Alice Albright: “La covid-19 ha mostrado la vulnerabilidad de la educación. Estamos ante un problema existencial y no podemos vacilar más”
La presidenta de la Alianza Global por la Educación, que lanza en España la campaña mundial de recaudación de fondos para favorecer el acceso a la enseñanza de 175 millones de niños, espera que el Gobierno y las empresas de España se impliquen
Lleva toda la vida rodeada de números. Alice Albright (Estados Unidos, 59 años) se dedicó a la banca, trabajó varios años en Carlyle Group y JP Morgan y ocupó el cargo de Jefa de operaciones de exportaciones e importaciones del Banco de Estados Unidos durante el mandato de Barack Obama. Sin embargo, desde hace siete años está a la cabeza de la Alianza Global por la Educación (GPE, por sus siglas en inglés), la mayor alianza público-privada mundial (participan 21 países y organizaciones como Rockefeller Foundation y OpenSociety) para el fomento del acceso universal a la educación en países en desarrollo. Y las cifras que le preocupan ahora tienen nombre y rostro. Concretamente, el de los 1.300 millones de niños que quedaron sin escuela a causa de la pandemia. Es por ello que este viernes tuvo lugar en España una campaña global de recaudación de fondos con el fin de concienciar sobre la realidad de estos niños del hemisferio sur y reunir al menos 5.000 millones de dólares ―4.300 millones de euros― que subsanen los efectos que ha provocado la crisis del coronavirus.
El evento Levanta la mano, moderado por la periodista de EL PAÍS Alejandra Agudo, juntó durante una hora a una decena de representantes del sector educativo de entidades españolas e internacionales. “Yo estoy aquí porque tuve acceso a la educación”, dijo Mónica, portavoz de la ONG paraguaya Movimiento niñas con igualdad. “Uno de los problemas principales es la falta de priorización de la educación de las niñas, adolescentes y mujeres. Somos nosotras las que cargamos con el peso de la responsabilidad de la casa: en el cuidado de ancianos, de hermanos pequeños e incluso hasta la comida y el lavado de ropa de los varones. Ser niña en mi comunidad ha sido bastante difícil”, continuaba.
Ángeles Moreno Bau, Secretaria de Estado de Cooperación Internacional de España, también incidió en la importancia de la igualdad de género: “Invertir también en ellas es la decisión más inteligente”, explicaba en su comparecencia durante la reunión virtual. El acto, al que también asistieron Serigne Thiam, Ministro de Agua y Saneamiento de Senegal y Magdalena Brier Lopez, presidenta de ProFuturo Foundation, entre otros se recordaron las cifras de una crisis que azota brutalmente al sistema educativo del todo el globo y se incidió en la misma idea: “Hay que pasar a la acción”. Para ello, explica Albright, “hacen falta fondos”.
Pregunta: ¿Espera un gran compromiso en el encuentro de este viernes?
Respuesta: Estamos muy emocionados. La educación está en una encrucijada e incluso antes de la covid, en muchos países en desarrollo, estaba ya en peligro. Durante la pandemia, los países se vieron obligados a cerrar los colegios de la noche a la mañana y esto afectó a 1.600 millones de niños. Fue un reto tanto cerrarlas como reabrirlas y hacer que funcionaran. Sabemos que nuestra campaña es muy ambiciosa, pero está centrada en la transformación de la educación. Hoy nos juntaremos voces centrales y actores principales para debatir al respecto y buscar soluciones para el cambio.
P: Usted misma reconoce que es una campaña ambiciosa. En un escenario de crisis como el actual, ¿por qué lanzar ahora esta llamada de financiación?
R: Porque es la mejor inversión que se puede hacer. Necesitamos invertir en el futuro y centrarnos en proporcionar a los niños y profesores las herramientas que exige el siglo XXI. Una de las cosas que hemos percibido durante la pandemia es cuán vulnerable es la educación. Te la pueden arrebatar en un minuto [chasquea los dedos]. Y también hemos visto lo difícil que es sustituirla. Hay muchas formas nuevas de mejorarla, pero nos hemos dado cuenta de que los maestros son insustituibles. Ellos están también en el centro de nuestro programa. Es el momento de tomárnoslo en serio e invertir.
Necesitamos invertir en el futuro y centrarnos en proporcionar a los niños y profesores las herramientas que exige el siglo XXI
P: ¿De qué manera se va a invertir ese dinero?
R: Con los 5.000 millones de dólares que estimamos obtener, llegaremos a 175 millones de niños y niñas. Les daremos la oportunidad de acceder a la educación. También ampliaremos el programa de formación de profesorado, cerca de 140 millones se beneficiarán de ello. Pero es mucho más que esto. Nuestro trabajo también pasa por elaborar nuevos planes de estudio, construcción de escuelas, impresiones de libros... Tenemos que estirar hasta el último dólar. Lo que tenemos que asumir es que invirtiendo en educación, hay muchos resultados colaterales muy positivos: las economías de nuestros colaboradores crecerán cerca de 160 millones de dólares, salvaremos tres millones de vidas, sacaremos a 18 millones de personas de la pobreza e impediremos más de dos millones de bodas infantiles… Invertir en educación también es evitar el matrimonio infantil, la pobreza y el trabajo de menores.
P: ¿Por qué ponen el foco en las niñas?
R: No es algo nuevo. Cuando miras los registros de quiénes asisten a clase y quienes no, te das cuenta de que son ellas las que se quedan fuera. Sobre todo en secundaria. Con la pandemia, todo empeoró. Hay que fijarse en lo que pasó en epidemias anteriores como la del ébola. Al cerrarse las escuelas, aumentaron las cifras de violencia doméstica y embarazos adolescentes. La covid-19 va a tener estas consecuencias también. No solo las económicas. Cuando una familia tenga que elegir a quién mandar a la escuela, probablemente no elija a la niña.
P: Durante la pandemia, llevaron a cabo un programa de becas en más de 87 países...
R: Esa es nuestra forma de actuar. El foco está puesto en los países con bajos ingresos y colaboramos con donaciones. Durante la pandemia, repartimos más de 508,8 millones de dólares, la gran mayoría se destinaron a 66 países en los que se hizo hincapié en mejorar los sistemas de educación a distancia, principalmente a través de la radio y la televisión. Fue un paquete de ayudas para que estos países lo emplearan como mejor consideraran.
P: La pandemia ha evidenciado la brutal brecha digital que existe en el mundo. No es fácil el estudio virtual cuando hay lugares en los que no llega Internet.
R: Exacto. Nuestro objetivo es escuchar bien las necesidades de cada país. Y esta realidad cambia de uno a otro. Sería un error asumir que de repente todos vamos a tener conexión. Nos hemos adaptado a lo que ya existe, por eso los principales canales han sido la radio y la televisión. Sí, la tecnología es parte de la respuesta pero no nos podemos olvidar de los profesores. Ellos son clave.
Invertir en educación también es evitar el matrimonio infantil, la pobreza y el trabajo de menores
P: ¿Cree usted que la pandemia ha resaltado su imprescindible labor?
R: Creo que existe una idea generalizada de que los profesores pueden ser sustituidos por las tecnologías. Pero la pandemia ha reflejado justo lo contrario. La interacción física entre profesor y alumno no tiene sustituto. Pero la tecnología debería de convertirse en la nueva herramienta de estos docentes. Ese sería el escenario ideal. Y esto es un pilar de nuestra forma de entender la educación: la formación del profesorado para el siglo XXI.
P: De los 87 países en los que trabajan, ¿cuáles han sabido adaptarse mejor o más rápido?
R: Hay tres casos que nos llaman especialmente la atención. El primero es Sudán. Allá, se desarrolló una campaña de educación sexual y en contra de la violencia muy positiva. El segundo es el Estado de Puntland, en Somalia, porque encontraron la forma de mejorar los sistemas de educación remota, gracias a dispositivos de MP3. Y en Afganistán se reforzó mucho el sistema de saneamiento y acceso al agua, vital para la reapertura de aulas. Y hay muchos ejemplos más.
P: La covid ha cambiado el paradigma educativo, ¿cree que lo mejorará?
R: Nadie hubiera deseado esta pandemia, pero al mismo tiempo está siendo muy esclarecedora. Hemos reparado en la vulnerabilidad de la educación. Lo que sí hay que agradecerle a esta situación es que ha puesto el foco en la enseñanza, cuando antes tendía a escaparse entre las prioridades. Estamos ante un problema existencial y no podemos vacilar más.
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