Aborto seguro y cariñoso: el cuidado de las acompañantes

México ha avanzado la lucha por la legalización del aborto, pero aún persisten las barreras para el acceso libre y seguro. Las redes de acompañamiento hacen frente a estas ausencias y cuidan los derechos sexuales y reproductivos de las gestantes

Lima y Paola son dos de las fundadoras de La campamenta, un colectivo de acompañantas al aborto en la capital del estado de Oaxaca, en el centro del país.Greta Rico

La lucha porque el aborto libre y seguro sea una realidad en México la han ganado las acompañantes, que a través de colectivos, redes o de manera independiente cuidan los derechos sexuales y reproductivos de las personas con capacidad de gestar. Más allá de insistir en la legalización, llevan a la práctica una apuesta política por reivindicar la decisión, autonomía y libertad de las mujeres. Aseguran que, aunque existan avances legales en la materia, los retos y obstáculos persistirán hasta que el procedimiento sea considerado como algo que forma parte de la vida.

Julia es una mujer joven que acudió a una clínica pública del Gobierno de México para abortar en 2020. La falta de acceso a la información y la discrecionalidad con la que el personal de salud solicita a las mujeres estudios de laboratorio o la presencia de personas acompañantes la obligó a regresar dos veces para poder realizar el procedimiento.Greta Rico
Dos camionetas de organizaciones de derecha se encuentran estacionadas una mañana de septiembre de 2022 afuera de la clínica Centro de Salud T-III México - España en la Ciudad de México. La falta de información y homologación de criterios facilita que estas organizaciones capten a las mujeres para infundirles miedo, desinformarlas y juzgar sus decisiones con narrativas conservadoras, religiosas y machistas.Greta Rico
Han pasado 15 años desde la legalización del aborto en la Ciudad de México y, aun así, muchas mujeres no saben que se puede acceder al procedimiento de manera gratuita o que el aborto casero con medicamentos es seguro. Por ello, el trabajo de los colectivos es tan importante. En los últimos años, las mujeres en México han salido a las calles con pañuelos verdes y morados característicos de la lucha feminista y la lucha por el aborto en América Latina.Greta Rico
Marina Pedroza es acompañante de aborto y en 2020 interrumpió su propio embarazo en casa, con medicamentos, en compañía de sus amigas en la Ciudad de México. “El día que aborté fue muy bonito, me sentí acompañada y cuidada”, asegura.Greta Rico
Meztli Jiménez y Paulina Córdova son dos de las fundadoras de La Campamenta, un colectivo de acompañantas de aborto en la capital del estado de Oaxaca, en el centro del país. Cada semana acompañan entre cinco y siete interrupciones de embarazo. La mayor parte de la población que las busca pertenece a zonas de los Valles Centrales de Oaxaca y las periferias de la ciudad.Greta Rico
Desde 2019 el aborto es legal en el estado de Oaxaca. En la imagen, las manos de Meztli Jiménez y Paulina Córdova sostienen sus teléfonos, que muestran los perfiles de La Campamenta redes sociales. Su postura como colectivo busca reivindicar la interrupción del embarazo como un acto de rebeldía y alegría.Greta Rico
El trabajo de Meztli Jiménez y Paulina Córdova reivindica el aborto que tiene lugar en casa como una práctica segura para las mujeres. Ellas piensan que la legalidad no debe impedir que las mujeres accedan al procedimiento y por eso realizan acompañamientos informados para quienes lo necesiten. Greta Rico
Para Paulina Córdova, acompañar abortos es poner el cuerpo y retomar conocimientos ancestrales que la medicina occidental ha arrebatado a la mujer, donde solo los hombres les dicen qué puede o no hacer con sus cuerpos.
Desde La Campamenta se organizan espacios colectivos de intercambio y venta de objetos como accesorios de moda y de belleza. Además, realizan jornadas informativas y de capacitación para aprender el protocolo de aborto en casa con medicamentos.Greta Rico
Para Meztli Jiménez, acompañar en el aborto es una apuesta política. En sus palabras: “El Estado es patriarcal y no es quien va a decidir si podemos o no acompañar. Es nuestro cuerpo y no tenemos por qué pedirles permiso”.

Verónica Cruz, directora de Las Libres, una organización social con 22 años de trayectoria, se alegra de que el pasado 28 de septiembre buena parte de la movilización por el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro se enfocara en solicitar la despenalización hasta la semana 12 de gestación. No obstante, señala que poco se sabe aún en México que ya ninguna mujer puede ser criminalizada por interrumpir voluntariamente su embarazo gracias a una sentencia dictada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Los días 7, 8 y 9 de septiembre de 2021 este tribunal emitió tres fallos en los que determinó que es inconstitucional penalizar el aborto en México, declaró inconstitucionales las 20 reformas en materia de protección a la vida desde la concepción y pidió que se regulara la objeción de conciencia del personal de salud. De esta forma, “técnicamente se despenalizó y colocó los estándares más altos en materia de derechos humanos, pues su resolución significa que ya nunca más van a criminalizar a quienes abortan, a las acompañantes, o al personal de salud que practica una interrupción voluntaria”, explicó Cruz.

La abogada agrega que la despenalización social y la desestigmatización están lejos de ocurrir. Existe una confusión entre los términos y lo que se puede exigir a los servicios de salud. En los 33 Códigos Penales del país, el delito como tal sigue existiendo, pero a nivel nacional es posible acceder finalizar un embarazo por violación sin ninguna restricción y a partir de la resolución de la Corte cualquier carpeta de investigación que se abra por este tipo penal no tiene fundamento. De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), solamente en 2022 en Ciudad de México se han abierto 127 carpetas de investigación por el delito de aborto, el número a nivel nacional supera las 350.

El aborto en Ciudad de México, nada que imitar

Desde hace 15 años en Ciudad de México las mujeres pueden interrumpir su embarazo hasta la semana 12 de gestación, sin que esto signifique que vayan a ser acusadas de un delito, pero hacerlo de manera completamente libre y gratuita sigue implicando un reto. La información sobre los requisitos, lugares y horarios de clínicas y hospitales públicos es confusa o incompleta; la sensibilización con la que cuenta el personal médico no alcanza para brindar un servicio más humanizado y el número de consultas que se otorgan a diario se ve rebasado por la alta demanda del servicio.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, desde el 2007 a la fecha, 252.760 mujeres han accedido a un aborto de manera gratuita. En el año 2020, Julia Alós se integró a esa cifra, cuando decidió terminar su embarazo no deseado y consultó en el portal web de la dependencia cómo acceder a la interrupción legal del embarazo (ILE). La primera vez que visitó el Centro de Salud T-III México España no logró que le brindaran el servicio. Aunque no estaba listado como requisito, le pidieron un examen de sangre que no tenía, por lo que tuvo que acudir una segunda vez y llegar antes de las cinco de la mañana, pues le informaron que el número de mujeres que atienden por día puede variar, pero nunca es mayor de 10. El médico le dio los fármacos para que realizara el procedimiento en casa y también una advertencia de que si solicitaba una segunda intervención, la colocación de un DIU sería obligatoria.

Marina Pedroza escuchó testimonios de amigas que coincidían con el relato de Alós. Compañeras de preparatoria (el equivalente al bachillerato en España) y universidad que decían que, aunque “no las trataron mal”, tampoco se sintieron cómodas con los comentarios que recibieron. En 2017, un amigo le pidió ayuda para su prima que quería abortar desde casa. Aunque no se sentía totalmente preparada, decidió buscar información, preguntar a grupos feministas “y aventurarse a ayudar a la chica”. Desde ese momento se convirtió en acompañante.

A los 23 años, en su último año de universidad y durante la pandemia, Pedroza también necesitó que alguien la acompañara cuando decidió terminar con su gestación. “Nunca pensé en ir a una clínica gratuita, y no fue una decisión fácil. No fui porque no quería ser cuestionada, o ver a los grupos provida que están fuera de los hospitales”, contó en una entrevista con este diario.

La Ciudad de México es el peor ejemplo de acceso al aborto por lo obsoleto de su visión y por los servicios que ofrece

Verónica Cruz, directora de la organización Las Libres

“La CDMX es el peor ejemplo por lo obsoleto de su visión y por los servicios que ofrece” dice Verónica Cruz, directora de la organización Las Libres. La defensora también explica que el haber logrado que en nueve estados se modifiquen los Códigos Penales para despenalizar la práctica hasta la semana 12 de gestación representa un avance, pero no garantiza que las mujeres puedan decidir libremente sobre su cuerpo. De alguna manera, aclara, se sigue enviando el mensaje equivocado de que después del primer trimestre es peligroso abortar, cuando incluso el Manual de Práctica Clínica para un Aborto Seguro de la Organización Mundial de la Salud no es determinante en ese sentido.

En el marco de este reportaje se realizaron llamadas a las 11 clínicas y hospitales que ofrecen el servicio de ILE en la CDMX. Únicamente en dos se obtuvo una respuesta. En el Centro de Salud TIII Miguel Hidalgo la contestación fue que solamente se atienden procedimientos hasta la semana 9,6 de gestación (nueve semanas y seis días). Mientras que en el Hospital Materno Infantil Dr. Nicolás M. Cedillo, informaron de que era necesario la realización de un ultrasonido para comprobar que se tienen menos de 12 semanas de embarazo, pues si no se corre el riesgo de perder la vida.

El lunes 19 de septiembre de 2022 se acudió al Centro de Salud T-III México España para conocer de manera directa las instalaciones y la atención, pero ese día no se brindó el servicio de ILE, extremo que se comunicó a quienes esperaban ser atendidas hasta tres horas después de haber ingresado a la sala de espera de la unidad médica.

Una visión para el acceso al aborto en contextos complejos

Oaxaca es un Estado sumamente diverso, y donde persisten severas desigualdades sociales. Está integrado por 540 municipios (algunos de ellos con formas de gobierno autónomo), más del 25% de su población habla alguna lengua indígena, el 39,6% se encuentra en situación de pobreza moderada y 24,3%, en situación de pobreza extrema. Aún con esa complejidad, en septiembre de 2019 Oaxaca se convirtió en la segunda entidad mexicana en despenalizar este procedimiento hasta la decimosegunda semana de gestación.

Actualmente, el servicio de Interrupción Legal del Embarazo se lleva a cabo de manera gratuita en dos Hospitales Públicos (uno en la zona centro del Estado y otro en la costa) y en la Clínica de la Mujer (también en la región de Valles Centrales). Al llamar a estas instituciones, solamente se obtuvo respuesta en dos de ellas. En la Clínica de la Mujer, además, especificaron que se otorgan únicamente cinco procedimientos diarios y es necesario tener menos de 10 semanas y seis días de embarazo.

Las cifras de la Secretaría de Salud local no se encuentran de manera pública o abierta, pero gracias a la información otorgada por un medio local, se puede comprobar que en tres años se han llevado a cabo únicamente 379 procedimientos.

Meztli Jiménez y Paulina Córdova se conocieron en 2017 durante una convocatoria para sumar a Oaxaca a la Marea Verde, una ola que nació en Argentina e inundó toda Latinoamérica. Desde entonces, comenzaron a formarse como acompañantes de aborto, y han tomado varios cursos y talleres sobre cómo acompañar con medicamentos, incluso después de la semana 12 de gestación. Saben que para muchas mujeres tomar la decisión de no llevar a término su embarazo puede ser compleja y depende de factores como el miedo, la incertidumbre e, incluso, la violencia.

La Campamenta es un colectivo desde la cual llevan a cabo acciones para que el aborto sea seguro, libre, amoroso y acompañado.

Durante 2021, ambas mujeres crearon La Campamenta, un colectivo desde la cual llevan a cabo acciones para que el aborto sea seguro, libre, amoroso y acompañado. Ellas celebran la despenalización en Oaxaca, pero aseguran que en el servicio de Interrupción Legal del Embarazo no se está contemplando “el contexto del Estado”. Más allá de que existan comunidades que están ubicadas a siete horas de distancia de la capital oaxaqueña, en las localidades rurales, donde incluso el acceso a telefonía móvil o internet es sumamente complejo, la posibilidad de acceder a información se vuelve casi imposible.

Como parte de su acompañamiento, han desarrollado estrategias para enviar los fármacos a comunidades indígenas o localidades muy pequeñas haciéndolos pasar por bisutería. “Lo pueden comprar en la farmacia y el precio es accesible, pero nosotras sabemos que hay lugares en donde solo hay una farmacia para todo el pueblo y que si van a comprarlo, van a saber para qué lo quieren y las van a juzgar, por eso lo enviamos completamente gratis”, cuentan Jiménez y Córdova.

Algo vital para La Campamenta y otras redes de acompañantes es el seguimiento emocional durante el procedimiento, así como brindar toda la información posible sobre las dosis, efectos, emociones e incluso el dolor que se puede presentar para que las mujeres puedan decidir libremente. “Para nosotras eso es el derecho a decidir cómo, con quién y dónde queremos abortar; hacerlo como las mujeres queramos y no cómo los médicos digan qué es mejor para nosotras”.

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