‘Heroico’: la búsqueda de un debate público sobre las Fuerzas Armadas
La humillación, maltrato, abuso y degradación al que se ven sometidos miles de jóvenes que ingresan a las Fuerzas Armadas no es una estrategia acertada en un país que llora todos los días a sus muertos y desaparecidos
Hace unos días, un militar anónimo publicó una carta en la que mencionaba que los graduados del Heroico Colegio Militar “invariablemente creen que fue lo mejor que les pudo haber pasado.” Esta carta hacía alusión a la película Heroico, que dirigí y en la cual muestro la violencia a la que son sometidos los cadetes en su entrenamiento militar en México. La película es una ficción, pero está basada en hechos reales de decenas de testimonios que recopilé. De hecho, la mayoría de los actores son en realidad excadetes que sufrieron en carne propia estos abusos.
Es interesante que la reacción de las Fuerzas Armadas haya sido redactar una carta que busca justificar esta violencia y promover un hashtag (#Heroico) para intentar enterrar toda alusión a la película. Es evidente que la película los ha incomodado y la aseveración de la carta tiene un tono autoritario, como si una sola persona o institución pudiera ser el portavoz de cada uno de los miles de individuos que pertenecen a esa Institución. Esta manera de referirse a los sentimientos de personas, parece ser más una imposición que un reflejo de alguna realidad. Como si no se reconociera la diversidad, la individualidad y las propias experiencias de cada ser humano.
Esto es sintomático de lo que se plantea en mi película, Heroico, que retrata una formación que justifica la tortura como un recurso pedagógico, y que demanda que todos aguanten humillación y dolor en nombre de un “bien” ajeno a ellos. Supongo que la carta del militar reconoce esta violencia a la que hace alusión la película cuando dice “agradecemos el modo de cómo por tradición, nos mostraron cómo se educa y se forma a los futuros líderes del Ejército mexicano.”
En realidad ese es el tema que me parece más importante. Yo hice esta película porque estoy preocupado por la violencia que hay en México y creo que para entender esa violencia tenemos que buscar entender sus orígenes. Cuando hice mi investigación para la película, me di cuenta de la cantidad enorme de testimonios que existen sobre los abusos, la violencia y la tortura que hay en la formación militar. Por ello me pareció importante mostrar esta realidad como un elemento para abrir un debate público en torno a qué clase de militares estamos formando.
Heroico es una película de ficción pero basada en hechos reales. La película fue documentada con un número muy grande de testimonios, y en los últimos días -a raíz del lanzamiento del trailer-, muchos otros excadetes se han atrevido a dar testimonio de su experiencia en la formación militar a través de redes sociales. La carta, que fue enviada por el militar anónimo, no parece buscar negar estos hechos, sino justificarlos como una parte necesaria de la formación militar.
Mi película no busca perjudicar a las Fuerzas Armadas, sino generar un debate democrático sobre algunas facetas de su formación y su trabajo. Reconozco la labor social de las Fuerzas Armadas, su compromiso de auxiliar a la población en casos de desastres naturales, y que hay muchos militares que realmente buscan hacer un cambio positivo para el país. Sin embargo, me preocupa la violencia y su origen y eso es lo que busco retratar de una forma ficcionalizada en Heroico.
Me preocupa esa visión romantizada de lo que deben ser las Fuerzas Armadas y la noción constante de que éstas son inescrutables. En las respuestas que han habido al trailer de la película nunca se menciona los Derechos Humanos ni los contrapesos necesarios que se necesitan para que toda institución pública rinda cuentas.
La grave problemática social de México es más compleja que cualquier demagogia militar. Me gustaría esclarecer que aunque no considero a la institución militar como la causa de todos males, creo que muchos estaremos de acuerdo en que la estrategia basada en la humillación, maltrato, abuso y degradación al que se ven sometidos miles de jóvenes que ingresan a las Fuerzas Armadas, y que por ende, se ven condicionados a normalizar y a replicar, no es una estrategia acertada en un país que llora todos los días a sus muertos y desaparecidos.
No tengo duda de que las Fuerzas Armadas cumplen labores importantes para el país, pero si estás van a ocupar cada vez un espacio más grande en tareas que antes correspondía a civiles, como son la construcción, la operación de aeropuertos, aduanas, trenes y aerolíneas, entonces tendrán que también acostumbrarse a someterse a los mismos procesos de escrutinio y debate que una democracia como México exige de sus instituciones. Si las Fuerzas Armadas van a asumir espacios civiles, entonces también tendrán que asumir responsabilidades civiles.
Una de esas responsabilidades es salir a la luz pública y formar parte de un debate sano y democrático. ¿Por qué si yo pongo mi nombre en esta carta, el militar que filtró la suya no puso el suyo? Las Fuerzas Armadas tienen mucho que aportar a México pero lo harán de mejor forma si salen del hermetismo y se suman a la vida democrática del país. Mi película no busca ofender sino ilustrar, y yo no busco insultar sino debatir.
En ese sentido, pongo la película Heroico a la disposición de las Fuerzas Armadas, y los invito a llevarla a la Sedena y generar desde ahí una discusión democrática en torno a los temas que toca. Mi única arma es el cine, las Fuerzas Armadas tienen en sus manos el poder de cambiar mucho más que yo.
La carta del militar anónimo cierra diciendo: “nosotros respetamos a los civiles y su modo de vida, por lo tanto, les solicitamos respetuosamente no se espanten o se alarmen, México requiere Soldados preparados y respetuosos del marco legal pero con muchos güevos y dinamismo ante la adversidad y la presión para garantizar la defensa de la Nación, y con besos y abrazos no se forjan a las tropas en ninguna parte del mundo.”
Por mi parte, yo creo que estamos alarmados, pero no espantados, estamos alerta, pero no tenemos miedo. Porque México requiere civiles con muchos güevos y ovarios y dinamismo ante la adversidad y la presión para garantizar la defensa de la nación.
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