Torear a Trump desde México
Hay agendas comunes entre México y el trumpismo. Quizá dos de las más evidentes son la política laboral y los tribunales de disputas comerciales
Las elecciones de Estados Unidos eran una moneda al aire. Hoy sabemos que la moneda cayó del lado equivocado para México. Nuestro socio comercial será liderado por un hombre que nos considera fuente de todos los males.
Sin embargo, no es momento para caer en el derrotismo. Hay formas estratégicas de lidiar con Trump y controlar daños.
No debemos olvidar que Trump necesita a México para dar resultados. El control migratorio en la frontera sur, la reducción de la inflación por medio de manufacturas de menor costo y la substitución de productos chinos son todas agendas que pasan por tener una buena relación con México.
Por supuesto que con Trump habrá retóricas ofensivas y humillantes hacia México, pero no debemos perder de vista que durante el primer periodo de Trump la retórica fue más fuerte que los efectos. El tratado de libre comercio entre México y Estados Unidos se renegoció sin cambios catastróficos con respecto al tratado financiado en 1994, y aun si es cierto que la política migratoria se endureció, las fronteras continuaron abiertas para la migración documentada.
México debe manejar a Trump y esto puede lograrse con una combinación de masajear su ego, ceder en algunas políticas altamente visibles para su agenda que representen daños menores para México, y sobre todo, de encontrar áreas en las que ambos gobiernos pueden avanzar de la mano.
Hay agendas comunes entre México y el trumpismo. Quizá dos de las más evidentes son la política laboral, en donde ambos países tienen interés en la democratización de los sindicatos mexicanos y el aumento salarial de la base, y los tribunales de disputas comerciales, en donde tanto Trump como México desean reducir los efectos draconianos de las demandas Inversionista-Estado.
Sheinbaum es una presidenta más competente y estructurada que López Obrador. Y cuenta con un mejor equipo diplomático. Es tiempo de invertir recursos públicos en mejorar la capacidad de cabildeo de los consulados mexicanos en Estados Unidos.
Es urgente organizar a la comunidad latina de Estados Unidos para que ejerza presión en aspectos claves de la relación bilateral. De la misma forma en la que la comunidad judía internacional ha creado fuertes grupos de presión que articulan mensajes a legisladores y autoridades de Estados Unidos, México debe promover la organización de los mexicano-americanos para evitar agendas racistas que pongan en riesgo la integridad de los paisanos.
Esta puede ser una gran oportunidad para despertar al tigre latino, no para que sea opositor a ultranza de Trump, quizá ya no vayan a serlo, sino para que presionen a los gobiernos republicados a que existan ciertas agendas que sea costoso implementar. Los mexicanos somos el grupo migrante más grande de Estados Unidos. Hay fuerza que organizar.
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