Aterrizaje suave en la economía global
El FMI espera que España crecerá más que la eurozona, pero las subidas de tipos frenarán la actividad en 2024
Pese a la resistencia mostrada por la economía global a la sucesión de crisis de los últimos años —de la pandemia a la guerra en Ucrania—, la recuperación pierde fuelle y deja un panorama más débil, desigual y fragmentado para 2024. Es el diagnóstico que han lanzado los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI), que esta semana celebran su reunión de otoño en Marraquech. Para este año, el organismo prevé un crecimiento del PIB mundial del 3,5% y del 2,9% para el próximo, muy por debajo de sus...
Pese a la resistencia mostrada por la economía global a la sucesión de crisis de los últimos años —de la pandemia a la guerra en Ucrania—, la recuperación pierde fuelle y deja un panorama más débil, desigual y fragmentado para 2024. Es el diagnóstico que han lanzado los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI), que esta semana celebran su reunión de otoño en Marraquech. Para este año, el organismo prevé un crecimiento del PIB mundial del 3,5% y del 2,9% para el próximo, muy por debajo de sus niveles históricos. Un escenario “mediocre”, en palabras del propio organismo, al que ahora atenaza una nueva turbulencia: el conflicto que ha estallado en Israel.
Aunque el comportamiento entre economías es muy dispar y Estados Unidos logra sortear los desafíos mejor que Europa o China, llama la atención cómo las crisis vividas en estos años han dañado el crecimiento potencial de la economía a medio plazo: para 2028 el Fondo calcula que el PIB global crecerá un 3,1%, medio punto menos de lo que estimaba antes de la pandemia y casi dos puntos por debajo del ritmo que mostraba antes de la crisis financiera de 2008. A este balance cabe añadir una elevada deuda pública, que lastrará las cuentas de muchos países en los próximos años, y un repunte de la pobreza extrema.
El FMI sostiene que las recientes subidas del precio del petróleo añadirán presión a la inflación y complicarán la labor de los bancos centrales, que han dado señales de que van a mantener altos los tipos de interés más tiempo del previsto. Antes de que se desatara con toda violencia el conflicto palestino-israelí, que ha encarecido un 4% el barril de crudo, el FMI ya anticipaba que la inflación en la mayoría de los países no volvería a niveles sostenibles hasta 2025. Los últimos acontecimientos no hacen más que subrayar esa hipótesis. Pese al impacto que los elevados tipos de interés ya tienen sobre las familias y las empresas —y sobre el encarecimiento del pago de la deuda pública—, los economistas del Fondo llaman a los bancos centrales a no precipitarse en las futuras rebajas de tipos de interés.
Para España, las perspectivas son agridulces. El FMI estima que la economía crecerá un 2,5% este año, pero observa una desaceleración para 2024 hasta el 1,7%. Seguirá creciendo muy por encima de la media de la zona euro, pero se sitúa por debajo de las previsiones del Gobierno para el año que viene (2,4%). Por el contrario, el FMI avala los planes del Ejecutivo de reducción del déficit hasta el 3% del PIB en 2024.En estas condiciones, la labor de las autoridades económicas se complica. Un nuevo repunte de los precios de la energía en plena transición hacia una economía más verde complicará las políticas adoptadas tras la guerra de Ucrania. El mantenimiento de los tipos de interés elevados exigirá especial cuidado con los ajustes fiscales y las tensiones en los mercados financieros. Y obligará a poner en marcha reformas que impulsen el crecimiento a medio plazo y a reforzar la cooperación multilateral. No será fácil.