El coraje de Luis Tosar
El actor recibe palos y apoyos por respaldar la manifestación contra la política sanitaria de Ayuso, hasta el punto de competir como tendencia con Pablo Iglesias
Tenía una amiga que desarmaba con su naturalidad. Sus razonamientos destacaban por una aplastante lógica, al menos para ella. Una vez, vio a mi madre aparcar y comentó: “Claro, vuestro coche es rojo”. Le resultaba evidente que, siendo mi padre entonces militante del PCE, el coche no podía ser de otro color. En el colegio se conocía esa adscripción desde que, siendo niño, respondiera a la maestra que mi padre trabajaba de comunista, en lugar de economista. Un ejercicio de transparencia en las postrimerías del franquismo que hubiera entendido mi amiga. Un día, ya más talluditos, descubrió que mi...
Tenía una amiga que desarmaba con su naturalidad. Sus razonamientos destacaban por una aplastante lógica, al menos para ella. Una vez, vio a mi madre aparcar y comentó: “Claro, vuestro coche es rojo”. Le resultaba evidente que, siendo mi padre entonces militante del PCE, el coche no podía ser de otro color. En el colegio se conocía esa adscripción desde que, siendo niño, respondiera a la maestra que mi padre trabajaba de comunista, en lugar de economista. Un ejercicio de transparencia en las postrimerías del franquismo que hubiera entendido mi amiga. Un día, ya más talluditos, descubrió que mi padre guardaba un excelente vino, uno de etiqueta historiada —lo que no fue obstáculo para que un familiar lo rebajase con llimonà (gaseosa) en la paella dominical— y exclamó: “Pero ¿cómo un comunista tiene este vino?”. A un rojo no le podía gustar el buen vino y menos aún costeárselo.
Tenían gracia sus observaciones. Carecían de malicia. O yo no alcanzaba a verla. Nada que ver con la larga ristra de comentarios tuiteros que no dejan de brotar a propósito del apoyo mostrado en un vídeo por el popular actor Luis Tosar a las movilizaciones del próximo día 13 a favor de la sanidad pública y contra las políticas de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, del PP. Lo más fácil es no opinar, no implicarse, pasar y cada uno a lo suyo. En seguida, se ha desenterrado una imagen de hace tres años del protagonista de Celda 211 saliendo con una recién nacida en brazos, junto a su pareja y su hijo, de la clínica privada Ruber. Muchos han dictado sentencia en las redes: “Comunistas en la Ruber. Protagonizada por Luis Tosar”. “Yo no veo películas de Luis Tosar, ni de Bardem ni de ningún director progre... son unos trileros más falsos que Judas y además muy malos profesionales”. O “Luis Tosar en su línea de actor monocorde. Es un verdadero luchador por la sanidad pública. Consejos vendo que para mí no tengo. Se le ve el plumero”.
Un buen número de comentarios transitan por el sobreexplotado camino de cargar contra los del cine, por izquierdosos, paniaguados y tener el atrevimiento de opinar. Vuelven a salir los nombres de los demoniacos Javier Bardem, Penélope Cruz o Pedro Almodóvar, esos conocidos en medio mundo y que contribuyen positivamente a lo que se llama “marca España”, concepto que suele henchir el pecho de los más críticos y reaccionarios, cuya contribución a la causa se desconoce.
También han salido en defensa de Tosar numerosos tuiteros: “Está en todo su derecho de tener un seguro privado y además defender la sanidad pública. ¿Dónde está la incompatibilidad?”. “¿Cuál es el problema? Luis se puede permitir la privada, bien por él. Pero no se olvida de la pública, y la crítica si no va bien”. O “Luis Tosar puede pagarse la sanidad privada, lo que no es incompatible a que con sus impuestos quiera una potente sanidad pública para todos. No todas las personas con recursos son insolidarias”. Destaca el apoyo del escritor, también gallego, Manuel Rivas: “Luís Tosar, grazas pola túa coraxe, civismo e solidariedade. O mundo é menos ruín con xente coma ti”.
En definitiva, el actor ha sido tendencia en Twitter, al igual que Pablo Iglesias, un habitual en estas lides. El fundador de Podemos muestra su perplejidad por que haya quedado desierta una plaza de profesor asociado de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid pese a haber seis candidatos, entre ellos él mismo. Resulta muy chocante que no se evalúe su indudable experiencia política, no solo como vicepresidente del Gobierno. Y también llama la atención que Iglesias no considere noticia de actualidad todo lo que diga sobre Yolanda Díaz, la nombre o no la nombre, sin dejar de ser noticiosas, pero ya no tan novedosas, las tramas para arremeter contra Podemos.