¿Apuntar a los niños a un gimnasio o a un deporte? Los beneficios pueden ser los mismos
Más allá de una mejora física, la práctica de ejercicio regular aporta bienestar mental y emocional, enseña constancia y desarrolla su capacidad de establecer metas y alcanzarlas. Eso sí, siempre con una intensidad adaptada a la edad del menor
La práctica de ejercicio regular aumenta la producción de las llamadas endorfinas, unos neurotransmisores del cerebro que proporcionan bienestar y felicidad, y que son fundamentales para el equilibrio de la salud mental. En el caso de los niños, el deporte cobra especial interés y relevancia porque, desde edades muy tempranas, estos necesitan moverse, correr y canalizar su gran energía. Así que la práctica de ejercicio conlleva varias mejoras a un nivel multifactorial. “Entrenar en cualquier disciplina, ya sea un deporte en concreto o en el gimnasio, ayuda a un niño a que se desarrolle de manera armónica. A su vez, fortalece la inmunidad y el sistema nervioso, y su impacto en la salud es muy beneficioso en general”, asegura Amelia Pérez Visani, psicóloga especialista en terapia con niños en el Centro Psicopedagógico Ariadna. “El ejercicio regular le enseña a un niño la constancia, la disciplina, les desarrolla no solo la fuerza, sino la fortaleza del carácter y de voluntad, además de la capacidad de establecerse metas y alcanzarlas”, agrega. Sin embargo, una cosa es que los niños salten, corran o hagan algún deporte de forma esporádica y otra que comiencen a ir a un gimnasio y realicen ejercicios de fuerza y acondicionamiento.
El trabajo físico a edades tempranas implica beneficios en muchos aspectos, tanto físicos como emocionales. “Solo a nivel de logopedia, por ejemplo, la propiocepción y el control del propio cuerpo tiene muchos beneficios y mejora su comprensión y la capacidad de comunicación que se nota en edades más avanzadas”, cuenta Ana Isabel Martínez López, psicóloga, logopeda y directora del espacio multidisciplinar infantil del Centro de Psicología Vélez Rubio. Aquí una de las actividades a las que les dan prioridad es la práctica de gimnasia. “Al programar una rutina deportiva para niños se sugiere seguir un modelo jerárquico que comienza por proporcionar ejercicios cardiorrespiratorios de una intensidad relativa y apropiada para la edad”, explica esta experta. Y agrega: “En nuestro centro, desde el punto de vista físico, los niños mejoran la fuerza, la elasticidad, el equilibrio, la agilidad y la coordinación. Por lo que disminuye el cansancio, mejora la salud cardiovascular, el sistema inmunitario y la calidad del sueño”.
Una investigación publicada en marzo de 2023 en la revista científica International Journal of Environmental Research and Public Health (MDPI), y llevada a cabo por expertos españoles en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid, llegaba a la conclusión de que el entrenamiento de fuerza es eficaz, seguro y saludable para el grupo de edad comprendido entre los 8 y 14 años. En concreto, en el estudio denominado Entrenamiento de fuerza en las adaptaciones neuromusculares y morfológicas en niños prepúberes se detalla cómo la fuerza muscular aumentó en el 100% de los casos, lo que llevó a un incremento de la masa corporal magra y a una disminución de la grasa corporal, independientemente del género y el nivel de actividad física.
Uno de los mitos de la práctica de ejercicio en niños pequeños es que hacerlo a edades tempranas puede llevar a detener el crecimiento natural de los huesos. Sin embargo, esta investigación ponía de manifiesto cómo el entrenamiento de fuerza puede ser beneficioso para el crecimiento del cuerpo y de los huesos. De hecho, asegura que el entrenamiento con pesas tiene una tasa de lesiones menor que la mayoría de los deportes y puede ayudar a prevenirlas al fortalecer el cuerpo.
Muchas de las razones por las que el ejercicio mejora la salud mental y cognitiva en los adultos también son válidas para los niños. Por ejemplo, en el caso de los menores que son propensos al estrés o a la depresión debido a las presiones sociales, las tensiones académicas, el acoso escolar o posibles conflictos con sus progenitores, profesores u otros niños en el colegio. Tal y como se recoge en un artículo de investigación Psychological Benefits of Exercise for Children (2016), realizado por la psicóloga especialista en Terapia del Comportamiento Infantil Karin Gonzalez y publicado en la plataforma educativa Study, los beneficios en la salud mental son diversos. Se produce una disminución de la depresión y el estrés, una actitud positiva ante la vida y una sensación de felicidad mayor tan solo un par de horas después de participar en cualquier ejercicio. “Además, el hecho de hacer ejercicio al aire libre con exposición al sol resulta muy bueno, pues aumentan sus niveles de vitamina D de forma natural, además de que el deporte puede ser una forma de meditación, ya que a menudo aleja cualquier pensamiento, ansiedad y preocupación de su mente, además de la práctica de la consciencia y la atención plena”, se señala en el artículo.
Amelia Pérez Visani recalca también que la práctica de ejercicio beneficia el equilibrio y la regulación emocional natural. “A nivel químico se liberan hormonas como la serotonina, la dopamina y las endorfinas, pero, sobre todo, la realización de ejercicios junto a otros niños o los deportes en equipo ayudan a las habilidades sociales, a compartir”, comenta esta experta. Además, según añade, se aprenden valores: “Se pueden compartir muchas cosas, se propicia el compañerismo, pero también el autocuidado hacia uno mismo y hacia los demás, y todo ello genera vínculos con los otros compañeros”.
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