Natalia Díaz, activista contra el ‘sharenting’: “Muchos de los que sienten culpa por sobreexponer a sus hijos prefieren mirar hacia otro lado”
Conocida como Medianoche, lleva siete años luchando por los derechos de la infancia en internet. Ahora publica su primer libro, ‘Protege a tus hijos de la sobreexposición en la red’, y colabora con el Ministerio de Juventud e Infancia en la creación de una ley para la protección de los menores en el entorno digital
Hace siete años que Natalia Díaz (Barcelona, 45 años) divulga sobre la sobreexposición de los menores en internet. Trabajadora como técnico en atención a personas en situación de dependencia, es activista contra el sharenting...
Hace siete años que Natalia Díaz (Barcelona, 45 años) divulga sobre la sobreexposición de los menores en internet. Trabajadora como técnico en atención a personas en situación de dependencia, es activista contra el sharenting —cuando los adultos comparten fotos de sus hijos en internet y las redes sociales—, una práctica que atenta contra los derechos de los niños y niñas y que en la Unión Europea solo está regulada en Francia y en Italia. Colabora con el Ministerio de Juventud e Infancia en la creación de la ley orgánica para la protección de la infancia en el entorno digital. Conocida entre sus más de 37.000 seguidores en Instagram y 114.000 en YouTube como Medianoche, acaba de publicar su primer libro: Protege a tus hijos de la sobreexposición en la red (HarperCollins, 2024).
El activismo de Díaz comenzó cuando buscando una receta de cocina dio con un canal de YouTube de los que “se llaman familiar”: “Pero era, básicamente, un reality. Me sentí mal por ver algo tan íntimo. Cualquier situación o actividad de los hijos era utilizada como contenido. Cuando jugaban, cuando enfermaban… Pensé, ¿pero esto es legal?”, recuerda. “Y lo peor es que esto está aceptado. Incluso reciben premios. Nadie lo denunciaba y me sentí en la obligación de hacerlo. Ni el defensor ni la Fiscalía de menores están ahí; las redes son ciudad sin ley”, prosigue, “pero una vez que has visto ciertas cosas, no puedes ignorarlas”.
PREGUNTA. Cierra su último libro con una confesión sobre los efectos que está teniendo su activismo en su salud mental…
RESPUESTA. En todos estos años he visto cosas horribles y no he vuelto a ser la misma. No he podido volver a dormir del tirón, tengo pesadillas y la sensación de que vivimos en una distopía, que la realidad está distorsionada y el menor es siempre utilizado para negocios y fines lucrativos por los adultos. Internet está lleno de imágenes de menores sexualizadas y de comentarios inapropiados de depredadores. Voy a terapia. Convivo con una pena, con un dolor, que he llegado a normalizar para seguir adelante. Siento impotencia de no poder ayudar. Me apena que haya familias a quienes les adviertes y pasan de todo.
P. ¿Quién gana con el sharenting?
R. Empresas, las marcas, que hacen mucho dinero. ¿Sabes que en las escuelas y agencias de marketing está extendido que si utilizas niños y animales en las publicaciones tendrás más éxito? Ya lo dijo María Pombo: lo más visto en la red son animales, niños y novios. Esto lo saben muchas familias. Y gana el espectador, que es a quien le gusta consumir contenido de niños. Y los pedófilos porque sacan de ahí el material. Mucha gente cree que todo el contenido sensible está en la deep web. Pero contenido sensible es todo, porque son menores. Aquí hay muchos culpables: evidentemente, los adultos que lo hacen, pero también los que consienten y los que miran hacia otro lado.
P. ¿Recibe mensajes de influencers a los que ha abierto los ojos?
R. Algunas influmamis me han escrito con mucha sinceridad. Una, bastante conocida, me ha llegado a decir que en sus noches de insomnio ve mis vídeos uno tras otro. Ya está cambiando sus contenidos. En el libro hablo de un canal familiar al que intenté advertir de los peligros del sharenting. La respuesta siempre fue que les dejase en paz. Hasta que un día alguien les reprochó no haber mostrado el cambio de pañal en su último vídeo. El autor del comentario era un tipo que tenía listas de reproducción con más bebés en pañales. Esta familia no ha vuelto a sacar a sus hijos. Es algo repugnante, pero no podemos olvidar que el 72% del material incautado en redes de pedofilia son fotos sin connotación sexual y conseguidas en las redes sociales de las familias —dato extraído del estudio Los peligros del sharenting: fraude en línea y material de abuso sexual infantil, elaborado por la Universitat Oberta Catalunya en 2023—.
P. Y de ahí la importancia de insistir en que ninguna foto debería compartirse en internet…
R. ¿Vas a la salida del metro y empiezas a repartir fotos del álbum familiar a todo el mundo? Pues es lo que estás haciendo cuando compartes fotos de tus hijos. El sharenting responsable no existe. Y no intento crear alarma social. Pero estos depredadores ya están y no les hace falta motivación extra… Se lo ponemos fácil a la hora de conseguir material.
P. ¿Sirve de algo tener cerrado el perfil en redes como Instagram?
R. Toda protección está bien. Limitar a un público determinado a quién le mandas cosas… Pero puede haber pedofilia dentro de la familia. Y quien comparta lo que compartes.
P. ¿Cómo se ha podido normalizar que los niños sean sobreexpuestas en internet, cuando en televisión, cine y publicidad solo funciona con regulación?
R. Es fácil normalizar algo si no hay leyes que prohíban y regulen. Si las autoridades no actúan, la gente interpreta que está bien hecho. No podemos culpar solo a la sociedad que no se cuestiona las cosas, es que los organismos que velan por los derechos de la infancia deberían estar funcionando. El 89% de las familias españolas comparte al menos una vez al mes imágenes o vídeos de sus hijos, según el estudio EU-kids online 2020, y, por el motivo que sea, no se está aplicando el derecho a la intimidad, a la propia imagen y al honor en el entorno digital.
P. España está trabajando en un anteproyecto de ley en este ámbito y cuentan con su voz como colaboradora. ¿Existen países donde se haya regulado el tema?
R. Francia es pionera e Italia ha tomado su legislación en este tema de ejemplo y la ha replicado. Aunque no sé los efectos, no sé si está sirviendo de algo. Pero fueron los primeros en buscar una solución y en decir que esos niños expuestos en redes están trabajando. No todos hacen campañas, pero todos suben el engagement a las cuentas de sus padres. En cambio, en Estados Unidos, el Estado de Illinois lo ha regulado fatal en una ley aprobada en julio de 2023: puedes poner a trabajar a tus hijos en internet siempre y cuando les pagues por ello.
P. ¿Qué cree que mueve a la gente anónima a exponer a sus criaturas?
R. Hoy en televisión he compartido programa con una señora que dijo que es consciente de que exponer a sus hijos es peligroso, pero que no se puede resistir. Eso es enganche a la validación social.
P. ¿Cree que quien detecta y rechaza el sharenting no se atreve a advertir a sus seres queridos por miedo a ofender?
R. Sí. A la hora de hablar de este tema alto y claro, no todo el mundo se atreve; el que más y el que menos exhibe a sus hijos en redes y se populariza el discurso de “yo no expongo a mis hijos, pero que cada cual que haga lo que quiera”. La gente, aunque abra los ojos, no quiere enfrentarse a personas cercanas, manchar su imagen en redes o crear polémica.
P. Cuando aquellos que cuelgan las fotos de sus hijos empiezan a ver, ¿de qué se dan cuenta?
R. Más allá de las cuentas familiares, algunas veces privadas, veréis cuánta gente utiliza a la infancia para intereses propios. Cuentas del sector educativo y de salud que se promocionan usando a los niños y, muchas veces, en situaciones vulnerables. Muchos centros piden permiso a las familias para que sus hijos e hijas aparezcan, pero si se niegan, estos niños son apartados en clase, se les estigmatiza.
P. ¿Alguna o algún influencer que haya hecho ese clic se ha sumado a la causa?
R. Es común que no reconozcan que lo que han estado haciendo daña a sus hijos. Van cambiando de ser un canal familiar para centrarse en otras temáticas… Saben que los que nos enfrentamos al sharenting tenemos razón, pero no nos la dan. La reacción normal es que, cuando se lo haces ver, se sientan atacados y se ponen a la defensiva. Sienten mucha culpa, pero prefieren tacharme de hater y mirar hacia otro lado.
P. ¿Tiene esperanza en que cambien las cosas?
R. Hay gente que dice: “Hasta que no pase algo gordo nada cambiará”. Pero hemos visto niñas con fotografías modificadas con inteligencia artificial, niños que han hablado, testimonios de víctimas de sharenting con problemas psicológicos; menores ridiculizados, niños meme, casos de grooming, engaños de pederastas. No se me ocurren muchas cosas más fuertes que estas y no aprendemos. ¿Reaccionaremos a base de legislación y de prohibición? Me temo que sí.