El constitucionalismo de Schrödinger
Un tuit inquietante de Ayuso tras el resultado electoral de Cataluña y una información sobre los jóvenes españoles que deberían ir a la guerra despiertan cierta guasa entre los usuarios de X
Nuestra querida España —esta España nuestra— estaba rota el viernes, justo antes de las elecciones en Cataluña, pero el domingo, de pronto, volvió a unirse otra vez porque habían perdido los independentistas. Ya era hora. Menos mal que duró unos minutos, pero qué minutos. Tres, vamos. Hasta que habló Madrid, que es España. La presidenta de la Comun...
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Nuestra querida España —esta España nuestra— estaba rota el viernes, justo antes de las elecciones en Cataluña, pero el domingo, de pronto, volvió a unirse otra vez porque habían perdido los independentistas. Ya era hora. Menos mal que duró unos minutos, pero qué minutos. Tres, vamos. Hasta que habló Madrid, que es España. La presidenta de la Comunidad madrileña, Isabel Díaz Ayuso, lo expresó muy bien en un tuit sobre las once de la noche: “Los constitucionalistas suman absoluta, pero será imposible porque el PSC no lo es”. La frase puede parecer —a simple vista, ojo— que no tiene ningún tipo de sentido, y no lo tiene. Es bastante inquietante porque está muy bien pensada. Es decir, si los partidos llamados constitucionalistas (PSC, PP, Vox y Comuns) suman mayoría absoluta, pues la suman. Pero como el PSC no lo es, pues es imposible que sumen. Es una cosa tan obvia que explota la cabeza solo de pensarlo. Dicho de otra manera: sumar, lo que se dice sumar, suman. Pero —siempre hay peros y más en el procès— también resta un poco. Un usuario de X lo resumió así: “Esto es el constitucionalismo de Schrödinger”. Ni un pero a este análisis. El tertulianismo patrio debería copiarlo.
Menos mal que ya falta poco para otras elecciones constitucionalistas y, sobre todo, europeístas. Ojo, porque el 9 de junio se termina un ciclo electoral y, en teoría, no habrá más urnas hasta 2026, que es cuando vuelven a votar los andaluces. Es decir, que antes habrá que votar como sea, porque dos años sin meter papeletas tampoco se puede estar. Y más en una dictadura. Por eso, conviene escuchar el último programa del podcast Las noches de Ortega, del humorista Juan Carlos Ortega. Se titula Las gentes de la cultura. Qué sería de España sin las gentes de la cultura. A saber.
El capítulo de esta semana sucede en el imaginario teatro Almudena Grandes y cuenta con el famosísimo coro de góspel ETA ya no Existe, conocido por su canción Pedro Sánchez, yo te creo a ti. El estribillo, certero, es muy pegadizo: “Pedro Sánchez, yo te creo a ti. En contra de los bulos y las mentiras, yo siempre a tu lado codo con codo cuando me miras”. El oyente Francisco, de Elche, entra por teléfono para expresar su apoyo al presidente. Entre indignado e ilusionado, explica su malestar por la maquinaria del fango que acecha estos días a la patria. “Basta ya de insultos”, dice. “Que los hijos de puta dejen de insultar”. No le falta razón a Francisco.
España está ahora mismo como en una resaca de una fiesta en casa de Rafael Amargo. No hay que olvidar la frase antológica que el bailaor dijo el 4 de diciembre del pasado año al salir de los juzgados de Madrid: “De mi casa nadie se va con más droga de la que llevó”. Si tras semejante epitafio uno queda absuelto de las togas, poco más se puede añadir. El panorama patrio está tan feo, que el otro día Abc publicó una información que fue vista por seis millones de usuarios en X. Estaba dirigida, sobre todo, a la juventud española. Titular: “Los jóvenes de entre 19 y 25 años, los primeros en ser movilizados si España entra en guerra”. Poca broma con el asunto. Si no pueden alquilar una casa y mucho menos comprarla, pues a las trincheras. El problema es que el uniforme militar se lo pondrán los constitucionalistas y los que no lo son. No es fácil ganar con caballos de Troya.
Uno de los afectados resumía así su visión en la red social: “Demasiado pronto para el bono cultural. Demasiado tarde para tener algo en propiedad. Justo a tiempo para morir en Ucrania o Israel”. Calma. Ya se otea el verano y todos podremos reflexionar y enviarnos cartas para sosegar el paisaje de cara a septiembre.