Mayores más ricos, jóvenes más pobres
La diferencia de renta y patrimonio entre generaciones se ha disparado en España desde la crisis económica
La brecha económica entre las generaciones más jóvenes y las de mayor edad en España no para de crecer. En los últimos 20 años, los hogares formados por mayores de 65 años son los únicos que han incrementado su renta, según la última encuesta financiera de las familias del Banco de España. En 2008, la renta mediana de los mayores de 65 era un 16% superior a la del segmento entre 16 y 29 años. En 2023, esa diferencia de renta casi se había duplicado hasta llegar al 28%.
Gracias al patrimonio y a la revalorización de las pensiones, los mayores de 65 han conseguido mantener su posición económica y ganarle a la inflación. Pero la riqueza (que incluye el valor de la vivienda en propiedad) de los hogares de entre 35 y 44 años se ha desplomado. Según datos avalados por Vivienda, entre 2002 y 2022, la riqueza media del segmento mayor de 65 años creció de 148.000 a 226.000 euros. En el segmento de 35 a 44 años, la riqueza media cayó de 132.000 euros a 75.700. La brecha de riqueza entre ambos grupos se ha multiplicado por nueve en dos décadas.
Que una persona tenga más ingresos y patrimonio al final de su vida laboral que al principio es lo normal. Que esa diferencia se vaya agrandando y acelerando de la manera en que lo ha hecho en España en este siglo, hasta convertirse en esta brecha abismal, revela problemas estructurales de la economía. Las generaciones que se han incorporado en este tiempo al mercado laboral están atrapadas en un círculo vicioso que les impide prosperar como hicieron sus mayores, y que principalmente se explica por el estancamiento de los salarios y el mercado descontrolado de la vivienda.
En el primer aspecto, aunque el empleo juvenil ha mejorado de forma considerable en la última década (del 50% de paro al 25%), los menores de 30 años firmaron el 45% de los contratos fijos discontinuos en 2024, lo que se traduce en menos horas trabajadas y menos sueldo. Súmese a esta precariedad un mercado de la vivienda disfuncional y abandonado por los poderes públicos durante años. En 2007, el 58,1% de los propietarios eran menores de 30 años. En 2023, eran el 29%. Las nuevas generaciones no van a poder construir patrimonio como las anteriores, y su renta se va en alquileres abusivos.
La subida del Salario Mínimo beneficia a los más jóvenes, pero no resuelve el problema. Igualmente, los parches en el mercado de vivienda como los bonos al alquiler no resuelven el problema de la inaccesibilidad a la compra. El Gobierno que defiende, con razón, subir todas las pensiones de acuerdo con el IPC independientemente del patrimonio y las rentas de sus receptores, tiene la obligación de diseñar políticas específicas para devolver la esperanza a una generación que no consigue salir de la angustia del alquiler y la precariedad.