Marcelo Ebrard presiona a Morena para definir la metodología de la encuesta rumbo a 2024
El exsecretario empuja para tener claridad sobre lo que se va a preguntar y a quienes, ante el silencio del partido
“¿Usted a quién prefiere como presidente?”. Esa es la pregunta que Marcelo Ebrard quiere que se incluya en la encuesta interna de Morena para definir la candidatura presidencial de cara a las elecciones de 2024. Al margen del cuestionario para evaluar los “atributos” de cada corcholata, como Andrés Manuel López Obrador se refiere a los aspirantes, el excanciller considera clave que se mida directamente quién es el favorito según las personas encuestadas para evitar controversias y ambigüedades en la carrera por la sucesión. La metodología del ejercicio demoscópico se mantiene como un aspecto crítico en los debates dentro del partido gobernante y, a los ojos de Ebrard, será determinante para tener posibilidades reales de pelear por la nominación del partido. El exsecretario ha puesto sobre la mesa en su último acto de campaña de este jueves la necesidad de tener claridad sobre lo que se va a preguntar y a quiénes. La cúpula partidista aún no lo ha definido.
Desde finales de abril, Ebrard ha presionado a la dirigencia de Morena para que explique cuál va a ser el método que va a seguir la encuesta. El exsecretario ya logró que se aceptaran algunas de las condiciones que solicitó para garantizar el llamado “piso parejo” entre los aspirantes, como la separación de sus cargos para participar en el proceso interno y la realización de cuatro “encuestas espejo” a cargo de encuestadoras propuestas por las otras corcholatas.
Desde hace semanas se ha extendido también la preocupación entre algunos de sus colaboradores más cercanos de que el diseño del cuestionario termine favoreciendo a Claudia Sheinbaum, hasta hace unos días la jefa de Gobierno de Ciudad de México. Reconocen que el excanciller tiene un mayor reconocimiento entre la población, según varias mediciones, pero saben que si la encuesta da más peso a otros “atributos” como la “cercanía al pueblo”, por ejemplo, es muy probable que no salga favorecido.
El temor es que si Morena hace una batería extensa de preguntas, habrá mayor espacio para que los resultados se ponderen con discrecionalidad, aseguran. El Consejo Nacional de Morena presentó el pasado 11 de junio un pacto político entre los seis aspirantes a la candidatura presidencial y esbozó, a grandes rasgos, algunas características generales de la encuesta, pero los aspectos técnicos, quizá los menos atractivos mediáticamente, siguen estando en el aire y se anticipan como el centro de una ardua negociación.
Ebrard anunció que su representante en esas negociaciones será la senadora Malú Mícher, una de las personas de más peso dentro de su campaña y quien se ha perfilado como su emisaria en lo que toca a la parte política. Dijo también que tiene un equipo de asesores técnicos para definir las preguntas y aspectos como el marco muestral. El exsecretario ha insistido en que debe haber un cuestionario y una especie de boleta para que los encuestados marquen la opción que más prefieren.
La encuesta se levantará entre el 28 de agosto y el 3 de septiembre entre la población en general, según adelantó Morena, y los resultados están previstos para el 6 de septiembre. “Es muy importante la muestra, la muestra de referencia para nosotros son las encuestas nacionales del INEGI [el Instituto Nacional de Estadística y Geografía], que son la fuente de información más confiable que tenemos”, dijo el aspirante.
Sheinbaum señaló antes de renunciar a la Jefatura de Gobierno que espera que Morena siga los lineamientos que ya están previstos en los estatutos del partido y que, si alguna corcholata pretende cambiarlos, se haga por la decisión de la mayoría de la militancia. En otras palabras, ha dejado claro que no cederá con facilidad a aceptar cambios en la metodología que ya se ha usado en otros procesos internos. “Tengo mucho respeto por Marcelo y por todos nuestros compañeros y compañeras, y mi opinión es esa, que hay que respetar los estatutos”, afirmó a principios de mes.
“Todavía no nos dicen, pero llevamos apenas cuatro días y supongo que será pronto”, respondió Ebrard a la pregunta de si ya había tenido noticias de la dirigencia comandada por Mario Delgado. El excanciller ha mantenido su apuesta por una cobertura mediática enfocada en dominar la agenda de noticias. “Nosotros tenemos un sueño, no está previsto en la ley la prohibición de los sueños”, insistió sobre la prohibición de formular propuestas en el proceso para designar al “coordinador de los comités de defensa de la Cuarta Transformación”, como Morena se refiere a la contienda para evitar sanciones de las autoridades electorales por actos anticipados de campaña. “Si no tienes un sueño, ¿entonces para que haces un recorrido?”, argumentó tras un encuentro con el sector médico privado en Ciudad de México.
“Voy a ir aclarando a quiénes voy a invitar, esta semana no pienso hacer más invitaciones”, contestó cuando le preguntaron a quién tiene en mente para encabezar la Secretaría de Salud. La única propuesta que ha deslizado para su Gabinete ha sido Andrés Manuel López Beltrán, hijo de López Obrador, para estar al frente de una nueva “Secretaría de la Cuarta Transformación”. López Beltrán declinó la oferta bajo el argumento de no tomar partido en la carrera por la sucesión. Esta semana, también dijo que su intención era crear una cartera que estuviera exclusivamente a la pesca, tras visitar el puerto de Mazatlán, en Sinaloa. “La propuesta es un sistema universal de salud y construir el mejor sistema del continente americano”, dijo Ebrard sobre su plan para el sector sanitario.
También comentó que aún no ha recibido los cinco millones de pesos que Morena dará a cada candidato para sus recorridos, otro punto que ha sido polémico entre los aspirantes, en específico para Adán Augusto López. Ricardo Monreal también se quejó de los espectaculares que han aparecido para promocionar a Sheinbaum y el supuesto apoyo que recibió del gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes, para sus mitines. Lejos de los reflectores y de las disputas más evidentes, ya se empieza a fraguar un nuevo choque entre las corcholatas y sus asesores para cerrar los últimos detalles sobre la encuesta que definirá al candidato del partido más votado de México.
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