Feliz navidad

Hay turrones en el súper y Abel Caballero lleva días dándonos la turra con las luces de Vigo. Ya es invierno en las cabezas, amigos

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, durante la inauguración, el pasado 19 de agosto, de la instalación de las luces de las próximas Navidades.OSCAR CORRAL

¿Qué hay de nuevo, viejos? Ya estamos casi todos de regreso, y quienes se van ahora solo se reirán un ratito de nosotros antes de llorar por ellos mismos. Siguen ahí, esos no se han ido, los pesares que escondimos bajo llave cuando le dimos portazo a la realidad con billete de vuelta cerradísimo creyendo que era solo de ida. Pero seamos justos. No venimos de vacío. Quien más, quien menos, hasta quien reniega, ha tenido un ratito feliz tarareando con la radio del coche ...

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¿Qué hay de nuevo, viejos? Ya estamos casi todos de regreso, y quienes se van ahora solo se reirán un ratito de nosotros antes de llorar por ellos mismos. Siguen ahí, esos no se han ido, los pesares que escondimos bajo llave cuando le dimos portazo a la realidad con billete de vuelta cerradísimo creyendo que era solo de ida. Pero seamos justos. No venimos de vacío. Quien más, quien menos, hasta quien reniega, ha tenido un ratito feliz tarareando con la radio del coche el Despechá, de Rosalía o el Quédate, de Quevedo: los clásicos ya no son lo que eran, colegas. Otros, y unas, hemos flipado de lo lindo visando la moda de los biquinis al bies, tapando juntas y metiéndose hasta la cocina. Hemos gozado, si no de la nuestra, de la alegría del prójimo y de esa felicidad de los niños capaz de desarmar a Herodes. No se nos olvide.

Ya sabemos que ahora viene Putin con la rebaja del termostato y la crecida de las facturas. Hasta la ignífuga Ana Blanco se ha quitado de en medio para no tener que contarnos tantas penas desde su altar de Nuestra Señora del Telediario en el plasma de casa o el del bar del menú del día. Un tique que subirá lo suyo, si no ha subido, por no hablar del carro de la compra, la hipoteca, la vida. Quedan, claro, los pequeños placeres de otoño. Reencontrarse con los amigos. Estrenar la agenda íntima de cosas que nos gustan. Estirar el primer jersey de lana hasta tapar nariz y puños. Calentarse las manos con el cafelito. Los vermús con el sol en la cara después de meses huyendo de este horno que nos ha dejado los sesos al baño maría. Asumámoslo cuanto antes. Da igual que ardan las calles a medianoche. Que, al primer trueno, se crucen por la acera unos con taparrabos y otros con gabardina. Ya lo canta Amaral en las radiofórmulas para boomers: “No quedan días de verano”. Hay turrones en el súper y Abel Caballero lleva días dándonos la turra con las luces de Vigo. Ya es invierno en las cabezas, amigos. Feliz Navidad, si es que llegamos.

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