Los lectores tras los datos

Los estudios de marketing perfilan al consumidor de un producto proporcionando información como el sexo, la edad o los intereses. Sobre el lector mexicano de EL PAÍS cuentan que, por muy poco (51%), es un hombre, de entre 39 y 57 años, curioso y crítico, entre otras características. Estas cualidades no son más que pinceladas que no describen a cada uno de los lectores del diario, pues casi 8 millones de visitantes únicos accedieron el pasado mes de mayo a EL PAÍS desde México. Todos ellos son diferentes y más allá de la información que suministra la tecnología, están los intangibles: sus voces, sus formas de relacionarse, de mirar, o su contexto. El diario ha querido charlar con algunos para conocerlos y ver las caras tras los datos.

David Ricardo González Ruiz. Estudiante

Solo tiene 22 años, pero David Ricardo González Ruiz se expresa con gran seguridad, usando un vocabulario que rápido se asocia con la carrera universitaria que estudia: ciencias políticas. Vive en la ciudad de Guadalajara y en 2018 participó en la campaña electoral del ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, como parte de su experiencia formativa. “Ahora estoy muy involucrado con el tema de la guerra del narcotráfico, me interesan también los conflictos de crispación política que derivan en situaciones críticas como en Irlanda del Norte o Euskadi, así como las violencias de origen ideológico; me estoy especializando en nacionalismos”, resume.

Cuando estudiaba el primer año de la Preparatoria no tenía claro cuál iba a ser su profesión. “EL PAÍS me ayudó mucho en ese sentido”, asevera. Los artículos sobre política lo inspiraron porque “hacen historias donde otros solo ponen datos” y eso le ha ayudado a entender a los actores políticos y a relacionarlos con su contexto. Recuerda que se emocionaba leyendo las noticias y que además le ha servido para redactar mejor.

González Ruiz se ha suscrito a la edición digital, desde la que puede acceder a la nueva edición EL PAÍS México, lanzada el pasado 1 de julio. Declara sentirse “feliz” de pertenecer a una comunidad de lectores que apoyan el periodismo de calidad. Y añade: “En México vivimos tiempo difíciles, confusos; algo que me da seguridad es que, si hay algún avance contra la democracia o la Constitución, EL PAÍS va a estar ahí para defenderlas”.

Gustavo Guerrero. Diseñador gráfico

Gustavo Guerrero comenzó a leer EL PAÍS cuando Enrique Peña Nieto ocupó la presidencia (2013). “Todos los diarios eran bastante marcados hacia el Gobierno y empecé a inclinarme por EL PAÍS porque me parecía más imparcial, analizaba mejor los temas”, explica este diseñador gráfico de 41 años que vive en Ciudad de México. Abandonó sus medios de información tradicionales al percibirlos “tendenciosos” frente a la “libertad” que emanaba de los artículos de EL PAÍS.

Durante estos ocho años como lector ha advertido la evolución que el diario ha experimentado en la cobertura de América y especialmente de México. Lo ve “más latinoamericano”, con voces y periodistas de “aquí adentro” y no solo españoles que opinan desde la lejanía de un país que no viven.

Este hecho ha provocado dos consecuencias, a su parecer: “Las investigaciones trascienden, mueven las cosas y eso lo han ido logrando poco a poco y creo que la gente se está apropiando de la marca”. A su parecer, esto es un síntoma del fortalecimiento del vínculo entre los lectores mexicanos y EL PAÍS.

Además de los grandes reportajes de investigación, Guerrero, como diseñador gráfico, alaba los planteamientos narrativos y la calidad de imagen y diseño del diario. También los grandes especiales y secciones como Verne, dedicada a contar noticias con origen digital. “Me quedo enganchado, hicieron un reportaje sobre la ansiedad que me encantó, se me hizo una cosa muy bonita de la que poca gente habla y lo trataron súperbien”, ejemplifica.

Catalina Corcuera. Directora de la Casa Luis Barragán

“Nuestra relación, mía y de mi esposo, con EL PAÍS empezó con la suscripción hace como 15 años, cuando empezó a llegar a México el diario impreso; poco a poco fuimos dejando de recibir periódicos de la Ciudad de México porque lo que queríamos saber, solo lo conseguíamos en EL PAÍS”. Catalina Corcuera es la directora de la Casa Luis Barragán, ubicada en la calle General Francisco Ramírez, en el barrio antiguo de Ciudad de México. A sus 70 años comprende muy bien que todo cambia y ella no está dispuesta a quedarse atorada, así que hoy continúa siendo lectora del diario en su edición digital.

Su gran pasión es la cultura y confiesa que tiene “un cariño especial” a Babelia, pues lo considera su “asesor personal”. En el suplemento cultural de EL PAÍS encuentra siempre las lecturas que disfrutará a lo largo del año, siguiendo las recomendaciones de los escritores e intelectuales que colaboran en este suplemento.

Corcuera conversa sobre la necesidad y el aprecio que México tiene al buen periodismo, sobre “la inteligencia” y “transparencia” de EL PAÍS en el tratamiento de las noticias, así como la necesidad de seguir contando con artículos críticos “que ponen las cosas muy claras”. Pero sobre todo destaca una evolución que el diario ha experimentado en los últimos años acorde con el desarrollo de la sociedad: la inclusión de la mujer en los artículos. “Me acuerdo hace 30 o 40 años que las mujeres no opinábamos, las mujeres no hablábamos, y ahorita se está volcando la voz de la mujer de una manera impresionante”, resalta.