El egoísmo europeo y el monstruo oculto del Bosco

17 minutos extraordinarios del filme sobre el racismo ‘R. M. N.’ apenas generan conversación. Mientras, un hilo sobre dos figuras en ‘El jardín de las delicias’ suma dos millones de visualizaciones

Ampliación del estanque de 'El Jardín de las delicias', del Bosco, en el hilo de Twitter de Miquel del Pozo, con el soldado y el monstruo a la izquierda.

El reverso de las listas de lo más vendido, visto, escuchado o leído que tanto proliferan por estas fechas es la relación de lo más interesante que ha pasado desapercibido en las listas anteriores. Siempre se puede elaborar una lista nueva. Por ejemplo, la de los mejores 17 minutos de la historia del cine, bueno, del cine del siglo XXI, acotemos el entusiasmo. Estaría encabezada por los 17 minutos que dura la asamblea en un p...

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El reverso de las listas de lo más vendido, visto, escuchado o leído que tanto proliferan por estas fechas es la relación de lo más interesante que ha pasado desapercibido en las listas anteriores. Siempre se puede elaborar una lista nueva. Por ejemplo, la de los mejores 17 minutos de la historia del cine, bueno, del cine del siglo XXI, acotemos el entusiasmo. Estaría encabezada por los 17 minutos que dura la asamblea en un pueblo de Transilvania rodada en un plano fijo por el director rumano Cristian Mungiu en su último filme, R. M. N. Son extraordinarios. Una síntesis brutal, por clarividente, de la problemática del racismo, de Europa, del género humano, del egoísmo, que permite entender las razones (no todas) del otro. La asamblea fue real. Mientras los vecinos, que suelen buscarse la vida en la cercana Alemania, debaten sobre expulsar a tres apacibles inmigrantes de Sri Lanka que amasan el pan de la comarca en trabajos que los autóctonos rechazan por su mísero salario, el zopenco del apuesto protagonista solo intenta recuperar a su amante con toscos ademanes.

La película apenas figura en los listados de las mejores del año. Algunas críticas si han apostado por ella, como se puede comprobar en Twitter, donde, por otro lado, el filme del director de la premiada 4 meses, 3 semanas, 2 días apenas ha generado conversación, como era previsible. Tal vez si lo hubiese recomendado la nueva Macarena Olona, quien ahora reconoce la violencia machista y reivindica la sexualidad de las adolescentes, con los casi 400.000 seguidores que tiene... No, no resulta creíble. La metamorfosis de la exdirigente de Vox no parece llegar a tanto como para aconsejar una dura peli rumana sobre el racismo y la cultura atávica en la Europa 5G.

Ningún preceptor (al margen de sí mismo) ha necesitado Miquel del Pozo para convertir un hilo de Twitter sobre su hijo y El Bosco y su tríptico El jardín de las delicias en un fenómeno, con más de dos millones de visualizaciones y miles de retuits y me gusta en poco más de un día. Así, a bote pronto, no parecen los ingredientes básicos para triunfar en las redes, pero el arquitecto y divulgador del arte demuestra que una historia bien contada tiene su oportunidad. Además, incluye un novedad sorprendente: dos figuras no mencionadas en los principales estudios sobre una de las obras de arte más enigmáticas y estudiadas del mundo, que se exhibe en el Museo del Prado. Se trata de un soldado pez que lucha contra un monstruo en el pequeño estanque del Paraíso, debajo de Adán y Eva, en la primera tabla del tríptico.

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Parecen sombras, manchas oscuras que pasan desapercibidas entre tantos personajes mágicos inventados si uno no se fija mucho. El tuitero se fijó gracias a su hijo de cinco años, con quien había estado jugando en el ordenador a reconocer en la obra original los personajes del libro infantil El Bosco, de Thé Tjong-Khing (Ediciones Ekaré). Faltaba por identificar al “malo” con el que el autor intenta captar la atención de los niños. “Cuando mi hijo me preguntó por el malo del cuadro, le contesté que no había malo en la pintura, que era una invención del autor del cuento. Y justo al decirlo… lo vi !!!! Vi al #malo (que no había visto nunca antes) y también al #bueno luchando contra él. ¿Los veis?”, pregunta en un tuit el divulgador, quien amplifica el estanque para mostrarlos. “No sé cómo explicar la emoción (y la incredulidad) que sentí al ‘descubrir’ estas dos figuras. ¿Cómo es posible que no las hubiese visto antes?”, se pregunta en otro tuit de su celebrado hilo, que empieza: “Estaba preparando una conferencia sobre el #Bosco cuando entró mi hijo en el estudio y... no os podéis creer lo que pasó”.

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