Ciudad de México partida en dos: nueve alcaldes opositores frente a Morena
El enfrentamiento de algunos alcaldes de partidos en la oposición con la policía a las puertas del Congreso local exhibe los retos de una gobernabilidad conflictiva los próximos tres años
El corte en la nariz de la próxima alcaldesa de Álvaro Obregón, Lía Limón, ha sido solo el preludio de una guerra que apenas comienza. Este lunes, un grupo de alcaldes de partidos opositores al Gobierno de la capital, liderado por Claudia Sheinbaum, buscó irrumpir en el Congreso para frenar algunas de las medidas que, votadas en un período ya extraordinario de sesiones, iban supuestamente a reducir su capacidad de actuación en los próximos tres años como gobernantes. También, insistían en reunirse de una vez con Sheinbaum antes de tomar posesión del cargo en octubre. La policía respondió con golpes. La sangre que escurría del rostro de Limón reveló lo que anticipaban los resultados electorales del 6 de junio: la capital está dividida en dos. Sheinbaum y siete alcaldes aliados, frente a los nueve que cuenta el bloque opositor. El encontronazo de los alcaldes con la policía ha calentado todavía más el terreno para el enorme reto de gobernabilidad al que se enfrenta la capital los próximos tres años.
Cuando se habla de la división, es necesario visualizar a la gran metrópoli como un corazón gigante atravesado al oeste por la derecha (conformada por un bloque de los partidos PAN, PRD y PRI) y al este por la izquierda (Morena, el partido de Sheinbaum y del presidente). Así quedó configurada según los resultados del pasado junio, que en un hecho insólito, la derecha le arrebató cuatro alcaldías a Morena y al tradicional PRD. El bastión histórico de la izquierda, el lugar que vio nacer a Morena, el partido Andrés Manuel López Obrador, se quebró e hizo tambalear la imagen de su Gobierno, que cuenta con una de las cotas de aprobación más altas del continente, un 60%.
“No se puede hacer de la política un circo”, ha espetado este martes Sheinbaum sobre lo sucedido el lunes con el grupo de alcaldes. La jefa de Gobierno de la capital cuestiona, igual que lo hiciera un día antes su secretario de Gobierno, Martí Batres, por qué los funcionarios decidieron entrar a la fuerza por una zona por la que no se lo iban a permitir. “Se trata solo de fuegos artificiales. Cuando tomen posesión del cargo y entiendan que deben entenderse con el Gobierno central, se calmarán las cosas”, advierte una fuente de Gobierno de la ciudad.
Y aunque desde los pasillos del Ayuntamiento se pide calma, el bloque opositor se muestra decidido a comenzar esta batalla antes de tiempo. A un mes de que juren el cargo, la alcaldesa electa por Álvaro Obregón, Lía Limón, señala a este diario que lo que sucedió el lunes fue “la gota que colmó el vaso”. “Nos han retrasado la transición, quitándonos facultades, retrasando el proceso de diálogo con la jefa de Gobierno y limitándonos el presupuesto de cara al año que viene. Espero que este tono cambie y entiendan que les guste o no tienen que gobernar con los alcaldes electos que estamos a punto de entrar. Que nos dejen de tratar como oposición porque ya hemos sido elegidos”, añade Limón.
Entre algunas de las polémicas medidas que se iban a votar este lunes en el Congreso local estaba la de prohibir marcar las patrullas locales (a las que las alcaldías tienen derecho de disponer) con el nombre de la delegación. Este ha sido uno de los logros más publicitados por la delegación panista de Benito Juárez, liderada por Santiago Taboada, reelegido para los próximos tres años. Pues aunque la policía local dependa de la Secretaría de Protección Ciudadana, el que las patrullas cuenten con el logo municipal supone un punto extra para el alcalde. También se iba a discutir un ajuste en la política inmobiliaria que, según Limón, le iba a restar poder a las alcaldías: “Precisamente cuando el tema de la regulación inmobiliaria es tan vecinal y a quien nos reclamarán será a nosotros”.
Ninguno de los debates de este lunes era crucial para la próxima Administración. Incluso algunos de los diputados de la oposición votaron a favor de estos puntos, pese a que en la puerta sus compañeros reclamaban la atención del Congreso y de la jefa de Gobierno. Los motivos de la discusión quedaron en un segundo plano tras el encontronazo con la policía. Y el encono entre un bloque y el otro se hizo de nuevo evidente.
Los alcaldes de la alianza opositora se encuentran organizados en la Unión de Alcaldes de la Ciudad de México (UNA-CDMX). Ya han pedido la dimisión del secretario de Gobierno por las agresiones, la cual ha sido rechazada de forma contundente por Sheinbaum este martes. Y suponen un símil a escala local de la alianza de gobernadores de la oposición que mantiene desde hace años una pugna con el Gobierno de López Obrador. “Lo que sucedió el 6 de junio es que les arrebatamos más de la mitad de la ciudad que los vio nacer y no han podido con eso. Han reaccionado con represión y violencia ante la derrota, en lugar de reaccionar con miras y visión de Estado”, agrega Limón.
“El bloque opositor está más unido que nunca. Probablemente si esos partidos se hubieran unido hace años, jamás hubiera podido gobernar la izquierda en la capital”, cuenta una fuente cercana al Gobierno de Sheinbaum que prefiere no revelar su identidad. “Hay más retos para la gobernabilidad, pero eso no implica que sea ingobernable. La ciudad ha sido siempre plural y diversa”. Las cuestiones más complejas para negociar en los próximos años serán: la asignación del presupuesto a los servicios públicos de salud, la seguridad o la gestión del espacio público. “Nosotros tenemos una visión en defensa de lo público, ellos en favor de la privatización, ahí tendremos que negociar”, añade.
La capital de México supone un hervidero a pequeña escala de los conflictos políticos que vive el país. La enorme polarización que divide a quienes están o no con el presidente, tiene su franquicia en la Ciudad de México, con Sheinbaum y el bloque opositor. Aunque la capital, tradicionalmente progresista, nunca había negociado con un grupo liderado por el partido conservador PAN tan fuerte como ahora. Los golpes a las puertas del Congreso han sido el primer paso para un escenario de fricciones y tensión en los próximos tres años, que supondrán la antesala de las elecciones presidenciales en 2024.
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