Los fichajes del PRI y el PAN encienden la revuelta interna en Morena
Fundadores y bases morenistas cargan, principalmente contra la dirigencia nacional, por el histórico dedazo en la selección de candidatos y defienden los liderazgos locales
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) enfrenta una revuelta en su propia casa. El primer señalado es el presidente nacional del partido, Mario Delgado. Entre las filas guindas han empezado a molestarse por la elección de algunas figuras para ser candidatos en las elecciones del próximo 2 de junio y han cargado contra la dirigencia por esos repartos. Estos días las quejas vinieron de miembros fundadores y de las bases. Pero el conflicto lleva semanas calando en algunos Estados. Las críticas se alinean en contra del histórico dedazo, por encima de los liderazgos locales. Tampoco ha gustado el lugar privilegiado que se ha dado a algunas de las figuras que saltaron de otro partido a la formación guinda antes de que sonara el silbato de las campañas. Acusaciones de falta de transparencia e imposiciones han ensuciado el camino del movimiento de cara al proceso electoral.
Morena lleva semanas de anuncio en anuncio. Desde que eligió a su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, el partido se sumergió en un proceso para realizar las nominaciones para los 20.700 cargos que se disputan este año. Desde diciembre, la dirigencia ha estado informando los nombres que irán en la boleta, ya sea para el Senado como para la Cámara de Diputados, o los encargos en cada Estado. El reparto ha ido elevando lentamente la tensión.
Uno de los asuntos más espinosos es la apertura a decenas de figuras —algunas históricas— que se lucieron en otros partidos y que hoy buscan hacerse un espacio en la formación del presidente López Obrador. Esta semana militantes del partido protestaron en el Comité Ejecutivo Nacional por el reparto de algunas candidaturas a antiguos miembros del Partido Acción Nacional (PAN) o el Partido Revolucionario Institucional (PRI). “Mario Delgado enterró la democracia”, se leía en uno de los carteles. El salto del tricolor o el blanquiazul a Morena se vuelto una jugada común estos días. Tanto, que los conocidos como chapulines, han tenido que salir a aclarar que no buscan desplazar a nadie, como lo hizo en entrevista el antiguo priista Eruviel Ávila, exgobernador del Estado de México.
Cuestionado en una conferencia de prensa esta semana, Delgado ha defendido la incorporación de otrora miembros de otros partidos. “Se están conformando dos bloques y queremos que el nuestro sea mayoritario. Porque la incorporación de personas que hayan participado en otras fuerzas políticas en el pasado no nos pone en riesgo. No porque se venga alguien a sumar que estuvo en el PRI, Morena se va a volver priista. No, Morena tiene principios, tiene valores. Tenemos un proyecto muy claro. Y no nos vamos a desviar, nosotros no vamos a cambiar, quienes cambian son ellos. Y que tendrán que hacer política bajo otros parámetros muy diferentes y tendrán que contribuir a lo que está proponiendo nuestro movimiento”, dijo.
Malestar en los Estados
El problema ya se había intensificado en algunos Estados, como Yucatán, donde el partido guinda decidió ir con Rommel Pacheco, clavadista olímpico transformado en político y exmilitante del PRI y el PAN, a la alcaldía de Mérida, capital del Estado. En Quintana Roo se replicó el problema, allí fundadores de Morena reclamaron que se diera tanto lugar al Partido Verde. Algo similar pasó en Puebla, donde se manifestaron en enero para reclamar un espacio en las candidaturas para los “verdaderos” defensores de la Cuarta Transformación. O en Guanajuato, donde muchos militantes han criticado la elección de la expanista Alma Alcaraz para la gubernatura de esa entidad.
El reparto ha seguido causando estragos desde entonces. El 9 de febrero, cuando Morena anunció una parte de las candidaturas al Senado, entre ellas las de Zacatecas, el Comité Ejecutivo Estatal del partido emitió un comunicado en el que desconocían la designación de Soledad Luévano para la primera fórmula. En Guerrero esta semana un amplio grupo de militantes guindas acusaron a la dirigencia del partido de haber elegido representantes de derechas que no simpatizan con la lucha social. Esta semana también hubo protestas en Chiapas, Veracruz y Sinaloa.
El priista Alejandro Murat, exgobernador de Oaxaca, se metió también en la polémica. El antiguo miembro del Ejecutivo de Enrique Peña Nieto fue nominado esta semana como candidato plurinominal al Senado. La decisión generó ampollas al interior del partido, algunos referentes del movimiento lo calificaron como un enorme golpe a la militancia. Como también la elección del expanista Javier Corral también para la Cámara alta. En el caso de Murat, se suma a la alianza gobernante después de haber sido ferozmente acusado en 2022 de haber entregado el Estado a Morena en las elecciones estatales, como pasó con otros gobernadores que luego buscaron a cambio un lugar en el partido guinda.
La lista de diputados federales también ha desatado las críticas en múltiples Estados, en algunos con más ahínco que en otros. A medida que la tensión ha ido al alza, la dirigencia nacional del partido ha intentado aplacarla. El reparto de candidaturas plurinominales a familiares y amigos no ha ayudado a la situación. Para calmar las aguas, Delgado salió esta semana a asegurar que ni la excandidata priista al Gobierno del Estado de México Alejandra del Moral ni el exgobernador de esa entidad Alfredo del Mazo formarían parte de las listas para el Congreso. No fue suficiente. Las consignas contra el dirigente aún retumban en las redes sociales y en los pasillos.
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