Necesitamos más escuelas públicas
Los lectores opinan sobre la educación pública, la guerra en Ucrania, el nuevo curso político, y sobre las posibles consecuencias políticas de la inflación
La semana pasada salieron las listas de admisión en las escuelas públicas de Madrid y no nos han admitido en ninguna de las cinco a las que echamos la inscripción. ¿El motivo? Un sistema de puntos injusto para las personas que la administración considera con “rentas medias-altas”, que deja sin plaza a mi hijo dentro del sistema educativo público.
Imaginen que ocurriese lo mismo con la sanidad pública: como “puedes pagarte” un médico privado, te vamos a privar de la Seguridad Social. ¿Alternativa? Ninguna. Busca...
La semana pasada salieron las listas de admisión en las escuelas públicas de Madrid y no nos han admitido en ninguna de las cinco a las que echamos la inscripción. ¿El motivo? Un sistema de puntos injusto para las personas que la administración considera con “rentas medias-altas”, que deja sin plaza a mi hijo dentro del sistema educativo público.
Imaginen que ocurriese lo mismo con la sanidad pública: como “puedes pagarte” un médico privado, te vamos a privar de la Seguridad Social. ¿Alternativa? Ninguna. Buscarse la vida con una escuela privada. ¿Cuál es el problema de las privadas? Además del coste, estas escuelas funcionan como empresas privadas, es decir, con una ratio altísima y unas instalaciones que en muchos casos dejan mucho que desear. ¿Cuál es la situación en la que deja el Ayuntamiento a familias como la mía? Pagar una privada que en muchos casos llega a los 600 euros, coger una excedencia que no todos los padres pueden permitirse, o cargar a los abuelos (en el caso de tenerlos y de tenerlos cerca), con el cuidado de los hijos. Por favor, se necesitan más escuelas públicas para poder garantizar la escolarización en edades tempranas.
Alicia Cidoncha Díaz. Madrid
La paz como fracaso
Es difícil detenerse en el valor de las palabras cuando, durante una guerra, las declaraciones de los bandos en liza caen como una avalancha. La retórica belicista es tan emocional —y, por ello, tan poco racional— que transparenta los peligrosos sentimientos que la nutren. Recientemente, Zelenski afirmaba que ya no buscaban la paz, sino la victoria. La frase es tan rotunda que puede convertirse en eslogan. Por desgracia, el verdadero significado de esas palabras es que la paz equivale al fracaso. Este trágico axioma solo hará el mundo más inhabitable, cualquiera que sea el bando que lo defienda.
Jaime Fernández Gianzo. Granada
Nuevo curso
Empieza el nuevo “curso” político. ¿Tendrán nuevas libretas en las que anotar nuestras necesidades? Unos olerán de nuevo su acomodado sillón aterciopelado desde el que teatralizar; otros oleremos libros nuevos, gomas de borrar, cuadernos de profesor y tizas rotas. ¿Quién tiene más responsabilidad para con un país? Lo pienso mientras observo mi lista de alumnas y alumnos; esa lista de futuras ciudadanas y ciudadanos que; tal vez, algún día, si lo hago bien, no echen de menos el olor a sillón aterciopelado y piensen en aquellas y aquellos que no se sientan en ellos.
Abel Otero Ordóñez. Santiago de Compostela
¿Comer o pagar la electricidad?
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha anunciado una intervención de emergencia en el mercado eléctrico europeo, en el que, sobre todo, se trataría de separar, desvincular el precio del gas y de la electricidad; es decir, que la materia prima del gas no tenga tanto peso en la valoración final del precio de la electricidad. No cabe duda de que el precio de la luz, en toda Europa y también fuera de ella, se dispara y marca un nuevo récord, lo que presagia un otoño, socialmente, muy caliente, mucha pobreza y más combustible político para las diferentes opciones de extrema derecha. La situación podría resumirse en comer o pagar la electricidad.
Josep M Loste Romero. Portbou (Girona)