Trump contra Biden, la revancha

Unas primarias sin apenas competencia abocan a EE UU a repetir las elecciones de hace cuatro años entre dos candidatos impopulares

Donald Trump, celebra su victoria en el 'supermartes'Evan Vucci (AP)

Estados Unidos está abocado a repetir las elecciones presidenciales de 2020 entre Joe Biden y Donald Trump después de que las primarias de este martes confirmaran su dominio sobre sus respectivos partidos. Los votantes republicanos otorgaron victoria tras victoria a Trump en el llamado supermartes, y mostra...

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Estados Unidos está abocado a repetir las elecciones presidenciales de 2020 entre Joe Biden y Donald Trump después de que las primarias de este martes confirmaran su dominio sobre sus respectivos partidos. Los votantes republicanos otorgaron victoria tras victoria a Trump en el llamado supermartes, y mostraron claramente que están dispuestos a apoyarlo a pesar de estar imputado por 91 delitos en cuatro causas penales y en la investigación sobre el asalto al Capitolio en enero de 2021, con el que se trató de subvertir el orden constitucional.

Las advertencias del republicanismo tradicional o moderado se han ignorado y su última esperanza, Nikki Haley, abandonó ayer la campaña. Los enormes recursos de los que ha disfrutado Haley no han podido con la realidad de que alrededor de la mitad del Partido Republicano, sobre todo los sectores humildes y con menos educación, está completamente entregado a Trump, no ya como candidato, sino como misión.

Aunque después de la traumática elección a todo o nada de hace cuatro años parecían decididos a renovar sus liderazgos, ambos partidos han acabado ofreciendo al electorado otra vez lo mismo. Los demócratas no abordaron la retirada de Biden (tiene 81 años y se presentó como un líder de transición) a tiempo, y ahora ya no pueden arriesgarse con alguien menos conocido que el presidente. Los republicanos, tras renegar de Trump, han sido barridos por su propia hipocresía y el miedo a sus seguidores. Se espera pues que todo el partido se una en torno a Trump en los próximos meses como si no hubiera pasado nada, aunque se viera obligado a sentarse en el banquillo. Llegados a este punto, cualquier posibilidad de que sean otros los candidatos es remota. Los votantes han sido claros, las primarias han terminado y comienza la revancha presidencial.

Los dos son mayores y más impopulares que la última vez. Será por tanto una campaña volcada no sobre las virtudes sino sobre los defectos de los candidatos. En ese contexto, la confianza de los demócratas descansa en que la coalición de votantes que dieron la presidencia a Joe Biden —desde la izquierda de su partido hasta republicanos moderados— es mucho más amplia que la que pueda armar Trump, un hombre que provoca un rechazo visceral no solo entre los demócratas, sino también en una parte no despreciable de los republicanos. Por eso todas las elecciones desde 2016 han sido favorables a los demócratas.

Pero 2024 tiene claves nuevas para las que Biden debe encontrar respuesta con urgencia. Primero, las dudas sobre su capacidad física y mental para seguir. El discurso del estado de la Unión de hoy será un test importante sobre la percepción de su debilidad. Otro desafío de la campaña es la inmigración irregular, convertida en problema de primer orden entre los propios demócratas. Por último, la guerra de Gaza es un conflicto sobrevenido que está cambiando los parámetros históricos de la relación entre Estados Unidos e Israel. El malestar en una parte del electorado demócrata por el apoyo a Israel es profundo y su líder no puede ignorar esa grieta.

La campaña del actual inquilino de la Casa Blanca tiene el reto de salir de su aparente complacencia y vencer la frustración de una mayoría de estadounidenses obligados a elegir entre alternativas que no ilusionan. Los republicanos han decidido que esta sea una nueva elección sobre Trump y, por tanto, sobre la democracia misma.

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