España dickensiana

No coinciden las recetas económicas de los expertos con los deseos políticos de los ciudadanos. Y ese desajuste es el opuesto al que hemos visto durante décadas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la presentación del Informe de rendición de cuentas del Gobierno a finales de julio.Jaime Villanueva

El final de este curso político es el famoso inicio de Dickens: era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos (notable crecimiento económico, pero elevada inflación); la edad de la sabiduría y también de la locura (por un lado, las medidas declaraciones del ministro Escrivá o de Cuca Gamarra; por el otro, las desmedidas palabras de tantos políticos); la época de las creencias y de la incredulidad (no se recuerda tanta política social en España ni tanta sensación de desprotección social); la era de la luz y de las tinieblas (literalmente, por ...

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El final de este curso político es el famoso inicio de Dickens: era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos (notable crecimiento económico, pero elevada inflación); la edad de la sabiduría y también de la locura (por un lado, las medidas declaraciones del ministro Escrivá o de Cuca Gamarra; por el otro, las desmedidas palabras de tantos políticos); la época de las creencias y de la incredulidad (no se recuerda tanta política social en España ni tanta sensación de desprotección social); la era de la luz y de las tinieblas (literalmente, por los vaivenes en la factura eléctrica); la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación (metafóricamente, este verano y este otoño). Todo lo poseíamos, pero nada teníamos (suben los salarios, baja el poder adquisitivo).

En parte, somos dickensianos porque no coinciden las recetas económicas de los expertos con los deseos políticos de los ciudadanos. Y ese desajuste es el opuesto al que hemos visto durante décadas. Los vientos procedentes de los foros económicos internacionales empujan ahora hacia políticas de izquierdas, anteponiendo el mantenimiento de la capacidad de compra de las clases medias y vulnerables a la ortodoxia presupuestaria, al contrario de que sucedió en la pasada crisis, donde se nos prescribió a todos la amarga medicina de la austeridad. En economía, Keynes is back.

Pero las corrientes políticas de fondo nos arrastran hoy hacia la derecha. EE UU, que suele marcar las tendencias, está viviendo lo que algunos llaman una “ola roja” (por el color de los Republicanos). La derecha americana, con un discurso muy trumpista, podría controlar el Congreso y el Senado tras las legislativas de noviembre. Y no sólo parece que vaya a ganar, sino que destila una sensación de superioridad. Un hecho revelador: en los anuncios televisivos de las primarias, los candidatos Republicanos se presentan casi todos como “orgullosos conservadores”, pero los Demócratas ya no se definen como “liberales”.

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No hemos llegado todavía a esta situación en España. Pero, tras sus apabullantes resultados en Madrid, Castilla y León y Andalucía, como mínimo, parece que el PP está en racha. Aznar is back. Así que, o el Gobierno reacciona o tendrá que aplicarse la frase siguiente de la apertura de Dickens: íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. @VictorLapuente

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