Silencio episcopal en Roma

Los obispos españoles, convocados por el Papa de forma extraordinaria, afirman que la pederastia en la Iglesia no se trató en la reunión

El Papa posa este martes en el Vaticano con los miembros de la Conferencia Episcopal Española, en una imagen subida a X por su presidente, el cardenal Omella.

El resultado conocido de la visita extraordinaria que todos los obispos españoles hicieron este martes a Roma convocados por el papa Francisco es, cuando menos, decepcionante. La Iglesia católica española se halla inmersa en una delicada situación derivada del escándalo de los abusos sexuales contra menores perpetrados durante décadas por miembros de la institución. La investigación que ella misma encargó a un despa...

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El resultado conocido de la visita extraordinaria que todos los obispos españoles hicieron este martes a Roma convocados por el papa Francisco es, cuando menos, decepcionante. La Iglesia católica española se halla inmersa en una delicada situación derivada del escándalo de los abusos sexuales contra menores perpetrados durante décadas por miembros de la institución. La investigación que ella misma encargó a un despacho de abogados ha incumplido los plazos establecidos para su publicación y el informe presentado por el Defensor del Pueblo ha revelado cifras demoledoras, según las cuales el 1,13% de la población adulta española ha sufrido abusos infantiles en el ámbito religioso. Pese a ello, según lo asegurado este martes por los obispos, Francisco no mencionó el asunto.

La expectación creada por la reunión no era gratuita. La convocatoria no respondía a los estipulados viajes que todas las conferencias episcopales del mundo realizan al Vaticano. Los obispos españoles ya estuvieron con Francisco el año pasado y la próxima visita ad limina apostolorum —en su denominación oficial— está prevista para 2027. Sin embargo, el Papa convocó de urgencia, a principio de este mes y menos de una semana después de que el Defensor presentara su informe, a todos los prelados españoles —unos 80— para, oficialmente, debatir una cuestión de estricto ordenamiento interno: el estado de los seminarios y la continua caída de candidatos al sacerdocio. Se trataba, pues, de una convocatoria excepcional de la que solo hay un precedente: en 2018 y en plena convulsión en Chile por las revelaciones de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia, sus obispos también fueron convocados. Posteriormente, la cúpula de la Conferencia Episcopal del país sudamericano dimitió en bloque. A pesar de que en los últimos días la salud del Pontífice se ha resentido seriamente —él mismo ha informado de que padece una inflamación pulmonar y este martes por la tarde suspendió su viaje a la COP28 de Dubái—, Francisco decidió mantener la reunión con los prelados españoles. Según aseguró el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, en Roma no hubo “tirón de orejas” alguno. “Hemos salido todos encantados”, añadió.

La política vaticana sigue tiempos y modos particulares, pero llama la atención que, a pesar de la contundente línea seguida por Francisco respecto a la pederastia, de la claridad respecto del discurso del nuncio vaticano en España durante la apertura de la asamblea de la CEE celebrada la semana pasada y de la disposición de la propia CEE a indemnizar a todas las víctimas que lo soliciten, el tema no se mencionara este martes en una reunión de más de dos horas. La Conferencia Episcopal sigue negando las cifras extrapoladas del documento del Defensor del Pueblo y ha pospuesto su decisión sobre el informe que encargó a un despacho de abogados porque existen discrepancias respecto a sus conclusiones. En suma, mientras los obispos siguen ampliando plazos, la sociedad espera respuestas.


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