienen nada que perder. “Hay algo hermoso en esa última etapa de la vida de una mujer. Es realmente sorprendente y esclarecedor. Son modelos. Yo no he llegado a ese punto, pero estoy en ello”, ríe.
Pregunta. Los personajes de mujeres negras son centrales en su literatura, como la de su relato premiado, Grace Jones. ¿Por qué?
Respuesta. De entrada, porque soy una mujer negra, pero también porque los personajes negros no suelen reflejarse en la literatura como seres humanos en toda su dimensión y me apasiona mostrar su complejidad. Quiero romper esos límites, alertar a la gente de la amplitud de la negritud. Es el médico, el científico, el patinador, el trabajador del cementerio… No hemos comenzado a explorar la experiencia negra en toda su riqueza.
P. Usted ha dicho que a los artistas negros les exigen más. ¿Cuánto ha influido el movimiento Black Lives Matter en las artes?
R. Es triste que fuera necesario que la policía matara a un hombre negro para que se nos humanizara. Aún así, todavía queda un largo camino por recorrer y los negros seguimos sometidos a una mayor exigencia. Para las mujeres es una doble carga: la feminidad y la negritud. Es lo que llamamos la misogynoir, la intersección entre la misoginia y el racismo. Cuando te mueves por el mundo en un cuerpo negro, eres muy consciente de las barreras y de la mirada que pesa sobre ti. Si yo por ejemplo entro en un espacio completamente blanco, me sentiré especialmente consciente, como si no pudiera cometer errores porque me están examinando de forma mucho más intensa. Piensas en cómo vas a ser percibida, en cómo comportarte y en cómo eso va a afectar a tu relación con esa persona, y eso te limita. Ser una mujer enfadada, además, no es lo mismo que ser un hombre enfadado. Si eres una mujer negra enfadada, te ven como una especie de persona horrible.
P. Se dice que las mujeres somos empáticas, pero se olvida el entrenamiento diario de anticipar cómo otras personas nos van a percibir del que usted habla.
R. Cuando llegamos a un sitio, ya vamos adivinando cómo reaccionarán otras personas. Te vas adaptando, aunque te pelees contigo misma porque eres consciente de que no quieres adaptarte. Hay que desaprender ese patrón, decir lo que piensas y ponerte a ti misma en primer lugar como mujer. Sin que te importe si pareces una criatura horrible. Es liberador, pero se necesita valentía. Creo que ponemos a muchas otras personas en primer lugar antes que a nosotras. Por eso me encantan las mujeres mayores, porque han llegado a un punto en el que no les importa nada. Por ejemplo, mi abuela.
P. En España decimos que ya no tienen filtros.
R. Exactamente. Han vivido sus vidas, han pasado por todo y no le deben nada a nadie. No tienen nada que demostrar y es increíblemente liberador verlas. Creo que hay algo hermoso en esa última etapa de la vida de una mujer, que es realmente sorprendente y esclarecedora. Son modelos. Yo no he llegado a ese punto, pero estoy llegando. La gente no entiende lo que se necesita para hacer eso, se necesita toda una vida.
P. En The New York Times escribió hace años que la llegada de Meghan Markle a la monarquía británica era el comienzo de una nueva era interracial. La pareja ahora acusa a Buckingham de racismo. ¿Fue todo una ilusión?
R. [Markle] Lo único que hizo fue casarse con el hombre del que se enamoró, pero la prensa británica la arrastró por el barro. Creo que se relaciona con lo que dije antes, que cuando eres negro o mestizo, no puedes cometer un error. Hasta hoy, nadie puede explicarme qué es lo que ella hizo que es tan horrible para ser tan odiada. Esta historia habla de un punto débil y es en parte racismo y misoginia. Todo se remonta de nuevo a no ver la humanidad, a verla sufrir y no preocuparte. Todos pensamos, oh, esta es una nueva era... aunque sigo creyendo que su matrimonio fue algo radical y una sacudida para la monarquía. Se casó con una mujer mestiza y tiene hijos mestizos. Si el Reino Unido fuera inteligente, lo aceptaría.
P. Usted ha lanzado y dirige el festival afrofuturista. ¿Es la ciencia ficción la gran asignatura pendiente de la diversidad en las artes?
R. Estoy muy emocionada con este proyecto, en el que trabajo desde hace años con artistas negros en el cine, la literatura... brindándoles espacio para mostrar la amplitud del arte negro. La madre de todo esto fue Octavia Butler, una de las escritoras de ciencia ficción más increíbles. Escribió en los años setenta y fue increíblemente profética. Predijo un presidente trumpiano y el cambio climático. Luego también estaban músicos como Sun Ra, que abrieron el camino. Pero el cambio lo marcó la llegada de Black Panther.
P. Hay quien piensa que las películas tan comerciales desvirtúan el auténtico mensaje.
R. Black Panther rompió barreras. Todos los públicos fueron a ver esa película. La ficción siempre había sido muy blanca. Fue un fenómeno global y creo que eso realmente abrió el espacio.
P. ¿Qué ha cambiado?
R. Ahora puedo hacer este festival, pero hace ocho años no podría haberlo hecho. La gente ha visto lo enriquecedor que es no sólo para el público negro, sino para todos los públicos.
P. Usted habla de la presión por adaptar la creación a las audiencias blancas, para hacerla más accesible.
R. A veces tienes que simplificar aspectos de ti misma para encajar en un espacio. Hay cosas sobre las que a veces tienes que guardar silencio y eso es difícil, como no hablar de racismo, porque la gente se va a sentir incómoda. A menudo piensas: ¿Cuál es la batalla que quiero pelear hoy? ¿Quiero pelear o solo quiero descansar? Cuando tienes que conquistar a una audiencia más amplia, a veces esas asperezas tienden que desaparecer, cualquier cosa que se considere incómoda tiene que ocultarse.
P. Es un momento especialmente propicio para que se escuchen nuevas voces, por lo menos aquí en Reino Unido. ¿Durará?
R. Las ventanas se abren, pero no sabemos si cerrarán. Yo he recibido algunos elogios por parte de la crítica y tengo algo de capacidad para influir, así que tengo que hacerlo.
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