Sánchez se ahorró la palabra ‘amnistía’

El presidente en funciones evitó darle a la derecha lo que quería desde la manifestación del domingo: tenerse que defender de un Ejecutivo que aún no ha formado, de unas eventuales cesiones frente al independentismo que todavía no ha anunciado

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, felicita al diputado del PSOE, Óscar Puente, tras su intervención en el Congreso.Claudio Alvarez

Pedro Sánchez se ahorró pronunciar la palabra “amnistía”. Ceder al socialista Óscar Puente la réplica a Alberto Núñez Feijóo no fue un movimiento casual, ni formal, puramente, pese a estar dentro del reglamento de la Cámara. El presidente en funciones evitó darle a la derecha lo que quería desde la manifestación del domingo en Madrid: tenerse que defender de un Ejecutivo que aún no ha formado, de unas eventuales cesiones frente al independentismo que todavía no h...

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Pedro Sánchez se ahorró pronunciar la palabra “amnistía”. Ceder al socialista Óscar Puente la réplica a Alberto Núñez Feijóo no fue un movimiento casual, ni formal, puramente, pese a estar dentro del reglamento de la Cámara. El presidente en funciones evitó darle a la derecha lo que quería desde la manifestación del domingo en Madrid: tenerse que defender de un Ejecutivo que aún no ha formado, de unas eventuales cesiones frente al independentismo que todavía no ha anunciado. Sánchez ignoró el discurso de oposición que tanto Feijóo como Vox traían preparado para hacer más notoria la derrota de la derecha, que no es por la amnistía, sino porque no tienen los votos.

Y es que el objetivo de Feijóo y luego Vox era convertir la sesión en un pleno de rechazo a la investidura del líder del PSOE, con tal de tapar su propio fracaso. Párrafos enteros de los discursos de los populares o la ultraderecha podrán ser reciclados para cuando Sánchez tome la alternativa ante la cámara. Esos en que Santiago Abascal le llama “autócrata”, o esos donde Feijóo dice que él no tiene los votos, porque no está “dispuesto a todo”, cuando la realidad es que Junts no quiere ni ver al PP porque el independentismo no olvida quién gobernaba cuando el 1 de octubre de 2017. Hete ahí los motivos por que la derecha necesitaba desviar el debate: su giro cada vez más intransigente en lo territorial les ha dejado ya sin socios como el PNV, el mismo verde que la corbata de un Sánchez sonriente desde su escaño. Si la derecha pudiera sumar, no habría amnistía de la que se hablase.

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Así que el presidente en funciones puso al PP frente al espejo de sus contradicciones. Puente se valió de su pedigrí como ganador de las elecciones en Valladolid para desmontar esa idea de que un gobierno Frankenstein es ilegítimo, cuando el PP y Vox han arrebatado gobiernos al PSOE en municipales y autonómicas, pese a no haber sido ellos la lista más votada. A saber, que en democracia gobierna quien tiene socios, eso de lo que va justo Feijóo, aunque trate de sepultar que no será presidente, paradójicamente, pese a haber una mayoría de derechas en el Congreso.

¿Amnistía, qué amnistía? La misma que ERC y Junts recuerdan a Sánchez que quieren a cambio de hacerle presidente, cuando Feijóo fracase. Esta vez, los socialistas evitaron hacerle el juego a la derecha, para que se abrasara en su soledad parlamentaria. Pero la próxima, sí tocará que el presidente en funciones explique bien a los españoles qué acuerda con el independentismo, a cambio de sus votos. No pronunciar una palabra no implica borrar realidades, como debe saber ya Pedro Sánchez.

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