Sumar para ganar una década
Yolanda Díaz ha despertado en una gran parte de la sociedad española el convencimiento de que podemos volver a vencer
España afrontará en los próximos años una de las décadas más complejas de su historia reciente. Los cambios geopolíticos y la aceleración tecnológica dibujarán un mundo que difícilmente será reconocible en pocos años.
Atrapados en la pelea política cotidiana, se realizan en España pocos debates de prospectiva sobre los grandes cambios que deberemos afrontar como país. Suele decirse que Bruselas, donde trabajo, es una capital a la que le falta política y le sobran políticas. Podríamos decir que en España ocurre lo contrario.
Hoy necesitamos con urgencia proyectos políticos sólidos...
España afrontará en los próximos años una de las décadas más complejas de su historia reciente. Los cambios geopolíticos y la aceleración tecnológica dibujarán un mundo que difícilmente será reconocible en pocos años.
Atrapados en la pelea política cotidiana, se realizan en España pocos debates de prospectiva sobre los grandes cambios que deberemos afrontar como país. Suele decirse que Bruselas, donde trabajo, es una capital a la que le falta política y le sobran políticas. Podríamos decir que en España ocurre lo contrario.
Hoy necesitamos con urgencia proyectos políticos sólidos que sepan construir un horizonte convincente de país que conecte con este cambio de época. España será uno de los países europeos donde con mayor crudeza golpeará el cambio climático, con un impacto en nuestros ecosistemas, costas y turismo como fuente esencial de la riqueza nacional aún por conocer. El retroceso de la hegemonía norteamericana (y su inestabilidad política interior), el peligro de la emergencia de una multipolaridad sin normas y la construcción de una Unión Europea geopolítica, cambiarán por completo los parámetros de seguridad y defensa que hemos conocido hasta hoy. La emergencia de movimientos reaccionarios globales, el regreso de la inestabilidad financiera o la necesidad de gobernar de forma democrática el avance imparable de la inteligencia artificial son retos inaplazables.
España debe prepararse para dar un salto en productividad, aumentar por lo menos un 1 punto del PIB en gasto sanitario, reactivar el ascensor social o afrontar uno de sus problemas estructurales más dañinos socialmente: la falta de acceso a la vivienda.
En España hay muchísimo pensamiento y reflexión sobre todas estas cuestiones, pero nuestro sistema de partidos está tardando en adaptarse a esta nueva realidad global. Los proyectos políticos tienen hoy auténticas dificultades para trasladar seguridades y certidumbres. Ocurre en toda Europa, con notables pero escasas excepciones, y es algo que la extrema derecha está sabiendo aprovechar muy bien.
Es en este contexto en España donde ha emergido Sumar como novedad inaplazable del panorama político de nuestro país. El magnetismo que hoy ejerce el proyecto de Yolanda Díaz en una gran parte de nuestra población está basado en aparecer como la mejor herramienta creíble capaz de pensar e intervenir en esta nueva complejidad y cambio de época. Algo logrado, probablemente, a partir de generar una dinámica política compartida entre la política impugnadora del último ciclo con la energía y trayectoria del sindicalismo y la izquierda de largo arraigo en nuestro país.
Estamos ante un caso bastante inusual de construcción de un liderazgo político progresista en Europa: uno construido desde la buena gestión de Gobierno. Yolanda Díaz, como se demostró en la fallida moción de censura, no sólo aparece como la líder política que mejor entiende los retos del país en el que vive, sino también la más creíble en saber afrontarlos. La nítida apuesta por el diálogo, el acuerdo y la negociación como factores de progreso social conecta bien con un país que exige hoy más resultados que promesas. Su emergencia despierta auténtico interés y curiosidad en la política europea.
En los últimos meses, el equipo de Sumar ha logrado también, a partir del llamado proceso de escucha, poner a pensar conjuntamente a lo mejor de este país, en un ejercicio de renovación de las ideas y prospectiva que no tiene precedente en ninguna fuerza política española tradicional. La ilusión que hoy se palpa y se transmite en los actos que Yolanda Díaz realiza por toda España son la mejor carta de presentación para afrontar el cambio de época en un sentido progresista.
Una ilusión, también, por volver a ganar el Gobierno. Porque es preciso señalar, que a pesar del ruido que le rodea, el Gobierno de España actual ha logrado operar algunos cambios esenciales que están empezando a sentar las bases para que el país afronte esta nueva época en buenas condiciones. Mencionaré cuatro, podrían ser más. Esta legislatura va camino de terminar, primero, con una subida histórica del salario mínimo operada en paralelo a un fuerte empuje de la competitividad de nuestras exportaciones, desmontando el fallido esquema de la reforma laboral del PP en 2012; con una reforma de las pensiones recientemente acordada que hará asumible el coste de la jubilación de los babyboomers; con un avance a toda velocidad del despliegue de las fuentes de energías renovables, reto imprescindible para la era de la escasez energética a la que nos dirigimos. Y, finalmente, dándole la vuelta a un mercado laboral que creíamos endémicamente precario.
El Gobierno progresista en España necesita una nueva legislatura para consolidar los cambios y transformaciones emprendidos. Sumar aparece hoy como su mejor oportunidad: Yolanda Díaz ha despertado en una gran parte de la sociedad española el convencimiento de que podemos volver a vencer, frente a quienes nos anuncian desde hace meses el retorno inevitable del blanco y negro en nuestro país.
Por todo esto y mucho más, este domingo día 2 de abril estaré en Madrid donde espero encontrarme con viejos y nuevos amigos y amigas para ganar un país. El reto es apasionante.