Sumar arranca

Por primera vez una coalición electoral agrupa a la mayoría de partidos a la izquierda del PSOE en unas elecciones generales

La líder de Sumar y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, presenta el acuerdo de coalición, ayer en Madrid. Foto: GUSTAVO VALIENTE - EUROPA PRESS (EUROPA PRESS)

Pasadas las 20.30 del viernes llegaba a la Junta Electoral el documento con las firmas de los 16 partidos coaligados bajo el Movimiento Sumar, incluida la de Podemos. No había sucedido nunca en los más de 40 años de democracia que las diversas izquierdas territoriales, alternativas y ecologistas encontrasen la sintonía y la motivación política para concurrir de forma conjunta a unas elecciones generales. Y traslada tam...

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Pasadas las 20.30 del viernes llegaba a la Junta Electoral el documento con las firmas de los 16 partidos coaligados bajo el Movimiento Sumar, incluida la de Podemos. No había sucedido nunca en los más de 40 años de democracia que las diversas izquierdas territoriales, alternativas y ecologistas encontrasen la sintonía y la motivación política para concurrir de forma conjunta a unas elecciones generales. Y traslada también la plena conciencia de que las lecciones de los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo han sido atendidas. La primera de ellas es que la atomización de partidos dilapida los votos y la consecuencia puede ser tan gravosa como la pérdida para la izquierda del considerable poder territorial que se produjo en esa fecha. El eterno clamor de la unión de las izquierdas a la izquierda del PSOE ha encontrado respuesta después de darse de bruces contra unos resultados catastróficos en unos casos y mejorables en todos.

Pero esa mirada rasa no basta para entender la tarea enorme que tiene por delante el Movimiento Sumar: Yolanda Díaz ha encarnado la renovación actualizada de la izquierda post 15-M, una década después de pasar de la calle a las instituciones y con un bagaje de gestión personal más que notable en el primer Gobierno de coalición que ha tenido España en democracia. Ahora debe traducirlo en el programa para unas elecciones generales y en equipos capaces de transmitir solvencia, una idea de país y un modelo de sociedad donde las demandas de la mayoría en mejoras salariales, vivienda, sanidad, educación o justicia centren la atención política en un contexto todavía muy inestable, pese a los buenos datos de crecimiento económico que puede exhibir el Gobierno. A Díaz le ha llegado la hora de pasar del proceso de escuchar, del trabajoso y silente camino de aunar voluntades muy dispersas, a empezar a liderar públicamente las decisiones que ha tomado al crear el Movimiento Sumar y concretar una oferta electoral que deje atrás los atascos negociadores y evite que cale en su electorado el desengaño y la melancolía de haberse asomado durante la última semana a las tripas y la miseria de la negociación política.

Con todo el ruido del que suele acompañarse, Podemos ha firmado también el acuerdo político para integrarse en Sumar. El partido morado ha tenido que digerir un tránsito muy rápido que lo ha llevado de aglutinar hasta 71 diputados en las elecciones de 2015 a resultados agónicos en las últimas elecciones autonómicas y municipales. Concurrir solos el 23-J podía ser un suicidio político para una dirigencia que no ha encontrado la manera de conservar su electorado en el nuevo ciclo político. El precio ha sido alto: en votos y en desgaste de sus líderes, cada vez más aislados social y políticamente. La todavía ministra de Igualdad, Irene Montero, no va en las listas de candidatos que ha firmado Podemos con Sumar. La gestión de los efectos indeseados de la ley del solo sí es sí fue impropia de un gobernante que descubre demasiado tarde un error técnico de carácter jurídico en una ley crucial para su propio ministerio, para el Gobierno de coalición y también para el electorado que lo respalda. Y que ignora el contexto en el que desarrolla su acción política. Prolongar ahora la reivindicación de su inclusión en las listas hasta que se cierre el plazo el día 19, como está haciendo Podemos, solo daña la campaña de la coalición en la que se han integrado.

Las expectativas que Sumar sea capaz de inyectar en su electorado no dependen ya de quienes no están sino de quienes sí están. El reto es enorme porque se trata de entusiasmar a los electorados de 16 formaciones con una idea común de país y gestionar después la pluralidad de ese grupo parlamentario.


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