Filología sanchista
El presidente intenta apartarse de Ábalos, Cerdán, Koldo y Salazar, pero la bibliografía de su historia habla por sí sola
“En él [José Luis Ábalos] descubrí a una persona consistente. Sus intervenciones en el Comité Federal eran contundentes, me defendía pese a que hasta entonces apenas nos habíamos tratado”. (Pedro Sánchez, Manual de resistencia). “Las primeras relaciones entre Pedro Sánchez y el que ulteriormente se convirtió en secretario de Organización de su segunda Comisión Ejecutiva fueron más bien débiles y un t...
“En él [José Luis Ábalos] descubrí a una persona consistente. Sus intervenciones en el Comité Federal eran contundentes, me defendía pese a que hasta entonces apenas nos habíamos tratado”. (Pedro Sánchez, Manual de resistencia). “Las primeras relaciones entre Pedro Sánchez y el que ulteriormente se convirtió en secretario de Organización de su segunda Comisión Ejecutiva fueron más bien débiles y un tanto esporádicas. Sin embargo, cuando Pedro Sánchez presentó su dimisión como secretario general y como diputado, José Luis Ábalos se convirtió inmediatamente en uno de sus principales apoyos. En los primeros momentos Ábalos era, junto al secretario de Organización de Navarra, Santos Cerdán, el único líder que tenía detrás una estructura concreta del partido”. (José Félix Tezanos, Pedro Sánchez. Había partido: de las primarias a la Moncloa).
“La coordinación de esta tarea [la recogida de avales para la campaña de primarias] se encargó a Santos Cerdán. [...] Contaba con el apoyo de Francisco Salazar, mano derecha del alcalde de Dos Hermanas, Quico Toscano. Ambos se habían trasladado a ‘vivir’ a Madrid para brindar apoyo orgánico a la candidatura de Pedro, compartiendo un pequeño apartamento de apenas 20 metros cuadrados en Tirso de Molina. Lo que les ‘convirtió’ durante un tiempo en el ‘aparato’ político permanente de Pedro Sánchez” (Pedro Sánchez. Había partido).
“El día de la entrega era el 4 de mayo. Las dos noches anteriores, Koldo, un miembro de la candidatura, se quedó a dormir en la oficina para custodiarlos. Como anécdota, valga contar que una vecina del edificio le ofreció su baño para que se duchara porque él no quería dejarlos sin vigilar ni un solo momento” (Manual de resistencia). “Coincidió con el cumpleaños de Santos Cerdán, así que se compró una tarta y unas velas, previendo que pasarían toda la noche en aquel lugar. Así lo hicieron los últimos días Koldo, Santos Cerdán, Paco Salazar e Isabel Franco. [...] Acabaron pasando toda la noche sin dormir, debido, sobre todo, a que hubo problemas con la fotocopiadora, que les obligó a escanear los últimos avales uno a uno [...]. Las noches anteriores, Koldo —un militante de cerca de dos metros de altura y de fuerte complexión— se había encargado de quedarse allí custodiando los avales” (Pedro Sánchez. Había partido).
“Solo tres personas sabíamos el número de avales recogidos: Santos Cerdán, Paco Salazar y yo” (Manual de resistencia). “Al sentarme de nuevo en mi escritorio pensé que necesitábamos luz y transparencia en aquella casa nuestra del socialismo. [...] Necesitábamos respirar más oxígeno”. (Manual de resistencia).