Regalos a los profesores para el fin de curso: ¿qué opinan los padres?

Mientras algunos progenitores lo ven como una forma de reconocer la labor de los docentes, otros no creen que se les tenga que obsequiar por hacer bien su trabajo. También están aquellos que solo hacen su aportación para evitar las críticas del resto

Reconocer el trabajo de los docentes no debería convertirse en un conflicto entre familias y claustro.monkeybusinessimages (Getty Images/iStockphoto)

En unos días finalizará el curso escolar 2022-2023 y con su cierre llegarán las ansiadas vacaciones para toda la comunidad educativa. Después de largos meses de trabajo y responsabilidades llegan unas semanas para disfrutar al máximo del tiempo libre. Días para desconectar de las tareas escolares, de los exámenes, para estar en familia sin prisas y vivir miles de nuevas experiencias en la playa, la montaña o viajando. Y siempre que termina el año...

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En unos días finalizará el curso escolar 2022-2023 y con su cierre llegarán las ansiadas vacaciones para toda la comunidad educativa. Después de largos meses de trabajo y responsabilidades llegan unas semanas para disfrutar al máximo del tiempo libre. Días para desconectar de las tareas escolares, de los exámenes, para estar en familia sin prisas y vivir miles de nuevas experiencias en la playa, la montaña o viajando. Y siempre que termina el año escolar resurge el debate de si es necesario o no hacer regalos a los profesores. Unos obsequios que se realizan especialmente en Educación Infantil y Primaria, y que en Secundaria suelen desaparecer. Con ellos se pretende valorar y agradecer la tarea docente, pero no todo el mundo está de acuerdo con hacerlos.

Tanto las familias como los docentes tienen opiniones diversas al respecto, lo que en ocasiones provoca muchas controversias y malos entendidos en los grupos de WhatsApp de las clases, en las asociaciones de familias o dentro de los propios claustros de profesores creando una situación incómoda. En muchas ocasiones, lo que empezó siendo un pequeño detalle hecho por los propios niños y niñas de la clase, como un dibujo o un pequeño texto donde se le daba las gracias al tutor o la tutora, ha acabado convirtiéndose en regalos con un valor económico importante. La aportación de cada familia, por mi experiencia, suele rondar entre los 2 y los 20 euros.

Tenía curiosidad en conocer qué opinan los progenitores. Al preguntar a diferentes padres o madres sobre si se debe hacer un obsequio al profesorado al final de curso encontré respuestas muy dispares. Algunos lo ven muy conveniente porque es una buena forma de agradecer al docente el trabajo realizado con sus hijos; otros están en contra de los regalos, dicen, porque los profesores ya reciben su sueldo; y están también aquellos que, aunque no lo ven necesario, acaban haciendo su aportación para evitar las críticas de los otros padres de la clase.

Raquel Marín, madre de cuatro hijos que asisten a una escuela concertada de Madrid, me contaba que tiene la sensación de que los regalos a los profesores se han vuelto obligatorios y que existe una competición entre las clases para ver cuál hace el regalo más caro y exótico: “Y para las familias numerosas, como la mía, supone un gasto extradesmesurado que normalmente supera los 40 euros en total. Y si decides no participar en él, algunos no dudan en criticarte sin contemplaciones”.

Hay padres que desean mostrarle a los tutores que están plenamente agradecidos por el trabajo que han efectuado con sus hijos. Uno de ellos es Pere Bosc, padre de dos niños de cuatro y siete años de una escuela pública de Santander. Bosc explica que en su casa siempre colaboran con el regalo que se propone en el chat de la clase: “En nuestra escuela jamás ha provocado ningún conflicto entre las familias. La aportación económica suele ser pequeña y solemos regalar al docente una planta, un libro, una bolsa para ir a la playa con el nombre de la clase o un bono para que pueda hacerse un masaje”. “Mi mujer y yo pensamos que es una forma sencilla de dar las gracias al docente por el trabajo que ha hecho con sus alumnos a lo largo del curso”, agrega Bosc.

Por su parte, Rosa González, mamá de una niña que cursa quinto de Primaria en Málaga, cree que no es necesario regalar nada al profesor porque al igual que el médico, el electricista o el dependiente del supermercado, este recibe su sueldo a final de mes: “Soy administrativa y ningún cliente me ha regalado nada por hacer bien mi trabajo. No querer regalar no significa que yo no valore el trabajo que hacen con mi hija. En casa colaboramos en el regalo porque no nos sentimos libres ni cómodos si no lo hacemos. No es fácil negarse a participar, aunque opine que sea una práctica poco adecuada y algo anticuada”.

Para acabar con estos conflictos, algunas escuelas han optado por recomendar a las familias que no hagan regalos al profesorado. En las reuniones de inicio de curso, los docentes solicitan a los padres y madres que no compren obsequios porque esto comporta conflictos entre las familias y una discriminación entre los alumnos, ya que algunos de ellos viven una situación económica complicada. Jaime Vallés, director de una escuela de Educación Infantil y Primaria de un pequeño pueblo cerca de la ciudad de Manresa (Barcelona), explica que hay maestros que cuando llegan nuevos al centro no les perece bien la decisión que tomó el claustro hace algunos años de recomendar a las familias que no hagan regalos: “También nos encontramos con familias que regalan de forma individual al profesor de su hijo sin respetar la demanda que hacemos.”

Reconocer el trabajo de los docentes no debería convertirse en un tema de discusión o conflicto entre las familias y el claustro. Regalar o no al tutor del curso debería ser una elección libre y personal y nadie debería sentirse obligado a tener que hacerlo. Como decía George Washington Carter, investigador, científico y educador: “La educación es la llave para abrir la puerta de oro de la libertad”.

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