Intervención estadounidense: ¿cómo perdió México la mitad de su territorio hace 175 años?
Estados Unidos estuvo a punto de anexar todo el territorio mexicano después de la guerra. Así es cómo consiguieron la mitad
¿Fue Antonio López de Santa Anna el responsable de que México perdiera la mitad de su territorio? Aunque muchos mexicanos lo creen, en realidad fueron distintos factores los que influyeron en la cesión de territorio mexicano a Estados Unidos, principalmente la independencia de Texas y el expansionismo estadounidense, además de la inestabilidad del Gobierno mexicano, el cual se encontraba en caos económico y político.
Hace 175 años, el Tratado de Guadalupe Hidalgo le puso fin a la Intervención estadounidense en México, conflicto que resultó en la cesión de gran parte del territorio mexicano. Las condiciones del Tratado exigieron que el país del sur cedería el 55% de su territorio, los actuales Estados de California, Nevada, Utah, y gran parte de Colorado, Nuevo México y Arizona. México también tuvo que renunciar a cualquier reclamo sobre Texas y tuvo que reconocer el Río Grande como su frontera sureña. A cambio, Estados Unidos pagó 15 millones de dólares (actualmente 470 millones).
El Tratado de Guadalupe Hidalgo tuvo como principales consecuencias cambios en las fronteras y marcó una nueva era para ambos países, pero ¿por qué México tuvo que ceder la mitad de su territorio?
Motivos de la guerra entre México y Estados Unidos
La inestabilidad en el norte de México y el expansionismo estadounidense bajo el Gobierno del presidente James K. Polk, quien había anexado con éxito la entonces República de Texas y el Territorio de Oregon, llevaron a la Intervención estadounidense. Después de la anexión de Texas, Polk buscó adquirir el territorio mexicano de Alta California y Santa Fe de Nuevo México, y envió a John Slidell, un representante, a la Ciudad de México con una oferta de 25 millones de dólares al Gobierno mexicano, con la idea de que aceptaran la frontera en Río Grande y cedieran las provincias de Alta California y Santa Fe.
En ese entonces, México aún no había reconocido la independencia de Texas. En México, el presidente José Joaquín de Herrera fue visto como un traidor por considerar los acuerdos pacíficos del asunto de Texas con Slidell y fue destituido de su puesto. Su sucesor, Mariano Paredes y Arrillaga, reafirmó el reclamo de México sobre Texas.
El Presidente Polk ordenó al General Zachary Taylor, quien previamente había sido enviado a Texas para proteger las tierras en disputa, que avanzara hacia el Río Grande. Ulysses S. Grant, quien entonces era un teniente del ejército de Taylor, después reveló que la meta era provocar el estallido de una guerra sin atacar primero, y así debilitar cualquier oposición política a la guerra. Para entonces, varios miembros del gobierno, incluyendo a los Whigs, un partido político conservador, estaban en contra de una guerra con México y la adquisición de su territorio. De hecho, la guerra con México se convirtió en un hecho partisano y tuvo un papel en los orígenes de la Guerra Civil Estadounidense.
México respondió a los avances estadounidenses con ataques. Polk declaró la guerra citando que “México [...] ha invadido nuestro territorio y ha derramado sangre americana en suelo americano”. Un joven congresista Whig de Illinois, Abraham Lincoln, retó esa aseveración, llamándola “una atrevida fascinación de la historia”.
El presidente Paredes publicó un manifiesto el 23 de Mayo de 1846 y el Congreso mexicano declaró la guerra el 7 de julio de 1846.
El fin de la guerra
El Ejército mexicano se encontró militarmente superado en número y muchas de sus ciudades fueron ocupadas por estadounidenses, así que no se podía defender con técnicas de guerra convencionales. Estados Unidos consideró anexar todo México pero hubo fuertes objeciones en su congreso por razones raciales. El senador de Carolina del Sur, John C. Calhoun, argumentó que absorber a México pondría en riesgo las instituciones estadounidenses y el carácter del país, señalando que “Nunca hemos soñado en incorporar a nuestra Unión a ningún otra más que la raza blanca - la raza blanca libre”. El senador Whig de Rhode Island, John Clarke, también se opuso y afirmó: “Incorporar a una masa tan desarticulada y degradada dentro de nuestros derechos políticos y sociales, incluso de forma limitada, sería fatalmente destructivo para las instituciones de nuestro país. Hay una pestilencia moral en esa gente, la cual es contagiosa. Una lepra que nos destruirá”.
Polk nombró a Nicholas Trist como su negociador y lo envió a México con órdenes de acordar un armisticio. La restitución propuesta llegaba a 30 millones de dólares dependiendo de la habilidad de Trist para asegurar que México entregara Baja California, Alta California (la cual ya había sido conquistada bajo el Tratado de Cahuenga), la Franja de Nueces (la región entre el Río Nueces y el Río Grande al sur de Texas) y Nuevo México. Sin embargo, el Presidente Polk y el General Winfield Scott expresaron descontento con el trabajo de Trist y le ordenaron irse de México.
Ignorando la orden, Trist escribió una carta a Washington, detallando sus razones para quedarse. Después tuvo éxito al negociar el Tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de Febrero de 1848. El tratado fue creado bajo la administración del Presidente Manuel de la Peña y Peña, quien asumió el cargo después de que Herrera fuera destituido. Bajo los términos del tratado, se accedió a una cesión más pequeña del territorio mexicano, contrario a lo que deseaban muchos expansionistas. Como parte del acuerdo, el Gobierno estadounidense se comprometió a pagarle a México 15 millones de dólares y asumir las deudas debidas por el Gobierno mexicano a ciudadanos estadounidenses. Toda Baja California quedó bajo control mexicano, lo que causó descontento en Polk, quien firmó el tratado de mala gana. Estados Unidos ratificó el acuerdo el 10 de Mayo.
En México, la mayoría del Congreso apoyó la decisión del gobierno de conseguir la paz bajo el Tratado, considerándolo una necesidad nacional, ya que el país no podía continuar la guerra sin enfrentar una derrota certera y se arriesgaría a perder todo el territorio. El Tratado fue aprobado y ratificado por el congreso el 19 de Mayo, con lo que terminó la guerra. Las ratificaciones fueron intercambiadas el 30 de Mayo y el Tratado fue proclamado el 4 de Julio de 1848.
Los territorios que Estados Unidos recibió comprendían algunos o todos los actuales Estados de Arizona, California, Colorado, Nevada, Nuevo México, Utah y Wyoming. La cantidad de tierra obtenida por el país del norte creció después con la Venta de la Mesilla de 1854, la cual cedía a Estados Unidos partes de lo que actualmente es el sur de Arizona y Nuevo México.
Trist comentó más tarde sobre el tratado: “Mi sentimiento de vergüenza como estadounidense era mucho más fuerte de lo que podía ser el de los mexicanos”. A su regreso, fue despedido por su insubordinación.
¿Cuál fue el papel de Antonio López de Santa Anna en la cesión de territorio?
Durante la Guerra de Independencia de Texas, el presidente Antonio López de Santa Anna fue capturado por el ejército de Texas. Aunque algunos argumentaban que debía ser asesinado por las muertes de soldados tejanos, el hombre convenció al presidente Interino David G. Burnet de dejarlo volver a México para convencer al Gobierno de darle la independencia a Texas. Para ello firmó los Tratados de Velasco el 14 de Mayo de 1836, en los cuales se daba el primer paso para que México reconociera la independencia.
El Congreso mexicano se escandalizó por las acciones de Santa Anna y anuló los tratados. Santa Anna fue destituido como presidente siendo reemplazado por Anastasio Bustamante. El Congreso señaló que Santa Anna “no había ofrecido nada en nombre de la nación”. Posterior a esto, fue exiliado del país.
En 1838, pudo salir de exilio durante la Guerra de los Pasteles, peleando contra el ejército Francés, redimiéndose en el campo de batalla. Posteriormente pudo volver a la política nacional. Después de regresar como presidente, en 1842 volvió a atacar a Texas sin éxito. Posteriormente fue exiliado de nuevo a Cuba.
Durante la Intervención estadounidense en México, Santa Anna regresó al país el 6 de agosto de 1846, señalando que no tenía aspiraciones para la presidencia pero que ofrecía su experiencia militar para pelear contra Estados Unidos, y fungió como líder del ejército. El presidente Polk intentó hacer tratos con Santa Anna, a lo cual se negó. Se ha acreditado a Santa Anna como el responsable de extender la guerra, lo cual iba en contra del deseo de Polk de tener un enfrentamiento corto.
En la Batalla de Cerro Gordo, el ejército de Estados Unidos capturó su prótesis de pierna de corcho, la cual usó después de perder la pierna en la Guerra de los Pasteles. La extremidad es un trofeo de guerra en Estados Unidos que tiene en su poder el Museo Militar del Estado de Illinois. Otra pierna también fue capturada.
Santa Anna no estuvo directamente involucrado en el Tratado de Guadalupe Hidalgo. Aunque muchos mexicanos señalan que él fue el responsable de vender parte del país, no fue así. Después de la derrota de México en la Guerra, Santa Anna fue exiliado una vez más. Regresaría en 1853 bajo invitación de miembros conservadores del Gobierno.
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