El humor como herramienta para criar y para aliviar la culpa de madres y padres
El sentido del humor permite una desescalada del nivel de estrés, de la intensidad de un conflicto o de las emociones negativas, y también mejora el vínculo paternofilial. Pero las bromas, que han de estar adaptadas a la edad del menor, no deben utilizarse para evitar conversaciones incómodas o para ridiculizar
Decía el pianista y comediante danés Børge Rosenbaum (1909-2000), conocido artísticamente como Victor Borge, que “la risa es la distancia más corta entre dos personas”. Esa máxima, convertida en una indiscutible verdad, es aplicable a cualquier relación personal, también a la que se establece entre madres, padres e hijos. Según los resultados del artículo de investigación El humor en la crianza de los hijos: ¿tiene algún papel?, publicado en la revista Plos One este 2024, obtenidos de una encuesta realizada a más de 300 personas, siete de cada diez adultos creen que el humor puede ser una herramienta eficaz para la crianza de los hijos. Los autores de la investigación, además, encontraron una fuerte correlación entre el empleo del humor y la calidad de las relaciones de los encuestados con sus progenitores: aquellos adultos que aseguraban que sus padres lo utilizaron durante su crianza tenían más probabilidades de decir que sus progenitores habían hecho un buen trabajo y que tenían relaciones de calidad con ellos.
“Los hallazgos de esta encuesta son consistentes con la evidencia previa, que muestra que el humor tiene efectos positivos en la crianza y puede mejorar las dinámicas familiares”, explica la psicóloga Lucia Rodríguez Brines, fundadora del centro Psitam Psicología de Granollers (Barcelona). Según la experta, esa mejora de las dinámicas familiares se debe a que el humor compartido fomenta la cercanía emocional y actúa como “un descongestionante emocional”, permitiendo una desescalada del nivel de estrés, de la intensidad de un conflicto o de las emociones negativas.
“Su empleo también desarrolla la capacidad de ver las cosas desde múltiples perspectivas, una capacidad que puede hacer que las personas sean más comprensivas y estén más abiertas a diferentes puntos de vista, mejorando la comunicación y la resolución de conflictos. Además, crea recuerdos positivos que pueden ser una fuente de unión a lo largo del tiempo”, añade la psicóloga, que destaca por último la importancia del sentido del humor para enfrentar dificultades, además de ser una herramienta para enseñar a niños y niñas habilidades emocionales y sociales clave como el optimismo y la resiliencia.
En este último aspecto incide también la psiquiatra María Velasco, autora de Criar con salud mental (Planeta, 2023), que considera que el sentido del humor constituye “una gran herramienta humana de resiliencia que permite tomar la distancia necesaria para transformar algo negativo o difícil en algo de lo que, al haber esa distancia, puedes incluso reírte”.
¿Una presión más para los padres?
Pero, ¿qué se entiende por sentido del humor? Citando la concepción del sentido del humor de la psicología positiva, Rodríguez lo define como la “capacidad de percibir lo divertido, utilizando la risa para aliviar el estrés y mejorar el bienestar”. Una aptitud que, en su opinión, requiere de “flexibilidad cognitiva”, lo que permite a las personas reinterpretar las circunstancias de manera positiva, algo básico para el afrontamiento de situaciones difíciles y para fortalecer las relaciones.
Para Velasco, se trata de una herramienta que puede servir para todo en la vida, pero que no es fácil de desarrollar. “Quien tiene sentido del humor, lo tiene para todo: para criar, para solucionar problemas en el trabajo y para enfrentarse a la vida. Uno no puede decir: ‘¡Hoy voy a tener sentido del humor!’. Te lo tienen que inculcar, tienes que estar bien de ánimo, tienes que tener unas determinadas habilidades personales… Creo que tenemos que tener cuidado en que no sea otra exigencia más para los padres y las madres, otra de esas soluciones milagrosas para criar a tus hijos: ¡Ten sentido del humor y así tus hijos saldrán fenomenal, supersaludables y superexitosos!”, matiza la psiquiatra.
En ese sentido, de la encuesta publicada en la revista Plos One llama la atención otro dato: casi siete de cada diez padres afirmaron que valorarían un curso sobre cómo utilizar el humor en la crianza. “El sentido del humor es importante, pero no garantiza nada y puede incrementar la exigencia. Es mucho más relevante el vínculo seguro con nuestros hijos, la estabilidad, el estar bien de ánimo, el ser coherentes, el criar en una balanza entre el cariño, el amor, y los límites…”, añade Velasco.
No obstante, en un contexto como el actual, marcado por el estrés, las prisas, la falta de tiempo y la sensación de fracaso que acompaña de forma constante a muchas madres y padres, la experta considera que el sentido del humor puede ser una herramienta muy útil para tomar distancia emocional. Una opinión que secunda Rodríguez: “El humor puede aliviar la culpa y la autoexigencia excesiva, ayudando a los padres a aceptar que no son perfectos y que está bien cometer errores. Por ejemplo, reírse de un error de crianza sin castigarse por él puede ayudarles a ser más compasivos consigo mismos”.
¿Qué tener en cuenta a la hora de aplicar el sentido del humor a la crianza?
Aunque María Velasco no es partidaria de poner límites al sentido del humor (“Si hay que ponerlos es que no es humor, porque el sentido del humor es una forma de hablarnos y contarnos las cosas que ni nos daña ni daña a los demás”), según Lucía Rodríguez sí que es necesario tener en cuenta algunos consejos básicos a la hora de emplear el humor en la crianza. Entre ellos, por supuesto, evitar la humillación, el sarcasmo o usar el humor para ridiculizar o avergonzar a los hijos. “Las bromas que hacen sentir mal a los niños o que exponen sus errores públicamente pueden afectar seriamente su autoestima”, afirma la psicóloga, que también recomienda no utilizar el humor para esquivar conversaciones importantes o problemas graves (“A veces es necesario tener conversaciones serias y constructivas”) o como sustituto de una disciplina y unos límites necesarios.
La psicóloga anima también a considerar la edad y la madurez de los hijos, ya que el tipo y la complejidad de humor deben ser apropiados para ellos; y a tener en cuenta que cada niño tiene su propio sentido del humor y sus propios límites. Y, por último, a utilizar el sentido del humor de forma ocasional, no como una herramienta recurrente. “Un exceso de bromas puede hacer que luego los niños no se tomen en serio temas importantes o las directrices de los padres”, advierte.