Un Día de África para preocuparse por el daño de la covid-19 a la educación
Un evento promovido por ProFuturo pone sobre la mesa el reto que supondrá devolver a los niños africanos a la escuela. Pero por cada problema, se halla una solución. Y la tecnología es el denominador común
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Bien sabido es que la covid-19 no ha sido solo una crisis sanitaria mundial. Mundial también ha sido su impacto en el empleo, en la pobreza y, por supuesto, en la educación de millones de menores de edad: hasta el 90% de los niños, niñas y adolescentes en edad escolar del mundo han visto interrumpida su educación por la pandemia, según la Unesco, y 23,9 millones de ellos corren un alto riesgo de no volver a pisar las aulas.
En este contexto, la situación en África preocupa especialmente. Más de 32 millones de niños se encontraban fuera de la Educación Primaria en 2019. Con la covid-19, las cifras han empeorado por la falta de acceso a la educación digital y por el absentismo. Urge, pues, encontrar soluciones para ellos y para los que sí están yendo a la escuela, o intentándolo, pero carecen de herramientas adecuadas, de profesores y de recursos materiales. Y, para ello, cualquier ocasión es buena. Con motivo del Día de África, este 25 de mayo, la Fundación ProFuturo ―un proyecto conjunto de Fundación Telefónica y Fundación ¨la Caixa¨― ha organizado el evento El poder transformador de la e-ducación en África, una conversación sobre los retos y las oportunidades de la formación en el continente, cómo abordar los desafíos y oportunidades que enfrenta y cómo España y las organizaciones participantes contribuyen a aprovechar tales oportunidades y el talento que hay en el continente.
ProFuturo es un programa de educación digital que nació en 2016 de la mano de la Fundación Telefónica y la Fundación la Caixa que ha implementado su modelo en 40 países, 18 de ellos africanos. “Se habla de África como el continente olvidado, pero queremos demostrar que no es así, somos muchos los que apostamos por su desarrollo”, afirmó Magdalena Brier, directora general de esta fundación, al inicio del acto, coorganizado también por Casa África, ACNUR, Empieza Por Educar, Entreculturas, Save the Children y World Vision, y con el apoyo de dos medios de comunicación especializados, Planeta Futuro (ELPAÍS) y Mundo Negro.
El evento, moderado por la periodista de Planeta Futuro, Alejandra Agudo, y realizado en un formato híbrido -virtual y también presencial desde el auditorio del Espacio Fundación Telefónica, en Madrid- ha contado con la experiencia de personas involucradas en el ámbito educativo en los países menos desarrollados.
Una educación en estado de emergencia
Pese a que la covid-19 en África parece haber tenido un impacto sanitario limitado, con muchos de sus 55 países con una cuota inferior a una muerte por millón de habitantes, el confinamiento ha causado graves daños a las economías y, por tanto, al gasto público en educación. Así lo ha asegurado Firmin Edouard Matoko, subdirector general de Prioridad África y Relaciones Exteriores de la Unesco, que ha aportado varios datos para dar una idea general del panorama actual en la región.
Matoko se ha referido a esos 32 millones de niños y niñas sin escolarizar y ha añadido que casi dos terceras partes de los países africanos con menos renta han recortado su presupuesto en educación durante 2020 en torno a una media del 4%. “Muchos optaron por la educación a distancia para salvar las barreras de los confinamientos, pero las familias encontraron obstáculos en los que no se había pensado, como la falta de electricidad y/o de internet, incluso en pueblos enteros”, ha explicado. Otro de los problemas ha sido la falta de maestros. “Necesitamos 69 millones de docentes en el mundo para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y el desafío mayor está en África tanto por el número de ellos como por su cualificación”, ha asegurado el representante de Unesco, quien también ha indicado que este es el “mayor reto educativo” de África.
Los efectos colaterales del cierre de los centros educativos ha sido uno de los puntos de interés. Al no asistir a la escuela, los niños no solo dejaron de aprender, también perdieron la oportunidad de alimentarse con la que muchas veces era la única comida del día y el espacio seguro en el que poder ser lo que son, niños; así como el acceso a puntos de agua limpia y saneamiento. “Y otra consecuencia importante es que más menores de edad están en la calle, aumenta el riesgo de trabajo infantil, de matrimonio forzado, de ser reclutado como niño soldado y de crear ciudadanía global y un mundo en paz”, ha explicado Javier Ruiz, director general de la ONG World Vision en España.
Ruiz ha destacado que a raíz de la covid-19 su organización ha desplegado la mayor respuesta en emergencia en sus 70 años de historia. Y que la solución tiene que verse de manera íntegra: además de mejorar las medidas de prevención y los sistemas de salud, hay que responder a esos efectos derivados apoyando la educación. “Hemos puesto en marcha mecanismos para acercar el aprendizaje a los hogares combinando el reparto de material educativo, la formación de padres y cuidadores, o la tecnología con el uso de plataformas sociales como WhatsApp o de la radio”, ha detallado. Otra solución es unirse en alianzas como las que se han creado entre las organizaciones participantes en esta charla, pero también con empresas, con niños, con familias y profesores.
Antes de la covid-19, nueve millones de niñas no tenían acceso a educación frente a tres millones de varonesAndrés Conde, director general de Save The Children España
La emergencia educativa afecta especialmente a las niñas, ha recordado Andrés Conde, director general de Save the Children en España. “Ya antes de la covid-19, nueve millones de niñas no tenían acceso a una educación frente a tres millones de varones”, ha alertado. Para ellas, el cierre de las escuelas ha supuesto el cierre de su lugar de protección frente a la violencia, ha aumentado el matrimonio infantil en 13 millones adicionales porque las familias usan estas uniones como estrategia de supervivencia económica, también se han producido más embarazos en adolescentes y en torno a dos millones más de casos de mutilación genital, pues la pandemia ha permitido a las familias realizar esta práctica de un modo más oculto, ha destacado. “Hay que invertir en las niñas, favorecer los espacios para que puedan ser libres y crear sus propios caminos. Además, hay que trabajar para acabar con la brecha educativa digital, algo que les afecta más que a los niños”.
La importancia del profesorado ha sido otro de los asuntos centrales. Beatriz Morilla, directora general de Empieza por Educar, los ha calificado como el “ingrediente mágico” que hace que la transformación sea más potente. “Si algo tiene el docente africano es resiliencia”, ha afirmado. “Han hecho podcasts, han recorrido grandes distancias para llegar a todas las comunidades, han repartido pilas para radio, pósteres informativos...”, ha enumerado, para apuntar después que, durante este último año, su organización y ProFuturo han formado a 15.000 docentes en África.
“Tan importante como la tecnología es la formación de los docentes”, se ha sumado Brier durante su intervención. Además de ellos, la otra clave sobre la que pivotará el cambio es la tecnología. La directora de Profuturo se ha mostrado convencida de que la educación digital puede llegar a los sitios más vulnerables. “Es una herramienta poderosísima para acabar con la brecha educativa en el mundo porque favorece la igualdad de oportunidades, hace que desaparezcan las fronteras territoriales y lingüísticas, da acceso a contenidos de altísima calidad homogéneos en el mundo entero a los entornos más vulnerables, da formación en innovación educativa a los docentes...”, ha enumerado.
El obstáculo añadido de ser refugiado
En África existen contextos complicados con grandes cantidades de seres humanos desplazados de sus hogares y refugiados en otros países, principalmente por cuestiones de violencia. Pero incluso aquí, los niños también tienen derecho a recibir una educación de calidad. En este sentido, Jaqueline Strecker, responsable de educación digital en ACNUR, ha enumerado los principales retos para educar a estos niños, de los que el 48% ya estaba sin escolarizar antes de la pandemia.
“Es vital ofrecerles recursos digitales para favorecer su inclusión”, ha solicitado. Para ello, ha explicado cómo desde la agencia de la ONU han estado trabajando con las comunidades para adaptarse a la nueva realidad. Por ejemplo, modificando los programas de radio a nivel local, potenciando redes educativas locales, alentando a los profesores a desarrollar sus propias técnicas, o ayudando a los alumnos a prepararse para los exámenes. “Uno de los elementos fundamentales es garantizar que los niños refugiados sean parte de la agenda política”, ha concluido.
Los niños refugiados han sufrido muchos traumas y sus capacidades de aprendizaje dependen mucho de su salud emocional
La apuesta de Luca Fabris, coordinador de Asia y África en Entreculturas, es no perder de vista las condiciones psicológicas de los niños refugiados. “Han sufrido muchos traumas y sus capacidades de aprendizaje dependen mucho de su salud emocional, así que hay que ofrecerles una atención y cuidado específicos”, ha solicitado. En este sentido, cuando se habla de formación docente, no se trata solo de que ellos manejen la tecnología, ha recalcado Fabris, sino de que desarrollen competencias pedagógicas para poder atender a niños con cuadros psicológicos y emocionales.
El presidente de ProFuturo, César Alierta, ha cerrado el evento. En su intervención ha destacado un aspecto positivo de la pandemia: que ha puesto en evidencia la importancia de la digitalización y de la educación digital. “Las comunidades educativas de Europa, y también de España, no tenían una preocupación sobre la digitalización de la educación, que es clave para el futuro de España, de la UE y del mundo, y ahora sí están mentalizados de su importancia. Esto se ha puesto también de manifiesto en África y, afortunadamente, cada vez hay más profesores con conocimientos digitales que han educado a los críos para usar las tabletas, y los críos en las tabletas pueden ver un futuro”. Alierta ha calificado como “apabullante” que de los 170 millones de niños en edad escolar en África, hasta 40 millones no vayan al colegio. Por ello, su mensaje final ha sido inequívoco: “Que África sea un continente de prosperidad pasa por la educación digital de todos los jóvenes. Tenemos que salir de aquí con un objetivo común. Educar a 170 millones de niños”.
Contar África en España
El primer panel del evento ha tenido la misión de analizar si la imagen que se transmite del continente se acerca a la realidad y cómo se puede hacer mejor, y los tres invitados que han participado se enfrentan al reto diario de generar interés por África en España. En este sentido, Juan Jaime Martínez, jefe del área de Cultura y Educación de Casa África, ha presentado las actividades educativas de la institución, también en el ámbito universitario, tanto el español como el africano. Lola Huete Machado, directora de Planeta Futuro, ha apuntado a la importancia de no crear “una visión asistencialista” y aportar otra mirada distinta a lo que suelen ser las “noticias catastrofistas de actualidad”. Por su parte, Enrique Bayo, director de la revista Mundo Negro, ha destacado la labor de los misioneros repartidos por el continente para acercar la información a los lectores. Tanto él como Huete han destacado que es imprescindible dar la palabra a los propios africanos para que cuenten sus historias.
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