Motivos para la esperanza

Los lectores opinan sobre la solidaridad, la industria bancaria y las compañías eléctricas, los botellones y sobre la desaparición de las cabinas telefónicas

Algunos de los pasajeros tras desembarcar del avión procedente de Dubai con 290 evacuados de Afganistán, este martes en la base aérea de Torrejón de Ardoz.Mariscal (EFE)

Los talibanes han vuelto al poder en Afganistán. En Haití, un nuevo terremoto ha causado la muerte de miles de personas una vez más. Los incendios forestales cada vez son más frecuentes y violentos. Seguimos padeciendo la pandemia, que no parece terminar. La sensación es de tristeza e impotencia, pero, pese a todo, ...

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Los talibanes han vuelto al poder en Afganistán. En Haití, un nuevo terremoto ha causado la muerte de miles de personas una vez más. Los incendios forestales cada vez son más frecuentes y violentos. Seguimos padeciendo la pandemia, que no parece terminar. La sensación es de tristeza e impotencia, pero, pese a todo, hay motivos para la esperanza: la solidaridad, la ayuda mutua, el pensar en el otro antes que en uno mismo fijándonos en lo que une antes de en lo que divide, eso es lo que nos hace evolucionar y progresar. Tenemos la tecnología, los medios y conocimientos necesarios para avanzar, podemos hacerlo y parece inteligente hacerlo sin que se eliminen derechos y libertades, algo que suelen sufrir quienes menos tienen o peor pueden defenderse.

Francisco Goya Santesteban. Sarriguren (Navarra)


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La pasta es la pasta

En España existen dos “áreas de negocio” que concitan las iras de sus respectivos usuarios. Por un lado está la industria bancaria, que está abandonando al cliente. Cada vez hay menos oficinas de atención directa, y las que quedan, cada vez tienen las plantillas más recortadas. Y no hablemos del abandono de las zonas menos pobladas. Para más inri, nos fuerzan al empleo de elementos electrónicos para así facilitarles los recortes de empleo. Y les da igual si el usuario tiene 20 u 80 años, ¡todos debemos dominar la informática! Y luego tenemos a los “Señores de la Luz”. La industria de la energía eléctrica a la que parece darle igual la indignación (y el daño) que causa a los consumidores. Nadie entiende nada, nadie hace nada. La industria está feliz y se mantiene absolutamente indiferente ante el deterioro de su imagen.

Pedro de Leiva Hourqueigt. Santander (Cantabria)


La covid sigue entre nosotros

El descontrol de los botellones y playas a tope nos puede dar entender que la pandemia está controlada ya, y poco menos que eliminada. La ignorancia se ha adueñado de muchas personas. ¿Tanto cuesta informarse bien? Los medios nos han informado hasta la saciedad de que no es hora de jolgorios, sino de prudencia y precaución. El coronavirus no ha desaparecido, sigue infectando. Cada día hay nuevos ingresos en UCI y, por supuesto, fallecimientos por covid. Informémonos a conciencia, actuemos con responsabilidad.

Joan Palacín Coll. Caldes de Montbui (Barcelona)


La última cabina cerrada de Barcelona en una imagen de archivo.Carles Ribas

¿Es lógico eliminar las cabinas telefónicas?

Resulta evidente la escasa demanda ciudadana de cabinas telefónicas debido a la sustitución de la telefonía fija por la móvil y el alto coste de mantenimiento que tienen. Me gustaría que no se erradicaran totalmente, ya que, en el día a día, existen una serie de contratiempos que hacen necesario su uso “excepcional”. Además, muchas personas “mayores” preferirían seguir disponiendo de cabinas telefónicas por los problemas que tienen para adaptarse a la tecnología de los smartphones. Confío en que impere la cordura y el sentido común y no desaparezcan las cabinas telefónicas en su totalidad.

Javier Cordero Ruiz. Madrid


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