El fraude es la ley

Con la ‘ley trans’ es imposible saber si Juanjo es o no mujer a menos que la Fiscalía o la propia Federación Estatal LGTBI+ tengan algún modo de penetrar en su psique para descubrir de qué sexo se siente

Captura de pantalla del programa 'Y ahora Sonsoles', en Antena 3, el 7 de marzo.

En las últimas semanas han aparecido en televisión “mujeres” que nacieron hombres y han decidido cambiar su sexo registral conservando una apariencia típicamente masculina e incluso su nombre de toda la vida. Sorpresa ninguna para quienes leímos la ley trans, que no establece requisitos para transitar administrativamente en aras de la despatologización y porque ya en el preámbulo se nos recuerda que “el derecho al cambi...

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En las últimas semanas han aparecido en televisión “mujeres” que nacieron hombres y han decidido cambiar su sexo registral conservando una apariencia típicamente masculina e incluso su nombre de toda la vida. Sorpresa ninguna para quienes leímos la ley trans, que no establece requisitos para transitar administrativamente en aras de la despatologización y porque ya en el preámbulo se nos recuerda que “el derecho al cambio registral de la mención al sexo se basa en el principio de libre desarrollo de la personalidad y constituye igualmente una proyección del derecho fundamental a la intimidad personal”. Así que si Juanjo le dice a Sonsoles Ónega, con toda su barba, que es mujer, ¿quién va a negarle su derecho a la intimidad personal? Pues quien ha salido a denunciar estos casos tildándolos de fraudulentos es la Federación Estatal LGTBI+. Afirman que Juanjo y sus amigos no son “trans” de verdad y que se están burlando de la ley. ¿Cómo lo saben? ¿Cómo y quién decide quién es “trans” de verdad si los exámenes médicos que certificaban la disforia persistente han sido borrados de la ley? ¿Cómo vamos a saber si Juanjo se siente o no mujer si mujer es cualquiera que se sienta mujer?

La federación insta a la Fiscalía a actuar contra estos usurpadores de la condición “trans”, pero ¿cómo? ¿Qué pruebas se pueden aportar para demostrar el fraude? Ninguna, puesto que la ley legisla sobre sentimientos y a menos que reinstauremos el pecado de pensamiento es imposible acceder a las profundidades del alma de Juanjo y sus musculados colegas para saber si son mujeres de verdad o mienten. Cuando en su día surgió esta posible consecuencia de la norma se le preguntó a Joaquim Bosch por el asunto y el magistrado respondió que habría que comprobar que la persona “trans” se comportaba según su nuevo sexo registral. ¿Y eso qué quiere decir? ¿Cómo es comportarse como un hombre o como mujer? ¿Volvemos a los estereotipos según los cuales alguien es femenino si lleva el pelo largo, se expresa con ademanes característicos y se pone vestidos? Pues anda que no habría mujeres en el Vaticano con tanta falda. Y en mi pueblo con tanta chilaba. Con la ley trans es imposible saber si Juanjo es o no mujer a menos que la Fiscalía o la propia federación LGTBI+ tengan algún modo de penetrar en su psique para descubrir de qué sexo se siente. Además de que les podría caer una buena multa por “patologizar” lo que es una identidad y, como nos han repetido tantas veces desde el activismo por los derechos “trans”, solo una persona “trans” sabe que es “trans”.

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