“Solo serás la persona favorita de tu hijo 10 años”: los niños crecen, y no pasa nada
Cada etapa de la crianza es preciosa y agotadora. Los hijos crecen, y los padres también. Pero si lo hacen bien, podrán abrazarles y quererlos cuando se hayan reconvertido en adolescentes interesantes y adultos tiernos
Si a ti también te gusta perder el tiempo en Instagram, habrás acabado viendo un tipo de vídeos de crianza muy concretos, incluso sin proponértelo, porque el algoritmo te conoce. Su contenido varía según quién los grabe, pero más o menos salen imágenes de niños disfrutando mucho y de adultos jugando con ellos como si no hubiera un mañana o como si quisieran salir como muy buenos padres en un ...
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Si a ti también te gusta perder el tiempo en Instagram, habrás acabado viendo un tipo de vídeos de crianza muy concretos, incluso sin proponértelo, porque el algoritmo te conoce. Su contenido varía según quién los grabe, pero más o menos salen imágenes de niños disfrutando mucho y de adultos jugando con ellos como si no hubiera un mañana o como si quisieran salir como muy buenos padres en un reel de Instagram. Y el mensaje de fondo siempre es: “Solo serás la persona favorita de tus hijos durante 10 años, tienes 13 veranos para pasar juntos, la magia te durará ocho o nueve Navidades (los dientes del Ratoncito Pérez ya no los especifican), un día te despertarás y no habrá juguetes tirados por el suelo ni zapatitos desordenados en la entrada ni sábanas infantiles ni un orinal en un rincón del lavabo, valora lo que estás viviendo, porque dentro de nada se acabará la infancia de tus hijos y tú llorarás amargamente echando de menos el pasado”. El resumen de todo esto es la frase que te habrán soltado los abuelos con los que te habrás topado en tu crianza: “Los días son largos, pero los años son cortos”.
La mayoría de progenitores que dejan comentarios en estos vídeos ven la luz al momento y les gustaría cambiar su enfoque vital para siempre, muchos desearían sacar a sus hijos de la escolarización obligatoria y abandonar sus trabajos para pasar juntos las 24 horas del día, hasta que esos niños de crecimiento veloz se convirtieran en adolescentes huraños que se quieran largar de Erasmus. Pero vaya, que también hay padres más realistas que no se dejan afectar por la manipulación emocional por varias razones.
Primero, que la infancia se pasa, eso lo sabe todo el mundo, no hace falta que te lo recuerden en redes sociales. Y si lo estás haciendo tan mal como para que te tengan que hacer un vídeo bonito para explicitar esta obviedad, quizá deberías replantearte tus prioridades vitales.
En segundo lugar, puedes dedicar todo el amor y tiempo de calidad a tus descendientes, pero… ¿Recuerdas la pandemia, cuando pasabas todo el tiempo del mundo con ellos? Por mucha música bonita que le añadas, eso era insostenible a largo plazo. Algo que se dice poco del tiempo de calidad es que tiene que serlo para los dos, y el adulto debe haber cubierto las necesidades esenciales básicas, además de tener una cierta paz mental. Porque con hambre, sueño, trabajo urgente y mal humor, poca calidad y paz tendrán vuestros momentos juntos.
Sí que los juguetes esparcidos por todo el comedor representan visualmente la infancia de tus criaturas, pero no olvidemos que también representa pisar piezas pequeñas que se te clavan en el pie, tropezar con cualquier tontería o agobiarte porque la casa está hecha una mierda a los cinco minutos después de haberla recogido. También se puede valorar la infancia con un salón recogido, y si algún día echas de menos ver jugar a tus críos, piensa que en el futuro también quizá los verás jugar con sus hijos y podrás volverlo a tener todo desordenado.
Además, no solo los niños crecen. Nosotros también. ¿También deberíamos hacer un vídeo emotivo con la cuenta atrás del pelo frondoso, la posibilidad de tomarte un durum sin que te siente mal, la posibilidad de arrodillarte y volverte a poner de pie sin que te crujan las rodillas ni te marees, la energía para viajar en verano ocho horas seguidas con un simple bocata en el cuerpo?
La vida es cambio y evolución. Tus bebés crecen y ya no encajarán en tu hombro cuando les pasees en brazos para dormirles, quizá ya no serás el centro del universo y la persona que tiene todas las respuestas. Vale. Pero si lo haces bien, podrás abrazarles y quererlos cuando se hayan reconvertido en adolescentes interesantes y adultos tiernos. Podrás compartir vacaciones con ellos sin tener que cargar el cochecito a pulso porque no hay ascensores, hacerles la maleta o encargarte de todo. Podrás disfrutar de ver cómo viven su propia vida e incluso su propia crianza. Incluso llegará el momento en el que ellos cuiden de ti.
Lo importante es dar amor, confianza, apoyo, estar ahí siempre que te necesiten, no agobiarte intentando vivir las 24 horas, un reel de Instagram perfecto y utópico.
Cada etapa es preciosa y agotadora. Disfruta de la crianza, claro, siempre, pero cada día y a tu ritmo y según tus circunstancias personales. Y no te añadas la presión contrarreloj como si fuera el mecanismo de una bomba a punto de explotar. Que ya bastante cansado y sobrepasado vas como para que encima te entre el síndrome del turista de “solo voy a estar tres días y tengo que ver 80 museos” y llores cada verano o cada Navidad pensando que será la última, que la inocencia de tus hijos se desvanece como la foto de Regreso al futuro.
Es lugar común eso de que no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes. Pero creo que eso solo le pasa a la gente empanada que no sabe valorar nada, la que necesita que en elecciones le recuerdes que hay que votar, que la basura hay que reciclarla y que la crianza hay que disfrutarla.
Para gente así, el resumen sería: déjate de vídeos en Instagram sobre la importancia de estar presente y hazle caso a tus hijos ya.
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